—¿Novia? —preguntó la niña.
Y es que se veía que tenía ganas de crecer. Llevaba accesorios extremadamente estrafalarios y un vestido que, al parecer era de su madre.
Sin mencionar claramente el labial rojo tenía puesto.
Todo un personaje.
—¡¡Novia!! —chasqueó con el labio mientras negaba con la cabeza y caminaba alrededor, como un león en busca de su presa.
Un león pequeño rubio y agrandado.
Con labios rojos.
—Sí —anunció Theo rodeando mi cintura.
Intenté no sentirme incomoda ante la situación.
¡Pero era imposible!
—Será mejor que entremos —dijo la madre de Peyton señalando la puerta.
Y así fue, Theo sin soltar mi cintura me guió dentro de la gran casa.
Así que ahí estaba, sentada en un sillón, con el brazo de Theo rodeándome y una extraña rubiecita intentando fulminarme con la mirada.
—¿Cómo se conocieron? —preguntó sagazmente la niña.
—La escuela —mencionamos los dos casi al unísono.
—Amorcito, ésta chica no es confiable.
—Ésta chica tiene nombre, y es muy confiable —anunció Theo recalcando el "muy".
—Pues yo no creo que sean novios.
—Niña, ¿no tienes amigos con los cuales pasar el rato? Es tu cumpleaños, ve y disfrutalo —la callé señalando a los pequeños que jugaban en el jardín.
Que jugaban con sus celulares.
—No soy una niña, pelirroja tonta.
—Qué madura —reí mirándola.
Y solo hizo un sonido muy parecido a un "ugh" y se largó con los otros petisos.
Era genial que hayan personas a las cuales llamar petiso.
Aunque sean niños.
—Madura tú, peleando con una niña —susurró Theo riendo y le pegué con el codo en el estomago.
—Odio a los niños.
—¿Qué?
—A los niños, a los bebés. Odio sus llantos. No los soporto —gruñí tallandome un ojo.
—Oh, ¿en serio? Yo creo que los niños son adorables —contó sonriendo.
—Soy hija única y no tengo primos pequeños. No estoy acostumbrada a ellos. Son como un terreno militar con minas desconocido.
—Entonces no los odias, solo no sabes qué es tener a un niño cerca.
—No lo sé, pero no los soporto.
—Entonces ya tenemos planes para la próxima semana —murmuró sonriendo, giré a verlo confundida y alcé una ceja.
—¿Tenemos dijiste?
—¿Hace falta preguntar? —alargó apoyando la cabeza en el respaldar— Ginger, ¿quieres ir a mi casa la próxima semana? —preguntó mirándome.
Pero al parecer habló muy fuerte, y Chloe interrumpió.
—Por supuesto que quiere.
—¿Qué? Yo...
—Sí, Ginger. ¡Quieres! —sonrió Alai enrollando su brazo con el mío.
—Pues...
—Te invitaremos a almorzar, hablaré con tu padre. ¡Está todo decidido! —anunció Chloe sonriendo emocionada.
Yo giré a ver a Theo, tenía una gran sonrisa de victoria.
—¿Hablaste fuerte a propósito verdad?
—¿Yo? —alargó pegando su mano al pecho fingiendo con gran dramatismo.
—Theo.
—Sí, lo hice.
Rodé los ojos y desbloqueé mi teléfono.
—Theo, pellizcame.
—¿Qué?
—Hazlo —le dije levantando mi brazo, pero el solo lo bajó y me miró.
—¿Qué tienes?
—¡¡Abby me ha contestado un mensaje!! —grité sin importar que todo mundo girara a verme— Oh, lo siento.
Anuncié mirando a los desconocidos. Pero volví a mirar mi teléfono.
Abril Rizzo.
@Abbyrb_"Hola preciosa, he leído tus mensajes. Lamento no haber contestado, pero justo ahora estoy en Paraguay firmando un contrato. Gracias por+
Siempre estar ahí. Yo también te quiero y puedes contar conmigo para lo que quieras, solo manda un mensaje y contestaré".
—¿Lo ves? —susurré mordiendo mi labio inferior intentando no gritar a los cuatro vientos lo que estaba sucediendo.
—Lo veo, Huffy —sonrió presionando mi cintura ya que aún seguía ahí, abrazándome.
Ya Peyton ni siquiera estaba cerca.
—¡Solo manda un mensaje y contestaré! —reí de nervios mirando la pantalla y empecé a toser.
—¿Estás bien?
—Solo necesito aire —hablé con una sonrisa imborrable.
Él asintió y se levantó dejando un vacío frío en mi espalda, pero al segundo estiró su mano halándome al jardín donde estaban los niños.
—¡No puedo creerlo! —me desfogue por fin saltando con el celular en la mano y respirando irregularmente.
Tenía el corazón en la garganta.
¡Increíble era todo!
—Tranquila, Huffy. Te va a dar algo —sonrió atrapándome en un tierno abrazo.
"Tierno abrazo" esos son efectos de la felicidad post-Abby.
«O por el beso»
¡Cállate Ginger interna!
—¡Ya sé cómo van a realmente confirmar si son novios! —la niña interrumpió alejándome de Theo.
—Niña...
—Cállate, pelirroja estúpida.
—¿Qué me dijiste rubiecita? —gruñí dando un paso hacia ella, pero la mano de Theo en mi estómago me hizo retroceder.
—¿Qué quieres Peyton?
—Quiero ver un beso.
—¿Tú crees que somos tus payasos? Anda a que tus amiguitos hagan monerías, yo paso de es...
Tarde.
Como aquel día en el partido de fútbol, ésta vez había sido el mismo Theo Collins que había aprovechado en besarme.