VI

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Copias el texto de la pizarra en un cuaderno.

Te noto inquieto. Las voces de tus compañeros te están poniendo de los nervios, lo que en realidad son unos murmullos se filtran en tus oídos como si de tambores se tratara.

Cuentas los minutos para irte.

Hablan sobre la primera vez que el instituto organizará una fiesta o un tipo de baile como motivo del final de curso, algo que a ti te importa absolutamente nada; ahora mismo tan solo quieres aclarar las cosas con ella, porque sabes que así, a lo mejor, apaciguaría esa sensación enfermiza de tu interior. Recuerdas lo de hace una semana y se te pone los vellos de punta, hacía mucho que no tenías un episodio como aquel, tanto que incluso se te había olvidado como se sentía, vivía.

La desesperación, angustia, pánico, miedo, euforia, causan un malestar general del cuerpo. Puedes pensar en nada y a la vez en todo, lloras sin saber por qué, quieres destruir todo, incluyéndote a ti sin pensar en nada, sin pensar en las consecuencias. Y en el peor de los casos lo llegas a hacer para después sentirte pesado, apático, sentirte nada. No reaccionas. En general, a ti al menos, te deja completamente agotado.

Ah...

Es perturbador como se queda tu mente en una bruma, laxa y tan desorientada que dudas incluso de cómo llegaste en aquel estado, te asusta esa impresión post episodio, casi más que quedarte solo.

Pareciera una broma que a estas alturas aún te sintieras así, corazón.

Te observo, estás metido en tu mundo, encadenado a tus pensamientos ilícitos.

El timbre suena, recoges tus cosas con prisa. Quieres buscarla, pero te detengo cuando ya casi cruzas la puerta. Te pregunto esperanzada si te gustaría cantar en la fiesta, obviamente dirías que no horrorizado. Y en efecto eso haces; me miras con figura escéptica e irónica. Niegas y te marchas casi corriendo.

Me rio.

Corres por los pasillos, ella siempre coge el autobús a la misma hora exacta, no te atreves a ir a su casa. Crees necesitar hablar con ella, piensas en cómo decirle todo lo que sientes. Y es que, ¿cómo le dices a la chica que amas que por fin comprendiste que tenía razón? Claro que no podéis estar juntos, sois diferentes, mucho, tú eres demasiado poco para ella y ella demasiado para alguien como tú. Lo necesita a él, sin problemas que lo rodeen, mejor que tú en todos los aspectos.

¿Cómo pudiste llegar a esta conclusión tan errónea?

¡Te echas mierda a ti mismo tú solo!

Vales mucho más de lo que llegarás a creerlo algún día, corazón, muchísimo más.

Estás saliendo fuera del enorme edificio, la ves esperando en una fila para subirse en el vehículo. Quieres llamarla, estás a punto de llamarla, pero de la nada tu campo de visión se ve interrumpido por una cosa —una persona—.

Inevitablemente os chocáis, y por el impacto te ves tambaleando. Pero la persona te llega a sostener del brazo antes de llegar a caerte. Estás algo confundido y quieres agradecer a quién te ayudó, cuándo te fijas y das cuenta de quién es tu salvador.

Tu novio©Where stories live. Discover now