Día 1 (Primera Parte)

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Era un día común.

Luego de varias semanas finalmente el cielo estaba gris, como me gusta.

Desde el asiento trasero del auto se podían distinguir muchas cosas que la mayoría pasa por alto.

Como si fuese en cámara lenta, vi asomarse una lágrima bajo el lente de mi madre, la seguí todo el camino por su mejilla hasta que finalmente la humedad llegaba a sus ropas; mientras ella lloraba en silencio mi padre manejaba con su seriedad característica, mi hermana menor miraba por la ventana sin ver realmente lo que pasaba frente a sus ojos.
Al ver su desinterés típico, me sentí un poco reflejada en mi yo de hace meses.

Pero ya ha sido un tiempo desde que había estado planeando mi partida.

Fue en otoño.

Aquel día fue cuando llegaron los chicos de intercambio a mi facultad, me detuve a mirarlos por un segundo y pensé en lo felices que se veían detrás de todas esas risitas nerviosas y sus poleras que hacían alusión a sus países de origen, como si fuesen conquistadores pasivos que estaban demasiado orgullosos de sus raíces y quisieran verlo y mostrarlo todo en un par de horas.

¿Cuándo fue la última vez que me sentí así de emocionada? ¿Alguna vez me he visto así de feliz? ¿Que es lo que estoy haciendo con mi tiempo? ¿Realmente el título es mi único propósito para seguir adelante?

Luego de ver a este centenar de corazones encendidos y meditar sobre ello el tiempo suficiente, decidí que necesitaba un cambio, y esta posiblemente era la mejor oportunidad para llevarlo a cabo.

Corrí hasta la oficina de el coordinador de intercambios estudiantiles, luego de atravesar el campus me encontraba de pie, jadeante y despeinada frente a la puerta.

Traté de acomodar mi -comúnmente- alborotado cabello rizado y recuperar el aliento antes de golpear, pero uno de los recién llegados salió en el mismo momento, dejando la puerta abierta para mi.

- ¿Que haces allí parada? Pasa - El encargado me miraba divertido del otro lado del umbral mientras que yo cerraba la puerta detrás de mi,tratando ocultar la ansiedad y nerviosismo que sentía en aquel momento

-Buenos días.

-¿En que puedo ayudarla, señorita...? - Escrutó mi rostro tratando de recordar el nombre que nunca antes le había comentado.

- Lourdes, soy de tercer año en Comercio exterior y vine aquí porque estoy interesada en un intercambio.

-Perfecto- Luego de explicarme muy ampliamente como funcionaba el sistema en la universidad, me detuvo en una charla de no menos de 30 minutos para detallarme la documentación general que necesitaba para convalidar ramos y tramitar mi salida, solo restaba una cosa.

-Entonces debes elegir un destino, fecha de viaje y tiempo de estadía para comenzar los preparativos, en este momento tengo...- Lo interrumpí de golpe.

-Necesito el lugar más alejado que tenga, y la salida más próxima.

Por un par de segundos me miró atónito para luego sonreírme cálidamente.

-Lamentablemente no hay destinos alejados que tengan viajes cercanos, pero si esperas a diciembre puedo hallarte un buen lugar y una experiencia bastante única.

- De acuerdo, la tomo.

-Es en Corea del Sur ¿Un vuelo de 23 horas es lo suficientemente alejado para tu gusto? - Me preguntó divertido.

- Lo es, muchas gracias por su ayuda- Suspiré aliviada- Mañana a primera hora regresaré con los documentos que necesita para empezar el papeleo - Dije mientras recogía mis cosas y me ponía de pie.

-Eres muy decidida, me gusta tu determinación, aunque sugiero que pienses bien todo antes de hacerlo, habla con tu familia y ven a mi una vez todo esté completamente en orden -Me sonrió de forma paternal.

- Los jóvenes a tu edad suelen ser muy impulsivos y un poco testarudos.

Solté una pequeña sonrisa por cortesía pero tan pronto como vino se esfumó de mi rostro, un pensamiento fugaz invadió mi mente...Mi familia.

-Muchas gracias por su ayuda, señor... - Me fijé en el prendedor de su pecho que rezaba Jaime en una letra feísima- Jaime, nos vemos mañana.

Una vez fuera de su oficina me sentí un poco abrumada ¿Está todo bien con esto? ¿No será muy arrebatado de mi parte? ¿Como voy a costear todo? ¿Que haré con mi trabajo? Peor aún ¿Cómo reaccionará mi familia? Es mejor no decirles nada, no hay forma de que estén de acuerdo con una locura de esta magnitud, menos cuando ya me falta tan poco para titularme y probablemente me atrase en mis estudios por vivir la aventura que no sé qué tanto anhelo realmente. Amo a mi familia pero no son del tipo que solo deja ser a sus hijos, menos cuando no somos personas acomodadas ni nada por el estilo.

Caminé por el campus sin un rumbo definido por el resto de hora solar que me quedaba, en ese tiempo pensé mil cosas sobre el viaje y comencé a planearlo todo meticulosamente para no dejar escapar ningún detalle.

En los días posteriores me dediqué a terminar mi semestre de manera digna, trabajar horas extras para reunir más dinero y costear el viaje que cada vez se acercaba más, siendo parte de mi realidad y no solo de mis sueños. Apenas pude pegar un ojo en los siguientes 4 meses por lo que a mi ya regular apariencia sin atributos se le sumaron unas ojeras marcadísimas por mi evidente agotamiento. Recuerdo que mi madre siempre estaba preguntándome acerca de mi salud, sabía que apenas dormía y solo comía cuando me quedaba algo de tiempo entre todas las cosas que hacía. Supongo que a esas alturas ella ya sabía que ocultaba algunas cosas.

Luego de mi arduo trabajo salí victoriosa de todos mis exámenes, logré organizar todos los preparativos en silencio y gracias a las horas extras y mi nulo gasto en más de un año me aseguraron suficiente dinero en mi cuenta bancaria como para sobrevivir dos años por mi cuenta, así que uno no repercutiría tanto en mis finanzas.

Ya estaba todo listo y el día de partir finalmente había llegado. Mi vuelo es mañana al mediodía y aquí estoy, en el auto con mi familia, quienes no saben nada.

Mi madre sigue llorando y no sé sus razones, pero siento un dolor en el pecho al pensar en como reaccionará una vez les cuente sobre la travesía.

Llegamos a casa y el silencio del auto se extendía ahora por todo el ambiente.

-Tengo algo que decirles.

Mi padre me miró con ojos tristes mientras esbozaba una media sonrisa.

- Por favor, no quiero malas noticias hoy.

-Ni yo- Dijo mi hermana mientras caminaba rumbo a su habitación.

Mi madre se dirigía al patio trasero haciendo caso omiso de mis palabras, al ver su reacción decidí que lo mejor era solo decirlo de una vez.

-Me voy.

Mi hermana que se encontraba a medio camino se detuvo de golpe.

-¿Vas a ir a quedarte con tus amigas hoy?- dijo con desdén en su voz.

- Me voy de intercambio. A Corea. Por un año. Mi vuelo es mañana al mediodía.

UnknownWhere stories live. Discover now