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¿Y ahora qué se supone que debía hacer? ¿Salir y portarme como si nada, siendo hipócrita con Grace y ordenando callar a mi corazón cuando Win se acercara o quedarme encerrado en mi habitación y hasta quizá ocultarle en el armario para siempre?

Aunque ya había estado mucho tiempo ahí...

—¡Allí estas?—dijo Grace con alivio, abriendo la puerta de mi habitación y haciéndome sentir descubierto bajo la mirada de Win que se mostraba en segundo plano.

Le sonreí totalmente nervioso y atontado debido a que no tuve la oportunidad de salir corriendo por la ventana, aunque hubiera sido mala idea por los tres pisos que había antes del suelo, aún no quería morir, soy muy joven y bello.
No pude mirar a Win, o mejor dicho mantener mi mirada en el, mientras el me veía, pero tampoco pude hacerlo con Grace, porque ella quizá podría ver en mis ojos alguna aflicción. Y no estaría del todo equivocada.

—¿Por qué no le abriste a Win?—preguntó, entre tanto que yo bajaba de la cama y me acercaba para salir de mi habitación, aunque no quisiera.

—Oh, perdóname—intenté mirar al mencionado pero su mirada me derritió el corazón incluso antes que este pudiera latir, así que me apresuré a hablar para quitarla rápido—Es que me quede dormido con la música a todo volumen.

Me excusé y luego me dirigí hasta la cocina para tomar una manzana, pero más para huir de ambos. Porque por el lado que sea, yo me sentía culpable.

—Lo encontré sentado afuera, quién sabe por cuánto tiempo estuvo allí.

Musitó Grace y por la colilla del ojos mire como se giró hacia Win para darle un abrazo cariñoso. El hecho de que no quería admitir que me daban celos, no evitaba que los sintiera.

Entonces el timbre sonó interrumpiendo el beso que estaban a punto de darse y corrí alegre a abrir la puerta, dándole gracias a quién sea que estaba del otro lado.

Cuando abrí, un ramo de rosas rojas le tapaban la cara a alguien y solo divise las viriles manos que lo sostenían. Todos nos quedamos observando, confundidos y curiosos, hasta que el ramo de rosas bajo y pude ver el lindo rostro juvenil de Gulf, sonriéndome.

—Hola—me dijo.

—Hola—musité aun confundido.

—¿Puedo pasar?—preguntó.

—Adelante—animó Grace esperando ver la escena que ya imaginaba.

Recordé las palabras de Gun de esta mañana y me esforcé de verás por no sacarle provecho al asunto. Al menos no a propósito.

Gulf condujo sus pies hasta quedar atrás de mi y luego cerré la puerta, temiendo por lo que pudiera pasar a continuación.

—Ten. Es para ti—me dijo cuando le miré y me extendió el ramo.

No quería, pero no pude evitarlo y mire de reojo a Win, quien tenía el ceño ligeramente fruncido. Y luego a Grace, quien contemplaba la escena con los ojos bien abiertos, ajena a la expresión de su novio y completamente emocionada, como de esas niñas que ven un espectáculo de navidad en primera fila y apenas pueden esperar para saludar al viejo gordo vestido de Santa Claus.

—Gracias, Gulf—tartamudeé tomando el ramo.

—Te dije que lo haría y bueno, yo siempre cumplo—musitó.

Antes de que pudiera decirle algo, Grace habló, pero para Win.

—Oh amor, eso me hizo recordar—dijo—Gracias por la rosa.

Besó su mejilla. Win desconcertado, frunció el ceño.

—¿Cuál rosa?—preguntó.

Oh no, pensé. El corazón se me aceleró en un intento de explotar de nerviosismo y las manos desprendieron un poco de sudor frío.

Manual de lo prohibido ▪︎WinBright▪︎[adaptación]Where stories live. Discover now