𝚇𝚅𝙸𝙸

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Cerré el libro mientras sentía como poco a poco volvía a recuperar el oxígeno que aquellas páginas me habían arrebatado segundos atrás. Lo dejé en el mismo sitio que se encontraba previamente y me levanté lo más rápido posible para coger el móvil, el cual lo había dejado en alguna parte del salón. Una vez llegué a la estancia y, después de buscarlo como una loca, di con él. Ahora tenía dos opciones: darle tiempo a la gallega y hablar con ella en persona de todo esto o llamarla sobre la marcha y hacerle saber que le había hecho caso y que había leído atentamente sus palabras, que me parecía perfecto aquel final que nos había pintado.

Después de meditarlo un par de segundos, decidí que lo mejor sería que, por una vez, me tirase a la piscina. Desbloqueé el móvil y busqué el contacto de Sabela lo más rápido que pude. Una vez lo encontré, dí una bocanada de aire y pulsé el botón de llamar. Un pitido, dos pitidos, tres pitidos... Y no lo cogía. Joder, parecía una puta broma que estuviese pasando esto ahora.

Colgué y, segundos después, volví a intentarlo por segunda vez. Cómo intuía, pasó lo mismo que con el primer intento. Volví a mirar el móvil esperando encontrarme alguna respuesta, pero no recibí absolutamente nada.

Joder, Sabela, ¿no crees que te pusiste un poco dramática al escribir esto? - Preguntó mientras entrecerraba el libro y se giraba para mirarme.

- Que no, Julia.  Además, no sé de qué te quejas si ya sabes como va a acabar el libro porque ya te leíste el final.- Contesté mientras le daba un suave golpe en el brazo.

Ya lo sé. Pero aún así...

- Aparte, si no le meto de por medio algo de drama quedaría un poco aburrido, ¿no crees?

- Pues también tienes razón... Qué lista es mi gallega cuando quiere.- Respondió mientras se acercaba a donde estaba.

- Quita, quita. Termina de leer anda...

- Bien.- Contestó mientras me apartaba la mirada y volvía a abrir el libro.

Sabía que lo mejor sería esperar al día siguiente para hablar en persona sobre lo que había leído minutos atrás pero, después de haber leído las palabras de la gallega, me era imposible quedarme quieta entre aquellas cuatro paredes con el único propósito de esperar una respuesta que sabía que no llegaría hasta la mañana siguiente. Bufé mientras me paraba de golpe en medio de la estancia y volvía a marcar el número de Sabela. Volvió a pasar lo mismo que había segundos atrás: lo único que obtuve de vuelta fue el sonido de aquella voz metálica haciéndome saber que tenía el teléfono apagado o sin cobertura.

Solté el móvil en el sofá y decidí que lo mejor sería relajarme y esperar a que fuese Sabela quien llamase de vuelta. Me senté en el sofá, volví a coger el móvil y entré en Instagram con la mentalidad de intentar despejarme un poco hasta que recibiese aquella ansiada llamada.

Pero, ¿entonces no van a hablar hasta mañana?

- Tú no te puedes concentrar ni cinco minutos seguidos leyendo, ¿no? - Pregunté con cierto retintín.

- Es que te van a matar si dejas todo tan tenso durante tanto rato la verdad...

- Calla anda. Deja de ser tan impaciente y, en vez de preguntarme, sigue leyendo.

- Bueno, te haré caso... Y que quede claro que no soy impaciente.- Respondió mientras intentaba aguantar la seriedad.

- Ya, lo que tú digas, Julita.

Me quedé esperando una respuesta por su parte y, cuando levanté la mirada del pequeño bulto inquieto que tenía encima mío, vi como se había vuelto a sumergir en el libro. Negué con una pequeña sonrisa y volví a centrarme en lo que estaba haciendo minutos atrás.

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⏰ Última actualización: Mar 20, 2021 ⏰

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Te di vida y media // JulsbelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora