1. Monotonía I.

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Sus labios se movían sin parar sobre mis labios, mis piernas ansiosas por sentirlo dentro se movían sin permiso ante su toque, su boca abandona la mía y todo su cuerpo cruza hacia el otro extremo del mío

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Sus labios se movían sin parar sobre mis labios, mis piernas ansiosas por sentirlo dentro se movían sin permiso ante su toque, su boca abandona la mía y todo su cuerpo cruza hacia el otro extremo del mío. No consigo evitar estremecerme ante las caricias de sus dedos que recorren con descaro mis extremidades inferiores, pálidas y carentes de bello. Sus labios llegan con lentitud a mis tobillos depositando suaves besos y estos mismos subiendo lentamente hasta mis caderas. Su mano aterriza en mi cadera dando caricias circulares y sus dedos empiezan a jugar con el elástico de mi bóxer, alza su vista lasciva e imponente y por fin sin pensarlo mucho mete su mano, su tacto frio me hace agitar logrando excitarme aún más. La estimulación hace que mi pene se levante con más entusiasmo, sin pudor y deseoso por lo venir. El ardor en mis pómulos me hacen sentir tímido en cierto punto cuando se escapan gemidos de mi boca.

Sus largos dedos juguetean con mi miembro durante un par de segundos, cuando uno de sus dedos viaja un poco más abajo hasta encontrar el objetivo comienza por dar etéreas caricias en mi agujero y con algo de rudeza mete su dedo mientras me mira con una expresión lujuriosa admirando mi reacción ante sus caricias y la agradable forma de embestir de su falange.

— ¿¡Te quedaste sordo, bastardo!? —oigo acompañado de una mano que se sacude frente a mi rostro.

Una sutil y encantadora voz me sacó de mis pensamientos, los cuales recreaban una escena que me leí anoche y con vaga desilusión atiendo.

—Eh, ¿qué sucede? —respondo una vez que salgo de mi apetito fantasioso.

—Programaron junta para las ocho —habla mi mejor amiga— dicen que es urgente.

—Ya, estaré puntual —menciono sin mirarla y una vez más me absorben mis pensamientos imaginando cosas que nadie podría probar que sean reales o hacer que sucedan.

Me encuentro tan absorto en ellos que la frase "junta a las ocho" se personifica como la humedad invadiendo mis pecaminosos pensamientos una vez más, haciéndome volver tan rápido como fluir del agua.

— ¿Has dicho que a las ocho? —mi tono sorprendido sale y, ahora mis ojos la miran horrorizado— Se supone que mi hora de salida es dos horas antes de la dichosa junta.

—Y a mí me importa una mierda a la hora que salgas, Takami. La orden viene de arriba, el director ha dicho eso y más vale que no faltes ya que eres el líder del proyecto más actual e importante —su tono demandante hace notar la importancia de lo que dice.

Y una mierda, tenía toda la puta razón. Odiaba estar tan sensible con la recepción de cualquiera cosa que fuera en este momento, además me sentía el ser más inútil ya que esto no sería así si yo durmiera debidamente, pero no. Anoche perdí la noción del tiempo y me quedé leyendo una historia que calentaba más que el mismísimo sol —pero vamos no es tan malo—, hasta cierto punto es decente si lo vemos desde otro punto de vista, era mi peor vicio tenía que admitir.

Holding Your Wings [BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora