El remedio
es escupirle a la cara al orgullo
mientras me lo sigo tragando.
Primaveracasiverano
no romanticéis esta metáfora
pues es literal:
Al fin ocurre algo trágico a lo que poder aferrarme,
la sangre que me brota de rodillas y manos
son todos los versos que han pasado por mi cabeza y no he escrito
reprochando "tú querías ser poeta,
ahora te jodes".
Un nuevo él dice que me quiere
el vestido de flores está lleno de sangre
mi padre me encuentra llorando en el portal.
Me levanta me limpia las heridas
esta metáfora está trillada pero es que repito
no es una metáfora.
Y es mentira:
no siempre escuece.
El vestido de flores está lleno de sangre
no escuece
mi instinto sujeta entre los dedos una rodaja de limón
gimoteo "no quiero más sal".
Disfruto cada instante de mi penitencia
después de todo no recuerdo una fase de mi vida
en la que no tuviera las rodillas desolladas.
Al fin y al cabo, dicen, va mucho conmigo
me hace parecer
inestable
infantil
una puta
enamorada de la misma piedra que resbala
con una atroz afección a las tragedias.
Dejad de romantizarme.
Por una vez que salía
con medias sin carreras
mi madre no estaba ahí para verme y
las he acabado destrozando.
Dejad de romantizarme,
no quiero más metáforas.