capitulo 1

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Créanme, estar encerrada en mi habitación, como un perrito regañado no es divertido.

Tengo una mezcla de sentimientos, un caos en mi mente en este momento y, me estoy hartando de siempre hacer las cosas peores.

Es algo difícil explicar mi situación, es algo complicado.

Creo que es algo así como las reglas de transito; si estas conduciendo y te pasas la luz de transito, el oficial de parquímetro –o como se llame esta mierda- te dará una advertencia. Si lo haces de nuevo, recibes otra advertencia por parte del oficial. Pero cuando llega la tercera vez, recibes una multa por no prestarle atención a las señales de tránsito, al oficial, y a las advertencias anteriores.

Mi situación es igual... o bueno, al menos es parecida.

¿Por qué?

Digamos que para una chica de 16 años, los problemas o situaciones cercanas que creerían que están pasando son básicamente sin sentido. Tales como los chicos, las amigas, la popularidad, los profesores que están más buenos que comer con las manos... etc.

Pero ese no es mi caso.

No sé si se entiende, tal vez estoy corriendo sin saber si pueden caminar.

Yo, Erika Sofía, tengo deseos de cambiar, de ser alguien importante, de arreglar mi presente, mis pensamientos, mis decisiones, mis estupideces, en sí, quiero arreglar mi vida. Creo que se puede ver que mi estabilidad mental no está muy equilibrada, si se puede decir.

A veces siento que me equivoco porque quiero, porque en el momento que sé que hice algo mal, me arrepiento de lo que hice; sin embargo, por una razón repito las equivocaciones una y otra vez.

Es como un circulo vicioso, una vuelta que se repite sin final.

¿Cuál es el error que cometo una y otra vez?

La mentira.

Todos odian las mentiras; las odio, pero triste y lamentablemente mi mente esta programada para decirlas inconscientemente, con el intento de salvarme el pellejo.

Pero solo empeoran las cosas, y en vez de dar la cara, lo que hago es cagarla más.

Toc, toc.

Por inercia, dirijo mi mirada hacia la puerta de mi habitación.

-Palomita... Ábreme la puerta –Es mi hermano mayor, Mateo.

No respondo, tal vez así piense que estoy dormida.

-Erika... hermanita. Hablemos. –habla de nuevo- Palomita, no puedes estar encerrada toda la vida.

Silencio.

-Estoy preocupado por ti, Erika.

Prefiero quedarme callada.

-Necesito que confíes en mí.

Automáticamente mi corazón se estrujo por esas palabras... ¿Por qué quiere darme confianza si yo lo único que hago es destruirla?

No resisto y hablo.

-No quiero robarte tu confianza, como hice con papá –dije apenada.

Suspiro.

Esa conversación, más que herirme, me destruyo. Pero la triste realidad es que ellos tienen razón, solo he sido un problema para ellos.

-Erika, abre la puerta. –ordeno.

-No. –creí dar por terminada la pequeña conversación.

Esa es la palabra clave. Creí.

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⏰ Last updated: Nov 25, 2018 ⏰

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