Un error evitable

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Hasta aquí, susurré y enseguida me di un tiro en la cabeza.

Minutos antes me encontraba yo, parada en medio de la oscuridad de la noche, intentaba calmar mis pensamientos y mi respiración, parecía que tanto correr iba a sacarme el corazón del pecho. Hacía mucho frío, sentía como mis manos empezaban a entumirse gracias a los agujeros de mis guantes o quizá por el miedo que invadía mi cuerpo. No sabía qué hacer, me encontraba ahí pensando en todo lo que ocurrió hace unos momentos; de pronto, empiezo a escuchar las sirenas de la policía acercarse a mí, por fin me encontraron, lágrimas empiezan a brotar de mis ojos y empiezo a recordar todo lo que pasó. Todo sucedió de forma tan inesperada y rápida que no supe cómo reaccionar y mucho menos si lo que hice estuvo bien. Primero, me encontraba afuera de la casa planeando como entrar sin que nadie lo notara. Luego, me encuentro caminando de prisa en busca de la puerta, cuando de pronto alguien enciende la luz y era ella, la reconocí con el simple hecho de ver sus ojos. Su mirada era la misma y no había cambiado desde la última vez que la vi, se veía esa extraña mezcla de tristeza y malicia en ella. Hacía años que no la veía y mucho menos escuchaba su voz, pero a pesar del tiempo, comienza a hablarme con ternura y me pide explicaciones sobre todo lo que ocurrió años atrás. Realmente no tenía la respuesta a todo y comencé a ponerme nerviosa y empecé a temblar. Todo lo que había logrado agarrar empieza a caerse de mis manos. El tiempo pasa rápido y decido correr hacia la puerta para escapar, pero algo hace que me detenga y la voltee a ver una vez más. Ella comenzó a llorar, hacía años que no nos veíamos y estábamos tan cerca la una de la otra, quería que le explicara el por qué decidí irme sin explicación ni motivos aparentes. Tantas preguntas empezaron a abrumar mi mente y entro en pánico. Yo no me siento bien y suelto lo poco que quedaba aún en mis manos de golpe. Al momento de que las cosas caen al suelo siento la mirada de mi madre y veo como en sus ojos se refleja la esperanza de que corra a sus brazos. Se equivoca, me observa fijamente y mientras tanto decido meter una de mis manos a mi abrigo. Comienzo a buscar dentro, hasta encontrarla y entonces la sujeto firmemente, es la única forma de parar todo. No quiero hacerlo, pero la situación me obliga, mi mente se nubla y siento que me estoy asfixiando por todas las preguntas y su mirada me incomoda. Al momento de sujetarla con mis manos, hago un movimiento rápido y exacto de tal forma que queda apuntando hacía mi madre. Pasan unos segundos y su semblante cambió completamente. Uno, dos y tres disparos, le di justo en el corazón, la sangre empieza a salir con tanta rapidez que su ropa empieza a teñirse de color rojo. Su reacción al verlo que iba a hacer no la podré borrar nunca de mi mente, pero ella me obligó. Fue entonces cuando reaccioné y decidí que tenía que escapar, mi padre no tardaba en despertar y ver todo lo que ocurrió para entonces llamar a la policía. No tuve otra opción más que correr lejos de ese lugar. ¿Cómo era posible que pude matar a mi madre? Sí, se lo merecía, pero nunca me creí capaz de realizar eso que tanto tiempo había imaginado. La rabia y la valentía que sentí en ese momento era inexplicable pero poco a poco un sentimiento de culpa empieza a invadirme. Mi mente vuelve a nublarse un poco y dejo de correr. Me quedo ahí parada en medio de la noche y lejos de mi casa, no sentía mis piernas de tanto correr y mi corazón estaba a punto de explotar. De pronto, son ellos, parece que mi padre hizo lo que imaginé. La policía se aproxima a mí y aquí me encuentro yo reflexionando sobre lo que ocurrió. El miedo invade mi ser y vuelvo a tomar el arma, colocándola sobre mi cabeza. Tantas emociones no me dejan pensar con claridad y no sé si lo que haré está bien. Debo poner un alto a todo, es el fin.

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