Dedicado a todas las víctimas del COVID-19
Anne y Nick
Nueva York, Nueva York, abril 2020
Epifanía: aparición, manifestación o fenómeno a partir del cual se revela un asunto importante. Proviene del griego epiphaneia, que significa 'mostrarse' o 'aparecer por encima'. Puede referir a cualquier tipo de elemento que se manifiesta de manera inesperada, sea divino o no.
Parecía que hubiera sido por gusto, pero era una coincidencia; a ambos les había sucedido casi lo mismo: a Anne en Los Ángeles y a Nick en Baltimore. Las prácticas para graduarse se habían atrasado y las habían comenzado unos meses más tarde: Anne en noviembre de 2019 y Nick en enero de 2020, cada uno en la ciudad donde estudiaba. Sin embargo, sus caminos se cruzaron cuando la pandemia del covid-19 azotó al mundo.
Nueva York se transformó en uno de los epicentros de la enfermedad en el país, con un récord de doce mil doscientos setenta y cuatro casos nuevos el cuatro de abril.
Los casos aumentaban, los hospitalizados se multiplicaban y las camas de hospital y el personal médico escaseaban. Ambos habían estudiado medicina y estaban por graduarse; solo les quedaba terminar las prácticas. A finales de marzo ambos recibieron la noticia de que los trasladarían a Nueva York para finalizar las prácticas y, al mismo tiempo, dar una mano con los enfermos del nuevo virus.
Anne estaba un poco asustada. Desde que los casos habían comenzado a aumentar en el mundo, todos los días se informaba y tomaba todas las precauciones posibles, y en el hospital en el que estaba trabajando las cosas que veía no eran muy placenteras por lo que su temor al virus solo crecía. Nick, por su parte, le tenía respeto pero no miedo, hasta que vió la realidad.
Cuando a Anne le anunciaron que la trasladarían a Nueva York pensó en pedir que la dejaran en Los Ángeles, incluso llegó a buscar razones para probar que no podía dejar Los Ángeles, pero luego de pensarlo bien se dio cuenta de que ese sería su trabajo, y que consistía en intentar salvar a las personas mientras no hubiera una cura o una manera de inmunizar a la población, así que aceptó sin ningún reclamo. Una semana después estaba aterrizando en la otra costa del país.
¿Cómo estaba la situación entre ellos? Pues no había nada. Durante los últimos meses de la secundaria dejaron de molestar a Jennifer porque se meterían en problemas, y aunque eran amigos y Anne siguió intentando que él se fijara en ella, él nunca lo hizo. La vida universitaria los había alejado, ya que estudiaban en universidades bastante lejanas, y tampoco mantuvieron el contacto.
Los años de Anne en Los Ángeles habían sido buenos. Se había encontrado algunas veces con Dorothea pero tenía el presentimiento de que Inez le había contado sobre sus tratos hacía Jennifer y dejaron de verse en cierto punto. Había salido con algunos chicos hasta que conoció a su novio.
Nick entró al hospital muy seguro de sí mismo; Anne entró algo escondida detrás de su cubrebocas. La jefa del hospital recibiría a todos los pasantes que llegaban aquella mañana. Eran unos diez, entre ellos, Nick y Anne. Ella fue la primera en llegar.
La sala era bastante grande, con los asientos bastante separados. La mujer estaba sentada en la única silla que se encontraba enfrentada a las otras diez. Dijo "buenos días" y se sentó a esperar a los demás.
Sus ojos no creían lo que veía cuando vio entrar a Nick. No le veía la cara completa por el cubrebocas pero estaba segura de que era él. Ese cabello y esos ojos no los podía confundir. Si bien ya había superado su amor por él años antes y estaba de novia en ese momento, no pudo evitar sentirse un poco nerviosa. Él, por su parte, no se dio cuenta de que ella se encontraba allí.
Lo vio sentarse en la otra punta del lugar, sin mirar a nadie, para luego prestar atención a la mujer frente a ellos.
- Bienvenidos a todos - comenzó. - Sé que muchos de ustedes ya estaban realizando sus prácticas en otras ciudades del país; otros las comenzarán aquí, y por haber aceptado esta oferta queremos agradecerles. Estamos en un momento completamente inesperado, aterrador y desesperante. Estamos desbordados y necesitamos toda la ayuda posible No quiero asustarlos pero es la realidad. Sé que ustedes serán un aporte muy importante para nuestro equipo.
>> Serán emparejados entre ustedes, y cada pareja irá a un ala del hospital dónde se los necesita. Allí, los jefes de cada ala se encargarán de asignarles tareas y explicarles exactamente qué deben hacer.
Luego de unos minutos de charla, la mujer buscó entre sus papeles y los miró. Comenzó a decir apellidos de dos en dos. Los llamados se paraban, ella les decía el ala a la que irían a trabajar y a dónde irían, para que estos se fueran. Pasaron un par antes de que ella nombrara a Anne.
- Underhill y Kahler - dijo.
Otra vez parecía que alguien había jugado con el destino y los había emparejado. Sin embargo, no era así. Les había tocado juntos de pura casualidad.
- Espero que estén preparados. Ustedes dos son quienes han realizado prácticas más largas, por lo que los enviaremos al ala del covid-19. Espero que estén preparados, porque contamos con ustedes.
Anne se paró, tomando sus cosas, tragando saliva. No podía creer que le tocaba aquella parte del hospital, pero tenía que ser fuerte, tenía que afrontar la realidad y ayudar a esas personas.
- Deben ir al piso siete. Todo ese piso y el ocho están dedicados a esta enfermedad.
Ambos salieron de la sala en silencio, y así caminaron hasta el ascensor. Nick se encargó de tocar el botón correspondiente al piso siete, y cuando las puertas se cerraron quedaron completamente solos.
Anne estaba completamente nerviosa. No por Nick, sino por el hecho de que iba a enfrentar cara a cara a la enfermedad que había causado que tantas ciudades quedaran vacías, que tantas familias se vieran alejadas, que tantas personas se vieran con la necesidad de ser hospitalizadas por la gravedad de la enfermedad en sus organismos. Su mirada estaba fija en un punto en la pared del ascensor, mientras su cerebro maquinaba y manejaba muchísima información.
- ¿Estás bien, Anne? - preguntó Nick, sacándola de su transe. Lo que ella nunca supo fue que él le había hablado varias veces antes de aquello que ella escuchó. - ¿Anne?
Ella sacudió la cabeza un poco, casi imperceptiblemente, y luego lo miró. Tenía el cabello un poco más largo y por debajo de su mascarilla parecía haber una barba, pero seguía siendo Nick.
- Si. Lo siento - contestó ella. - Estoy procesando que vamos al ala del covid. No me tocó verlo de cerca en Los Ángeles, pero sí escuché a muchos médicos hablar de lo que se vive en esas partes de los hospitales estos días.
- Es increíble que nos haya tocado juntos, ¿no lo crees? - dijo él, cambiando de tema rotundamente.
Ella lo miró confundida. Le acababa de confesar que estaba preocupada y nerviosa, y él había cambiado de tema sin ningún reparo. Lo que él quería hacer era quitarle un poco esos nervios, que pensara en otra cosa, ya que en unos minutos seguro se enfrentaría a varias cosas que le pondrían los nervios de punta.
- Si. Es una gran coincidencia - contestó ella, aún confundida.
- ¿Cómo estuvo Los Ángeles?
- Bien. Es una ciudad muy movida y llena de gente. Nada que ver a Tupelo, pero al menos pude ver a Doty en algunas ocasiones. ¿Tú a dónde fuiste?
