No. 1: Kath

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Primer relato: Kath

"El terror de mis relatos proviene de la densa oscuridad de mi corazón. ¡Feliz Halloween!"

Siempre he tenido cierta fijación con la noche de las brujas. Desde pequeño, año tras año, he visto (sin llegar a comprender todavía) cómo los vivos se disfrazan de muertos, y los ya muertos caminan a su alrededor disfrazados de vivos. Algo que escapa de toda lógica envuelve esta noche y hace florecer nuestro instinto primario más básico: el de vivir.

Para mí, en especial, la noche de Halloween marcó una pauta importante entre la vida y la muerte. ¿Me permitís narraros una historia?

La música sonaba a todo volumen, haciendo retumbar las paredes decoradas con neones rojos y telarañas falsas. Canciones que nada tenían que ver con la fiesta celebrada aquella noche hacían bailar a medio centeran de jóvenes cuyo maquillaje empezaba a desaparecer a causa del sudor, y les martilleaban los oídos desde doce altavoces colocados por pares en las esquinas y en las dos columnas que decoraban el escenario. Del millar de focos que había colgados del techo, únicamente cinco estaban encendidos y recorrían toda la sala a gran velocidad, produciendo la luz justa para crear un ambiente siniestro pero no demasiado oscuro. Los camareros, que no daban a basto con la multitud de clientes que tenían esa noche, andaban de un lado a otro tras la barra llena de calabazas y murciélagos de plástico, atendiendo como podían a los cansados adolescentes que reponían fuerzas para asaltar la pista de baile al terminar la copa.

Ceñido en un unos vaqueros negros y una camisa oscura bajo una chaqueta de cuero, y maquillado al estilo del Cuervo, desentonaba bastante entre los disfraces de superhéroes y bomberos que otros jóvenes llevaban, pero poco me importaba. Si el resto de la humanidad quería degradar Halloween a ese nivel, yo no seguiría su camino.

Alguien vestido de Batman había logrado despejar una zona enmedio del caos, en la que "bailaba" de una forma bastante bochornosa mientras la gente que le rodeaba aplaudía entre risas. El bailarín, seguramente borracho, intentaba hacer algunos pasos de break-dance sin éxito, y se pasó la mayor parte del baile en el suelo. A él no parecía importarle, y seguía intentándolo mientras reía. Cuando el Dj se dio cuenta, cogió el micrófono y pidió un aplauso para el valiente, provocando una carcajada general.

Pero yo seguía moviéndose en el centro de la pista, ajeno al espectáculo. Había acudido aquella noche con la intención de bailar, pasarlo bien con mis amigos y, quizás, encontrar a alguien con quien pasar la noche.

Hasta ahora, la música me había decepcionado bastante, mis amigos andaban perdidos, y nadie me había hablado en toda la noche. Seguía pensando en mi mala suerte cuando el reloj del techo marcó las doce de la noche y los megáfonos empezaron a felicitar la noche de todos los santos. Fue entonces cuando la vi. Iba vestida de diablesa, como el noventa y cinco por ciento de las presentes, pero a ella el vestido parecía encajarle a la perfección, y no le confería pintas de buscona como al resto de las chicas. Rizos negros como el carbón caían sobre sus hombros desnudos, y unos ojos verdes me miraron alegres al otro lado de un antifaz rojo atado con una sencilla goma. El cuero de su vestido marcaba unas curvas generosas y realmente provocativas, y por sus movimientos deduje que ella sabía demasiado bien cómo utilizarlas.

-Hola -me dijo la chica, alzando la voz para hacerse oír.

-Hola -respondí al mismo volumen de voz. Decidí lanzarme antes de que se me escapara- Te mueves muy bien.

Ella sonrió.

-Lo sé. ¿Te apetece bailar conmigo?

Mi capacidad de baile en pareja era mínima, tirando a nula, pero acepté de todas maneras sin saber muy bien por qué.

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⏰ Última actualización: May 23, 2016 ⏰

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