El Destino
"No hay presente: todos los caminos son recuerdos o preguntas." ―Miquel Martí i Pol
A media tarde Zayn y Alexandra entraron al Covent Garden, uno de los barrios de la ciudad de Westminster, este era popular por sus tiendas, artistas callejeros y diversos centros de entretenimientos como bares, clubs, cines y teatros. Cruzaron el mercado principal y Alex se tomó el tiempo para observarlo, con las clases de la universidad nunca tenía tiempo para ir allí y también porque se requería tener una gran cantidad de dinero para comprar en él; lo que más le gustaba era el techo de cristal con sus vigas azules de las que colgaban faroles octogonales.
Era una mezcla entre la antigua Londres y la nueva, la primera te daba tranquilidad y la segunda te incitaba a pasear por el lugar. Por un momento recordó años atrás cuando iba con su hermano menor, su familia no era lo que todo el mundo llamara ejemplar y las salidas familiares no existían, así que Alex en muchas ocasiones asumía funciones de madre y padre para Tom, se escapan de casa cuando alguna pelea surgía e iban a parar en el centro de la ciudad; el recuerdo de ambos del otro lado del mercado apoyados en la baranda de metal roja riendo y jugando le sacó una media sonrisa y también algo de melancolía.
«¿Cómo se sentiría Tom una vez que se enterara que su hermana falleció?», pensó.
― O te gusta mucho el yogurt congelado o te va el coquetear con los ancianos ―comentó divertido Zayn al ver como su acompañante se quedaba embelesada.
― Ninguna de las dos ―Alex desvió la mirada y se fijó en Zayn que caminaba a su lado con ese porte relajado de chico malo― solo tuve un buen recuerdo. ―continuó y agradeció que no la dejara atrás como hacia Harry, pero ambos compartían algo en común: el silencio; se sorprendió que dijese algo, luego de toda la conmoción del accidente de tránsito donde fue salvada una vez más por él.
― Debió ser uno bueno ―dijo con aire pletórico sin quitar la mirada de enfrente.
― Si ―susurró Alexandra.
Se sentía extraña, había ido a la torre del reloj para interrogarlo y ahora que lo tenía al lado no decía una palabra, su presencia alta y delgada le llamaba la atención, pero sus ojos agudos y su actitud le intimidaban a sobremanera. No podía armar una frase sin atropellarla con sus balbuceos y se odiaba internamente por ello. Salieron del mercado y luego de caminar por dos cuadras de adoquines de piedra entraron a la calle 41 Earlham.
Dos arcos de luces de neón, uno rojo y otro azul en una pared de ladillo terroso daban paso a una puerta de vidrio en la que en la marquesina, también de cristal y letras de neón amarillo se leía "Donmar Warehouse", la entrada era más alta que ancha y al cruzar la puerta se daba paso a un vestíbulo blanco, decorado con un estilo moderno con fotografías de obras de teatro a ambos lados. Al final del pasillo se llegaba a una intersección, a la izquierda una taquilla para la venta de tickets y a la derecha una escalera angosta de color negro; Zayn que se había adelantado tomó el camino de la derecha y quitando el cordón que negaba el paso al público a esa área, como si fuese dueño del lugar le indicó a Alex que lo siguiera.
Luego de transitar un par de pasillos iguales al vestíbulo cruzaron dos grandes puertas con cortinas negras que evitaban que se colara la luz como en los cines, una vez adentro te sumías en un pequeño teatro con butacas de tapicería roja y un plato circular de tablas de madera al ras del suelo en el centro, donde se presentaban los actores. Ambos cruzaron las butacas y caminaron por el escenario hacia lo que Alexandra supuso era la parte posterior, una vez que te encontrabas en el centro del escenario podías notar como el teatro poseía un palco superior que bordeaba el lugar con mas sillas dando esa sensación de intimidad y también de que estabas en una fosa, trató de imaginarse cómo eran las obras allí.
