Déjame soñar

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A veces necesitamos que nos mientan, que nos digan que sí cuando sabemos que es no. A veces es mejor sonreír y decir que todo va bien aunque sepamos que no es cierto; somos humanos, somos así.

Es un tanto incoherente, quizás pueda ser tachado de locura, pero en ocasiones la verdad solo empaña el objetivo; en ocasiones, una mentira piadosa puede hacer que esa persona de el empujón, que no se acobarden, que se lancé al infinito y triunfe, y esto no ha de tomarse a broma

Muchas veces triunfamos y dicho triunfo puede devenir de uno de estos momentos en que alguien, por cariño o apoyo, nos dijo que podías conseguir nuestro objetivo, y finalmente lo logramos.

Las personas opinamos, a veces sinceramente, a veces de manera impulsiva, pero en ocasiones olvidamos que nuestras opiniones, nuestro parecer en un momento determinado, pueden marcar a alguien, herirlo o simplemente hacer que esa persona tache un sueño de su lista, creyéndose incapaz de algo meramente porque opinamos sin pensar.

Pensemos, luego hablemos. A veces un momento de reflexividad interna puede hacer que seamos buenos consejeros, buenos amigos, que no hiramos a quienes queremos; quizás en ocasiones haga falta tirar de fé, o simplemente de un " puede que esta vez lo consiga de verdad", quien sabe, pero intentémoslo.

Un mal gesto, un desdén, una mala cara cuando alguien está ilusionado con un objetivo relativamente sencillo en el cual ha fracasado antes, puede hacer que esa persona abandone la idea de cambiar y se ate al "yo jamás podré cambiar, soy así" que tanto daño hace.

Aliémonos en contra de romper sueños, dejemos a la gente soñar en la medida de lo lógico y posible, ¡qué digo!, soñemos imposibles, hagamos creíble lo increíble, respetemos a quien sueña.

Y tú, ¿también sueñas?

Mi Laberinto EmocionalWhere stories live. Discover now