¡Un paso más!

2.1K 247 851
                                    

¡Al fin, tras toda una semana en el hospital, me van a dar el alta! Hiruzen-sama lleva todo ese tiempo esperando a que vaya, pobre.

Madara viene a visitarme en las noches y Kakashi se queda junto a mí. Este último a veces se queda mirándome, cosa que me resultaba aterradora, aunque ya me acostumbré.

Ayer fui a ver a Rin, quien, si bien se siente agradecida de poder seguir con vida, también está triste por el hecho de que ya se enteraron varias personas de la situación. Alguien esparció el rumor acerca de la bestia y de que fue sellada en Rin. Sí, Minato nos confirmó que se trata de una de esas criaturas. Le han tirado cosas por la ventana y algunas enfermeras la miran mal. Me molesta demasiado el hecho de que mi amiga estuvo dispuesta a morir por todos ellos.

Voy a buscar sus nombres para anotarlos.

—Obito —llamó desde la ventana un camuflado Madara.

—¿Ah? Oh. ¡Hola, sensei! —respondí eufóricamente.

—Escuché la conversación de las enfermeras. Hoy te dan de alta —informó, sonriéndome un poco. Madara y mis vecinas las chismosas se llevarían bien.

—Eso es genial —Envié una cálida sonrisa de regreso—. ¿Ya me vas a contar lo que querías? Me da curiosidad.

—No, aún no. Te lo diré hoy en donde siempre, ¿te parece?

—¡Claro!

—Por cierto, ojo con seguir los ejemplos del chico ese que te gusta. Ni yo leía ese tipo de cosas hace tiempo.

—Sí, ya estoy enterado. Una vez me aventuré a leer una página de esa cosa cuando era pequeño y me traumaticé —recordé.

—Uy, que mal —opinó.

Levantó su vista de mi rostro a la puerta, mirando a la nada. Eso es algo muy típico de él.

—Para cuando salgas, el Hokage quiere verte. ¿Sabes para qué es?

—No lo sé, aún.

—Oye, por cierto. Tu sensei, el otro, te dejó un helado abajo. De menta y de fresa, tus preferidos.

—Gracias. Pero, ¿cómo sabes eso?

—Nunca lo sabremos —respondió.

Pasó un rato entre pararme e ir a visitar a Rin para ver si estaba bien. Varias veces la encontraba llorando y, cuando le preguntaba qué le dijeron, no respondía. También pasé rato con Kakashi y charlamos bastante juntos; es muy divertido conversar con él, habla —aunque no tanto como yo— y sabe de todo. Minato fue a saludar un momento y Kushina me abrazó con fuerza al llegar.

Así pasó un rato hasta que llegaron unas asistentes médicas a informarme que ya había llegado mi alta y la de Rin. Kakashi ya había salido hace rato.

Caminamos hasta la torre del Hokage, pasando por el distrito Uchiha para poder cambiarme. Salí ya con mi ropa habitual, cuando escuchamos unas voces detrás de nosotros. Oh, esta cosa de nuevo. Ese grupito me hacía la vida imposible desde muy pequeño.

—¡Pero mira quienes son! La oveja negra, la niña monstruo y principe del hielo. ¿Qué hacen aquí? —Rin bajó la mirada y Kakashi estaba por dignarse a responderle. No obstante, no lo permití. Esta es una situación de la que de todo modos debía encargarme.

—¿Quién pregunta? —respondí con desinterés y algo de ironía, aún sabiendo de quien se trataba.

—Vamos, ya eres tonto. No lo parezcas aún más.

El conflicto era pequeño y meramente entre nosotros, así que nadie estaba prestando atención. Sumado a que en este clan es muy común que dos ninjas inicien una pelea.

El aprendizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora