El Diario de Ana Frank

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El Diario de Ana Frank es considerado como la voz más inspiradora, fuerte y al mismo tiempo desgarradora de los oscuros días de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de haber logrado esconderse con su familia por poco más de dos años, la vida en La Casa de Atrás era una constante sensación de paranoia por ser descubiertos, el miedo, la desesperación, la ansiedad y los sustos eran parte de su rutina diaria.

La peste, el hambre y los constantes conflictos con la familia de arriba eran el pan de cada día de Ana y su familia, con quienes no llevaba la mejor de las relaciones. Ana era considerada por su madre una insensata y risueña jovencita que pasaba su tiempo haciendo bromas y chistes y que no se tomaba nada en serio, su padre en cambio, la mimaba y la defendía de los hirientes comentarios de su madre.

Para Ana durante un tiempo él fue el único que la comprendía. Con su hermana mayor, Margot, la relación al principio es bastante pasiva, eran muy distintas, pero evitaban tener riñas. Ana se refugia en su Diario, donde escribía casi diario todo lo que ocurría en la casa, y en los libros que leía; estudiaba mitología e inglés, y al igual que su hermana y el hijo de la familia de arriba, Peter, tomaba clases por correspondencia. Pasaron helados inviernos y noches donde solo se escuchaban las bombas, los tiros y el llanto de las personas allá afuera, noches en las que nadie lograba dormir.

Pero en medio de tanto caos, hubo una pisca de esperanza, una luz al final del túnel, rumores de que finalmente los británicos llegarían y cada vez el final de la Guerra se acercaba más a la realidad. Ana tuvo días muy felices, en los que descubrió algo más que una amistar con Peter, y compartieron todo el tiempo que les fue posible juntos. Ana soñaba con ser una reconocida periodista y escritora, era una niña astuta y muy audaz, valiente y sobre todo con un corazón lleno de vida.

Algo como reseñasWhere stories live. Discover now