PRÓLOGO

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Historia protegida por derechos de autor de Lorena Escudero. Copyright 2014.

SEGUNDA FINALISTA A LOS PREMIOS WATTY 2014, CATEGORÍA: ROMANCE EN ASCENSO.

Book trailer: https://www.youtube.com/watch?v=uAEEH8U25ls, por @HctorSciitio

ESTA HISTORIA  ESTÁ PUBLICADA EN AMAZON, SI QUIERES LEERLA COMPLETA PUEDES ENCONTRARLA EN:  rxe.me/AYA7TB

***


La sala estaba repleta.

No sabía para qué misterioso asunto el viejo y decrépito Zeus me había hecho llamar con tanta urgencia. ¡Estaba harto de él! Me había interrumpido justo en el momento en que más me divertía: me encontraba en el instituto, observando cómo después de tocar con la luz de mi láser del amor al pringao de la clase, este se tropezaba de repente con la Barbie de turno (véase la chica de estilismo pijo con abuso de los colores rosas, del maquillaje y una ligera obsesión por su melena rubio platino) que pasaba por su lado y se caía de bruces, aplastándose las gafas en el montón de libros que llevaba encima. Qué patético. ¡Chúpate esa, empollón de mierda!

El muy idiota no hacía más que mirarla embobado en lugar de sentir la vergüenza que debiera sentir cualquier persona normal. ¡Ja! ¡Le había tocado con la luz del láser justo en el momento más oportuno! Esos críos a veces eran de lo más divertido, pues reaccionaban de maneras impensables en las situaciones más comprometidas; sinceramente, tocarles los huevos era mi forma preferida de matar el tiempo.

Y así estaba, echándome unas carcajadas gracias al pringao al que le había tocado ser víctima de mi aburrimiento, justo cuando me sonó el whatsapp. Ahí estaba el mensaje del chupaculos de Zeus, Ganímedes:

"Mueve el culo YA. Zeus quiere verte de inmediato en la sala de audiencias. ¡Ni se te ocurra entretenerte!"

Con que el abuelito quería verme... ¿Estaba cerca mi cumpleaños? ¿Me iba a regalar otro coche? No, ¿un viaje a Ibiza? Ese último no me apetecía mucho, estaba harto de viajar allí con la corte del Olimpo... Las ninfas me hastiaban y no hacían más que pegárseme al cuello como las abejas a la miel y, sinceramente, ya estaba harto de dar palmaditas en culos que parecían una pelota de tenis. Un poquito de por favor, hombre, que si quiero una mujer de plástico me la compro.

A lo que iba: no me quedó más remedio que obedecer a la llamada y, ni cinco minutos más tarde, me encontraba en la sala de audiencias del Olimpo observando la cara alargada de Ganímedes. Se encontraba al lado de mi abuelo, pero el viejo, en lugar de mirarme a mí, miraba cabizbajo hacia el suelo.

Recorrí la estancia con los ojos, la cual, con sus antiguas columnas de mármol blanco y los grandes ventanales por donde entraba la luz del día a raudales, había sido modernizada; en vez de estatuas de mármol o granito esculpidas a mano ahora había imágenes digitales a tamaño real de los Doce Grandes del Olimpo. Así, a lo bestia.

Entre las imágenes digitales, alguno que otro bostezando aquí y allá, se encontraba toda la plebe olímpica siendo testigo de la reunión. ¿Por qué había tanta gente en la sala? ¡Si hasta estaba la bruja de Hera! Parecía estar pasándoselo en grande la muy rastrera, mirándome con una sonrisita sabidonga y los ojos entrecerrados. Que yo supiera no me había metido en ningún lío, al menos ninguno fuera de lo normal en mi carrera...

—¡¡¡EJEM!!!—carraspeó mi abuelito de pronto llamando al silencio a los presentes y sobresaltándonos a todos.

Di un respingo.

CASTIGO DIVINO [A LA VENTA EN AMAZON]Where stories live. Discover now