Prólogo.

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-Miss Tebank le espera, señor.-le informó el alto y repugno mayordomo, colocándose bien la manga de su camisa, de color blanco puro. Encima de esta, vestía una chaqueta negra larga, y una pajarita negra hacía llamar la atención de su largo y ancho cuello.

-Gracias.-le dijo fríamente, y acto seguido, se dirigió a la puerta, y tocó levemente. Un ''adelante'' le invitó a pasar.

Una señora de mediana edad, subida en unos tacones de aguja y un llamativo vestido rojo pegado le esperaba apoyada en la mesa principal de la sala, situada justo en medio. Detrás, numerosas estanterías llenas de botellas de líquidos de lo más diversos colores y vistas.

-Frank.-saludó la señora, clavando la uña del dedo índice en la maciza madera, y incórporandose un poco.

-Señora.-bajó un poco la cabeza en señal de respeto.

-Siéntate.-ordenó la mujer, señalando una silla qué había a la derecha de ella. Frank asintió, y tomó asiento.

-¿Champán?-ofreció la miss. Frank asintió, y la señora cogió dos vasos, y empezó a derramar bebida en ellos.

-¿Ya está todo?-preguntó la mujer, ondeando su vestido rojo.

-Más qué listo, miss Tebank.

Colocó un vaso frente a Frank, y empezó a beber de su vaso.

-También tengo el nombre.-añadió Frank.-Nadie será capaz de resólverlo.

-Eso está bien, mi querido Frankie, muy bien.-dijo con voz mortífera.-Ya sabes, se lo pasé a Wonderwood todo. Espero qué lo tengas todo.

-Sí.-confirmó Frank, tomando un trago.

-Adelante, Frankie, adelante. Esto pinta bien.-sentenció.

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Es un prólogo corto, ya, pero tiene el punto de la historia. Espero qué os guste, besos ;)

Shannon y el misterio del anilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora