Capítulo 5: Veneno

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"Hola, Tomoe-san. Disculpa, no quiero molestarte, pero noté que en los últimos días no has asistido a clases y me preguntaba si estabas enferma. Si necesitas la tarea o quieres salir a dar una vuelta a tomar aire, avísame. Adiós 😊" fue el mensaje de texto de Furukawa que Hotaru releyó 5 veces desde hacía una hora y media. Aún no se había animado a responderle, no sabía que decirle. No quería nada con él, pero en este momento sentía que necesitaba aire y un amigo, alguien que no tuviera nada que ver con monstruos o demonios, ni con vidas pasadas. Necesitaba sentirse normal.

"Gracias. Espero verte mañana en la escuela." Fue todo lo que respondió, le pareció que era una forma de decir que le interesaba como amigo, aunque no sabía cómo lo interpretaría él.

Luego de una semana de no asistir a clases y de arduas tareas de investigación por parte de las Outers, Hotaru regresó a su colegio. Las primeras dos horas de estudio había resultado agotadoras, el profesor de Historia no paraba de hablar, más bien de leer, ya que toda su clase trataba de la lectura en voz alta de su propio libro para la materia y los alumnos debían tomar nota. Jamás levantaba la vista, por lo cual algunos aprovechaban para dormir.

Llegó el primer recreo y Hotaru fue en busca de Chibiusa. Su sorpresa y preocupación fueron grandes cuando la distinguió del otro lado del patio, cerca de la puerta del gimnasio, hablando con el muchacho misterioso de ojos grises. Enseguida se acercó a ellos. Al verla, Chibiusa sonrió ampliamente, mientras que el muchacho esbozó una leva sonrisa de lado y se despidió de ambas.

—¿Quién es? ¿Qué quería?— preguntó Hotaru arrugando el entrecejo mientras lo veía alejarse de ellas.

—Es Takana Hideki. Lleva poco tiempo en nuestra escuela, fue transferido y parece que no tiene amigos... ¿Estás bien?— quiso saber la peligrosa, pero su amiga continuaba mirándolo a él.

—¿Por qué te habló?— insistió ella.

—Es que... quería decírtelo personalmente ¡Soy la nueva capitana del equipo de Volleyball femenino!— contó Chibiusa animada y su amiga abrió grandes los ojos.

—Te felicito, chibiusa-chan. Eres muy buena jugando y se que te esforzaste mucho, realmente te lo mereces—respondió ella, algo avergonzada. Había estado tan metida en sus propios problemas y preocupaciones que ni siquiera le había preguntado a su mejor amiga cómo le iba.

Al notarla algo tímida en su respuesta, y por conocerla ya también, entendió lo que estaba pensando. Así que se acercó y la abrazó fuerte.

—Sabes que siempre podrás contar conmigo ¿verdad? Somos una para la otra— le susurró Chibiusa al oído. Ninguna de las dos rompió el abrazo que duró cerca de un minuto.

—Siempre serás mi mejor amiga— declaró Hotaru tomando distancia.

Chibiusa sonrió —Espero lo recuerdes cuando uno de esos muchachos robe tu corazón y quieras pasar más tiempo con él.

Aunque su semblante era serio, Hotaru se ruborizó y esto hizo reír a su amiga.

—No me interesa nadie— contestó ella.

—Ese chico, Tanaka. Se acercó a preguntarme sobre el equipo de Volleyball masculino. Me pareció raro que no se lo preguntara directamente a su capitán, así que creí que quizás es porque es tímido, pero luego...— puso Chibiusa una mirada pícara e hizo una corta pausa misteriosa —...me comenzó a preguntar por ti—

—¿Qué te preguntó?

—Quería saber de qué curso eres, si sales con alguien y cuales son tus flores favoritas... jaja ¿estás molesta?

—No, todo está bien. Debo volver a estudiar, hablamos luego.— se despidió repentinamente y fue en busca del muchacho.

〜 ♆ 〜

La moto de Haruka Tenoh rugía a través de la larga y desierta avenida. El barrio en el cual vivía Michiru era realmente tranquilo. Llevaba prisa, tanta que al detenerse frente a su casa y bajar de la moto, la dejó caer en el suelo. La adrenalina de su cuerpo la ayudó a llegar, aunque tambaleante, hasta la puerta, pero antes de tocar el timbre, ésta se abrió y Michiru la recibió. Haruka cayó al suelo y los ojos azules de la otra, se abrieron tan grandes como aquella vez dentro de la Catedral Marina.

Michiru se arrodilló junto a ella y le quitó el casco, tenía una raspadura en su mejilla izquierda y estaba pálida.

—¿Puedes caminar? Hay que ir adentro, nadie debe vernos—dijo Michiru y la ayudó a ponerse de pie.

El trayecto de la puerta de entrada hasta la habitación de Michiru en el primer piso, resultó tortuoso para Haruka, aunque no se quejó y trató de ocultar su dolor. Al llegar allí, la dueña de casa la hizo acostarse y le acomodó la almohada. Luego, como en los viejos tiempos, comenzó a revisar sus heridas. Aunque ahora, tras todo lo transcurrido, con algo de pudor.

Tras ayudarla a quitarse la camisa ensangrentada, logró ver una herida abierta de aproximadamente 4 centímetros que había debajo un hueco y no paraba de sangrar. Enseguida fue por su equipo de curación y luego de desinfectar procedió a estudiar la abertura en su piel.

—¿Cómo fue?— le preguntó varias veces, pero Haruka estaba adormilada, había perdido bastante sangre y parecía que iba a perder la conciencia.

—la flor, la planta...sus espinas—respondió con mucho esfuerzo.

〜 ♆ 〜

Hotaru logró divisar al muchacho de ojos grises en el jardín oculto de la escuela, donde lo había visto mirándola mientras estudiaba una vez.

—¿Me persigues?— le preguntó él de espaldas.

Ella no estaba ocultándose, mucho menos siendo sigilosa, por lo cual percibió que estaba siendo sarcástico —Aléjate de mi amiga. No te quiero cerca de mi familia— lo amenazó, seria, pero calmada.

Él se dio vuelta para mirarla. Sus ojos se encontraron y entonces por un segundo, a ella le pareció que mientras sus ojos estaban fijos en los de él, el fondo de la escuela cambiaba por un profundo cielo estrellada y un jardín mucho más florido y colorido que aquel. Incluso el uniforme de él, cambió por una especie de túnica negra. Ella tomó aire y dio un paso atrás —¿Quién eres?—

—Ya sabes quien soy... tú y yo, siempre volveremos a renacer para ver el fin de todo. Es nuestro destino y nuestra maldición.— sus ojos grises se volvieron brillantes como vidrio a punto de partirse y algo en el corazón de ella comenzó a doler sin saber porqué —Jamás podremos...— se interrumpió él al notar la intrusión de Furukawa.

—¡Tomoe-san! ¿te está molestando?— preguntó Furukawa apareciendo junto a ella —Es un pervertido, lo he visto mirándote escondido, siempre está observándote— lo acusó con enfado, mientras que el otro, no pareció ni siquiera exaltarse.

—Dices que soy un pervertido porque según tú, estuve espiándola, pero para saber algo como eso debiste también estar espiándola a ella... o mi ¿Quién será el pervertido?— le retrucó Tanaka cruzándose de brazos.

—¿Qué estás diciendo?— se exaltó Furukawa mucho más y avanzó hacia el otro, tomándolo del cuello de su camisa.

—No, espera. Suéltalo.— lo detuvo Hotaru, temiendo que Tanaka usara algún poder para atacarlos.

—Como digas, Tomo-san. Lo hago porque es lo que tú quieres— respondió Furukawa.

—Vamos.— se lo llevó del jardín, no sin antes de cruzar el portón darle una última mirada a Tanaka, quien continuaba parado de brazos cruzados, en apariencia relajado.

Outer DestinyWhere stories live. Discover now