Capitulo 1: Fuentes de Ortiz

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Emilio Osorio Marcos ingresaba los dedos por sus rizos despeinados, maldecía por quinta ocasión su mala suerte al olvidar los audífonos en su chaqueta, deambulo varios minutos por los pasillos de la Universidad tratando de encontrar al profesor de Arte moderno, odiaba esa materia pero era de las que servían para subir promedio, fastidiado y cansado por no tener éxito decidió volver al estacionamiento para alcanzar a sus amigos en la cafetería donde solían juntarse.

Un desagradable sonido lo detuvo, sus dientes rechinaron al escuchar a una desafinada guitarra ser tocada ¿Quién diablos cometía tal sacrilegio? deambulo por los pasillos ansioso por encontrar el origen, entonces se detuvo frente a unas escaleras, ahí se encontraba un chico de cabellos castaños, su mirada estaba puesta en sus torpes dedos que tratan de sacarle una nota decente aquellas desgastadas cuerdas de una hermosa guitarra Yamaha FG800 color negra.

—Deja de torturar mis odios.— Grito el chico acercándose al principiante.—Debes afinarla primero.

El chico de cabellos castaños cortos levantó la mirada ante la repentina intromisión, el instrumento fue arrebatado de sus manos. Emilio puso el pie sobre uno de los escalones para acomodar la guitarra en su muslo y comenzar afinar las cuerdas, estaban desgastadas y descuidadas, comenzó a probarlas interpretando algunas notas, claramente el sonido era mejor, fue apretando poco a poco hasta que no soporto una de las cuerdas y terminó por reventar.

—La has roto.—Grito el castaño llevando sus dedos a la cuerda provocando que esta le cortara.— Rayos.

—No la toques debes tener más cuidado.—El chico se agacho mirando la herida.—No la he roto simplemente las cuerdas no soportaron más, estaban viejas.

El principiante levantó la mirada topándose con esos orbes de tonalidades chocolate, entrecerró los párpados comprobando que el extraño no mentía, de hecho era la primera vez que se atrevió a tocar aquel viejo regalo que le dieron hace tiempo. El extraño chico sacó un pedazo de papel de su bolsillo para ponerlo sobre su dedo, aquel gesto parecía ser un intento por sanar su culpa por haber roto el instrumento.

—¿Ahora que se supone que debo hacer? —Cuestiono inocentemente el menor tomando de regreso la guitarra de tonalidades negras.— ¿Me acompañaras a comprar la cuerda?

—¡Hey! yo no tengo la culpa simplemente trataba de afinarla y es tu culpa por tratar de tocar un instrumento tan descuidado.—Emilio levantó los brazos para evadir la culpa.—Ve a cualquier tienda y pide una cuerda para tu Yamaha. No es cosa de otro mundo.

El rostro contraído del novato fue una oda a la ignorancia relacionada a todo lo ligado a la música, era claro que el chico no tenía ni la minima idea de lo que Emilio acababa de decir. El menor de los Osorio chasqueo la lengua porque no entendía cómo alguien con nulo conocimiento de la música tenía una guitarra tan cara, era un total desperdicio aquella pieza en manos tan inexpertas. Trato de evadir esa dulce mirada pero esos ojos de tonalidades miel lucían tan enternecedores.

—¿Sabes tocar la guitarra? —Cuestiono de golpe ilusionado el inexperto chico poniéndose de pie. ¿Puedes enseñarme?

—Si, soy un guitarrista bastante conocido y claro que no, no tengo tiempo para enseñarte. —Contestó en tono cargado orgullo tratando de alejarse.—Busca algún profesor de música.

El chico Bondoni rápidamente se puso de pie con guitarra en mano para detener al extraño por el brazo, no le iba a permitir alejarse, su último gesto al peinarse el cabello hacia atrás le trajo un doloroso recuerdo pero también una brisa fresca del verano que apenas comenzaba. Últimamente tenía miedo de olvidar el pasado, de olvidarlo a él pero si aprendía a tocar aquel regalo que le dejó, quizá, solo quizá los recuerdos se mantuvieran en su corazón.

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⏰ Last updated: Sep 20, 2019 ⏰

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Summer Snow, Winter FlowersWhere stories live. Discover now