Capitulo 1.

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                                                                           uno

Jamás en mis diecisiete años de vida había salido de Oregón y sin duda alguna, para una primera vez, Nueva York había sido una elección espléndida.

Nueva York había sido nuestro viaje de graduación. De todas las cosas que habíamos hecho no lograba escoger una para catalogarla como ‘productiva’. Jamás me había divertido tanto en la vida como en esos siete días y estaba muy, muy, segura de qué podía decir—sobre esas vacaciones—que habían sido las mejores. Sin embargo era ahora de aterrizar, bajar de la nube (como decía mi madre) y  volver a la realidad.

Mi realidad era un viernes temprano por la mañana en la Universidad, para ser específicos en la maldita clase de educación física.  

Si, algo no muy exitante.

—Por cristo, Juliette—se quejó Sophie—verte correr me da depresión.

A diferencia de ella, yo no me caracterizaba por ser una persona muy atlética. Al contrario, repudiaba la actividad física, era muy mala en ello, y se notaba.

Mientras yo me mantenía doblada, con las manos en mis rodillas, tratando de normalizar mi respiración, Sophie se movía por todos lados. Luego de que hubiéramos dado más de cinco vueltas alrededor de la pista, ella conservaba intacta su energía. Era increíble el poder de su resistencia.

Solté un bufido y me reincorporé. El sudor en cada parte de mi cuerpo me hacía picar la piel, me sentía completamente asquerosa. Me encaminé a las gradas alcanzando mi botella con Gatorade para posteriormente darle unos cuantos tragos.

—Recuerdame porque tomé esta clase, por favor—le supliqué a Sophie cuando se acercó y se inclinó, apoyando un pie sobre la grada, para atar los cordones de sus tenis.

Su labios esbozaron una sonrisa antes de alzar la mirada en mi dirección. Sus rubios cabellos estaban atados sobre su cabeza en una coleta perfecta. Y así se había mantenido en toda la clase.

—Porque te obligué, amiga—su respuesta fue acompañada por una sonrisa sarcástica.

Cerré mis ojos, y suspire antes de hablar.

—Odio correr, odio los deportes, odio esta vida.

Sophie soltó una risa y enredó su brazo con el mío mientras nos encaminamos a los vestuarios. El líquido dentro de mi botella se había acabado antes de que pudiera darme cuenta.

—Vamos, tenemos un receso antes de que comiencen las clases. Necesito una ducha, apesto—se quejó con un mueca.

Asentí. Mi cuerpo entero reclamaba una ducha, urgente.

(...)

Estudiar periodismo había sido una meta para mi futuro desde que tenía uso de la razón. Y la facultad de Periodismo y Comunicación (en la Universidad de Oregón) me lo permitía. Desde pequeña supe que era eso lo que quería hacer el resto de mi vida.

New YorkWhere stories live. Discover now