➼06.

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Te quiero.



Las palabras de Jungkook fueron rescatadas por tu confusa conciencia a medida que ibas despertando en aquella cama que no era la tuya. Olía a cloro y a desinfectante. Tu cabeza dolía como mil demonios y un repetitivo "pib" sonaba cada tres segundos.

El hospital. Estabas en el hospital.

El rostro preocupado de tu madre fue lo primero que viste al despertar. Sus ojos, llenos de lágrimas, lucían apenados mientras un torrente de palabras se precipitaban de sus labios, pero no llegaban a tus oídos. Estabas aún demasiado aturdida.

Para cuando llegó la noche, habías entendido que estabas ahí por el accidente, que tu cuerpo se había resentido del golpe y tenías una fea cicatriz en el estómago de por vida, pero afortunadamente, la herida no había dañado ningún órgano vital. El resto eran contracturas y heridas menores. Si todo iba bien, dijo el doctor, en un par de días estarías en casa.

Convenciste a tu padre para que se llevase a tu madre a tu apartamento a dormir, por tu propio bien más que el de ella, ya que no podías descansar teniéndola alrededor hablando constantemente y preguntándote cada cinco minutos si te sentías mejor.

Cerraste los ojos unos segundos cuando tu familia se fue y finalmente pudiste saborear la tranquilidad, pero unos suaves golpes en la puerta te interrumpieron.

— Adelante—Dijiste, seguro que era tu padre que había olvidado llevarse algo.

Jeon Jungkook se detuvo a los pies de tu cama y esa opresión volvió a tu estómago. Lucía cansado y casi enfermo y eso hizo que tu corazón se contrajera de dolor por él.

Viste como pasaba la lengua por sus labios y se aclaraba la garganta antes de hablar, pero tú no estabas dispuesta.

— Oye, Jungkook...—Le interrumpiste antes de darle oportunidad de empezar —Lo sé ¿ok? Sé lo que vas a decir y sé que lo sientes y está bien. No te odio, de verdad. He estado a punto de morir y no voy a gastar mi vida sintiendo rencor hacia ti ni hacia nadie, he aprendido la lección. Si has venido para pedir perdón, no hace falta. Te perdono, Jungkook.—No supiste en qué momento, tus ojos se llenaron de lágrimas, pero tus labios dibujaron una sonrisa. —No creo que seas una mala persona, Jeon. Sólo cometiste un error y está bien, está olvidado. Ahora, por favor, sólo déjame en paz.

Te dolía. Dolía tanto. Dios, ¿por qué era tan difícil decirle a Jungkook que se fuese después de haberte herido de esa forma? No se suponía que fuese difícil despedir a alguien que te ha hecho daño ¿verdad? Pero tu corazón dolía y tus ojos no paraban de llorar.

—Sólo...vete, Jungkook. Necesito que te vayas.

Pero no te sentiste mejor cuando él se fue, cerrando la puerta tras de sí.


Observaste el familiar cuadro, sonriendo ante el recuerdo de cuán divertido fue pintarlo.

Estabas en la habitación de DaeJung, en la segunda planta, quimioterapia.

Por algún motivo no podías dormir y te sentías profundamente triste, así que ver al pequeño siempre era un buen remedio para tu alma. Conociste a Dae a principios de aquel curso y siempre te impresionó la fortaleza del joven, que había estado enfrentando el cáncer desde una edad muy temprana.

Desde que lo conociste, ibas a visitarlo una vez cada dos semanas, para enseñarle a pintar de forma gratuita. Desde que no tenías dinero para ayudar al hospital ni conocimientos médicos, optabas por ayudar con tu granito de arena, a que Dae tuviese algo en lo que entretenerse durante las largas horas ingresado en aquel horrible lugar.

El cuadro que pintaste para él a principios de curso seguía fielmente expuesto frente a la cama del pequeño. Y te hizo pensar en Jungkook y en la forma en la que había descrito aquel cuadro durante la cena con tu familia, volviste a preguntarte cómo demonios sabía él acerca de aquella obra tuya.

Decidiste que fuese cual fuese la respuesta, no era momento de pensar en Jungkook. Era lo único en lo que no querías pensar aquella noche.

Pero el destino no estaba por la labor de obedecer.

Sonreíste ante la imagen de Dae que se había quedado dormido y te levantaste para tapar al chico mejor.

Fue entonces cuando tu mirada se alzó hacia una de las fotografías pegadas a la pared, tras el cabecero de la cama, que hizo girar tu mundo al revés.

No podía ser.



Mientras volvías a tu habitación, las lágrimas no conseguían parar. Lo que habías visto en aquella fotografía te perseguía y al mismo tiempo, daba sentido a tantas cosas.

Habías estado tan equivocada todo el rato. 

Tan. 

Equivocada.

Las puertas del ascensor se abrieron mostrándote el largo y vacío pasillo donde estaba tu habitación. A medida que te acercabas, viste que no estaba completamente vacío.

Jungkook seguía ahí, de espaldas. Observando la vacía habitación, con una mano en el bolsillo del pantalón y otra sosteniendo un ramo de rosas.

Te acercaste y él notó tu presencia, girándose para mirarte algo nervioso.

— Sé lo que dijiste sobre que querías que me fuera pero...No puedo.—Dijo —No puedo renunciar ahora, no importa lo mucho que haya jodido las cosas contigo, no me pidas que abandone. No...—Se paró en seco, mirándote —¿Por qué lloras? —Dijo, con una nota de pánico —¿Ha pasado algo malo?

—¿Por qué no me lo contaste?—Dijiste, tu voz ahogada entre lágrimas.

—¿Contarte qué?

—Que eres el hermano de DaeJung.

Jungkook te miró sorprendido, sin esperar aquellas palabras, pero bajó la cabeza con gesto de disculpa.

— Lo siento...jamás supe cómo acercarme a ti. ¿Sabes? Mi hermano estaba tan triste hasta que te conoció. Cuando le regalaste aquel cuadro y te ofreciste para enseñarle a pintar...fue como si hubiese revivido. Yo...siempre venía y os observaba desde fuera. Su sonrisa, tu dedicación...él mejoraba y su forma de hablar de ti...cuando me contaba sobre las cosas que le decías, sin darme cuenta comencé a sentir cosas por ti, pero tu jamás me diste la oportunidad de entrar en tu vida. Ni siquiera a través de Hoseok. Siempre salías corriendo, huias, y tuve miedo de ser el motivo por el que te alejaras de DaeJung si yo te revelaba que era su hermano. Él te necesitaba más que yo, así que me dije...me dije a mi mismo que estaba bien, pero entonces Hoseok me contó lo de tu familia y creí que era una oportunidad para acercarme a ti. Claramente me equivoqué, porque sólo conseguí que me odiases más. Lo siento.

Jungkook miró hacia abajo, pero pudiste ver las lágrimas brillando en sus ojos antes de que las ocultara.

Te sentías como si acabases de bajar de una montaña rusa en la que habías estado subida durante meses, y todo fuese jodidamente confuso.

Todo no, había algo que estaba muy claro.

—Jungkook

— ¿Sí?

— Eres un idiota.—Dijiste, quitándole el ramo de flores de la mano para sostenerlo en las tuyas. Él te miró y tu alzaste la cabeza, atrapando sus labios.

Estaban salados por las lágrimas de ambos pero aún así, fue el beso más dulce que lograrías recordar en tu vida. Jungkook fue pillado por sorpresa y tardó un tiempo en reaccionar, pero cuando lo hizo, te sostuvo con delicadeza mientras una mano acariciaba tu mejilla y su boca exploraba la tuya con devota lentitud.

Una sensación de plenitud explotó en tu pecho como la primavera lo hacía en las flores y jurarías que podías ver estrellas en el interior de tus párpados mientras él te besaba.

Te preguntaste en tus adentros si así era cómo se sentía estar enamorada.

Jungkook finalmente se separó de ti y te miró a los ojos.

—He esperado tanto por ti.

starboy ; jjkजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें