Caminos Cruzados

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Ella estaba emocionada por contarle todo a su hermano, pero mirarlo con esa actitud no le pareció conveniente, se desilusionó un poco, retrocedió en silencio para que el no notara su presencia aunque no le funciono porque observo a su hermana por un par de segundos detenidamente, cerró la puerta del jardín suspiro profundamente antes de acercarse a ella tenía que aparentar que no pasaba nada.

-¡Hola Jocelyn! ¿Cómo te fue?

-¡No me vengas con eso! Lex, sabes que no soy tonta, ¿Por qué estas así?

-Es solo que no quiero amargarte tu felicidad, como bien sabes hoy viene una visita “importante” mejor cámbiate y luego hablamos con más calma—termino de decir su hermano mientras la abrazaba.

Ella obedeció a su hermano mayor le mataba la intriga saber qué era eso tan importante que su padre les decía “la visita” en cuestión, no le importaba a Jocelyn o a Alexis, ella siendo la menor tendía a comportarse rebelde cuando algo le molestaba resultaba molesta e incluso grosera, lo que le causa gracia a su hermano, pero no a su padre, la hora se acercaba cada vez más Jocelyn se lanzó en su cama para intentar dormir un rato, su fase de niña buena no se lo permitió esto la obligo a levantarse, entrar en aquel cuarto rosa su privado closet, no sabía ni que ponerse ¿un vestido, jeans, falda? Nada se le ocurría le tomo 15 minutos decidirse por lo primero que había visto; era un vestido negro con gris entallado a la cintura, con una falda con caída de cascada, sus zapatos, no le gustaba la idea de los tacones estando en su casa así que tomo un par de zapatillas plateadas, su cabello como siempre tan recto casi perfecto, detestaba maquillarse solo se puso un poco de labial y rizo sus pestañas. Se terminó de observar en el espejo estaba linda o al menos eso creía, se estiro un poco y salió de su cuarto color verde bajando las escaleras para llegar a la sala, justo al final de estas estaba un espejo su hermano estaba colocándose un pequeño corbatín que parecía difícil para Jocelyn su mismo arreglo le parecía absurdo pero el de su hermano la dejo con la boca abierta se lo imagino en el altar el día de su boda con saco, chaleco y corbatín, los zapatos que hacían juego no lo veía así desde que estaban en la boda de la madrina de Jocelyn. 

Al ver así a su hermano se enorgulleció de su estilo, el padre de ambos Piero venia del jardín con Agatha observo a sus hijos encantado por lo que sus ojos veían, se detuvo como en las películas dramáticas subiendo y bajando sus ojos para ver cada detalle de sus hijos.

-Escucha no tengo todo el día, o se apresura tu importante visita o me largo con mis amigas.

-Basta Jocelyn, esta noche no lograras fastidiarme, te quiero hija, pero no soportare este comportamiento—dijo su padre amenazándola.

-Él tiene razón Jocelyn, yo también tenía planes—dijo Alexis con la mano en el hombro de su hermana.

-Gracias hijo, escuchen hay cambio de planes, nuestra visita no podrá venir así que iremos a un restaurante.

-¿Restaurante? Solo déjate de dramas papito ¿Cuál restaurante?—enfatizaba Jocelyn.

-Iremos al restaurante de Seattle, ¿recuerdan?

-Si lo recuerdo papá, íbamos a Seattle, a ese restaurante en especial, ¡cuando éramos una familia real!

Jocelyn salió de la casa entrando al Mustang de su padre, tomo su celular y dio un suspiro. Su hermano venía acompañado de su padre entraron en la parte trasera del auto, Marcel el chofer de confianza de la familia inicio el viaje, Jocelyn se colocó los audífonos en sus orejas mientras recostaba la cabeza en la polarizada ventana y respiraba el olor a nuevo en toda la estructura del Mustang, cerró los ojos, lo primero que le paso por la mente fue Bastian ¿Cómo le ira en su cena? Pensó, ella creía que le iba mejor de lo que le iba a ella misma lo recordaba con una sonrisa al imaginárselo en traje con una corbata, recordaba esos ojos verdes y esa sonrisa tan linda que lo caracterizaba, en el poco tiempo que lo conocía, Seattle estaba bastante retirado de su casa paso un largo tiempo en el auto finalmente llegaron al dichoso restaurante, los tres integrantes de la familia Campbell salieron del auto, la emoción combinada con la curiosidad la estaba matando por dentro Alexis la abrazo prometiéndole que todo estaría bien, le costó creerlo aun así entraron al lujoso restaurante con la vista alta excepto Jocelyn tenía la vista baja y la postura algo encorvada, escuchaba algunas risas presuntuosas, sentía que todos no la observaban eso la reconfortaba, camino un poco más y a cada paso escuchaba la voz de su padre con ese tono que tanto lo caracterizaba. Luego se le pusieron los nervios de punta al escuchar una voz chillona:

El hijo de mi madrastraWhere stories live. Discover now