Ennegreciéndose

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No me siento bien, Diario, por eso me desahogo en ti. Perdón por no saludarte, pero ni tengo ánimos para hacerlo. 

Hoy, al entrar a la escuela, en la fila, antes de entrar al salón, un par de chicos del grupo del que te hablé me criticaron de arriba abajo. Me sentí horrible, y lo peor es que si me preguntas lo que me dijeron no te lograría responder, ya que se me olvidó. Me aguanté la angustia hasta el primer recreo, en el cual me encerré en un baño a llorar, solo un poquito y muda. No sabes cuánto te eché de menos en esos instantes. 

¿Soy yo o todos mis compañeros se están ennegreciendo? No sé, quizá fue por mis ojos aún borrosos tras llorar, pero juraría que varios de la gente que vi en la escuela eran más oscuras que de costumbre. En fin, no me importan, solo me importa que tú, querido Diario, te estás oscureciendo aún más. ¿Qué sucede? Sabes que me puedes contar lo que sea, yo te escucho. 

Para que estés seguro hoy te daré cinco estrellitas, con eso estarás bien, ¿no? (Tras esto, María dibuja torpemente cinco estrellitas amarillas) ¡Con eso todo debe arreglarse! 

De acuerdo, Diario, eso fue todo por hoy, usa las estrellas, por favor. Adiós. 

Los monstruos que se sientan en sillas de madera| By FoxyzoWhere stories live. Discover now