Rayla Katun

cap 2. Kublai Kan

Uno de sus Keshig estaba llevando a la extraña muchacha en la grupa de su caballo. Kublai, gran kan del Imperio Mongol, nunca pensó que una cacería recreativa acabaría con la captura de una esclava exótica.

-Ta üügeer yuu khiikheer tölövlöj baina ve? Ööriinkhöö nasny Jingimd ög gej khelmeer baina. (¿Qué piensas hacer con ella? yo te diría que se la des a Jingim, que es de su edad más o menos.)- le dijo su emperatriz, Chabi Katun.
-Uridchilan bodokh khereggüi, khairt mini, bid tüüniig tatvar em bolgokh esekhee shiideegüi kheveer baina. Khachirkhaltai dür törkhiig ni kharaarai, khaanaas ch khamaagüi ünetei medeeleltei baij bolno. (No te anticipes, mi amor, aún no decidamos si la hacemos concubina. Mira su extraño aspecto, puede tener información valiosa de donde sea que haya salido.)

Su comitiva ya estaba llegando a las puertas de Kanbaliq (Cambulac para los cuates xD). Un soldado en la muralla gritó y las enormes puertas se abrieron para dar paso al emperador y su séquito. La gente quería a Kublai y a su esposa, por lo que se arrodillaban ante el majestuoso séquito imperial. Al llegar al palacio, su hijo y los miembros de la corte los recibieron.

-Aav, eej ee, ted mash olon baavgai barisan gej naidaj baina. Ted iim ert ergej irdeg yum shig sanagdaj baina, yamar neg yum bolson uu? (Padre, madre, espero que hayan cazado muchos osos. Me extraña que regresen tan temprano ¿Ha ocurrido algo?)-dijo Jingim, príncipe heredero del trono mongol.
-Minii züün tald baigaa keshigiin achaag khar daa (Mira el cargamento del keshig que está a mi izquierda).
—...aavaa, bi üünd talarkhaj baina, gekhdee bi khezee ch tatvar em khüsdeggüig ta medne shüü dee (padre, te lo agradezco, pero ya sabes que nunca quise concubinas)
—Khüü mini üünd zoriulagdaagüi, minii oid olzlogdson ene okhin yamar khachin kharagdaj baigaag khar, ter khaant ulsaas yamar khovor, bayan baikh yostoig tösöölööd üz dee (No es para eso, hijo, mira qué aspecto raro tiene esta muchacha que capturé en el bosque, imagínate que raro y rico debe ser el reino del que viene).
—Ta tüünees asuult asuukh bodoltoi baina uu? (¿Piensas interrogarla?)
— Eej chini üüniig zokhitsuulakh bolno Tüünd zoriulj zokhikh öröö beldeed tend tügjeesei gej khüsch baina(De eso se encargará tu madre. Quiero que le prepares una habitación decente y que la encierres ahí).

Chabi fue a tomar un baño, mientras que Kublai fue directo a sus aposentos. Se quitó las botas, agarró un libro y procedió a relajarse. Era un hombre mayor, pero a pesar de que la gota lo solía molestar, disfrutaba de la actividad y el movimiento. El libro que había agarrado se llamaba "Hechizos y otros mundos" de un erudito árabe llamado Ahmed y un apellido que no podía pronunciar. El libro era un recopilatorio de las investigaciones que ese tal Ahmed había realizado de las artes ocultas, decía que creía que podían existir portales a otras dimensiones en el universo, pero que probablemente nunca nadie lograrían cruzarlos, y si se lograba, la persona que lo haya cruzado quizás nunca volvería a su dimensión de origen. Kublai pensó en la extraña muchacha que encontró en la cacería, él había visto personas de todas las razas, tamaños y colores, pero nunca nadie con cuernos, ojos morados, pelo blanco, marcas en el rostro y 3 dedos en las manos, y con esos extraños artefactos de combate que llevaba en la cintura. ¿Sería ella de otra dimensión? Esa pregunta revoloteó en su mente hasta que se quedó dormido.