Es definitivo.

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Aún no me lo han dicho, pero me ha parecido escucharlo por casa. El cierre del restaurante es definitivo. No oigo hablar a mi padre. Enmudece cuando las emociones le superan. Le mata su ridícula convicción de que el valor de un hombre depende de si puede alimentar a su hembra y a su cachorro.

¿Qué pasa cuando la red que sostiene la economíafamiliar se rompe? ¿De qué vamos a vivir ahora?

Nunca había sentido unaincertidumbre tan asfixiante.    


Julia

Son las once de la mañana. Frente a mi ordenador, calculadora en mano, reviso minuciosamente el precio de mi último año de carrera. A dos semanas de que empiece el curso. Si puedo empezarlo, claro. En algún momento tendré que salir de mi cuarto. Pero no sé cómo se afronta esto. 

PARADO. El sistema ya no cuenta contigo.Where stories live. Discover now