-Cuando miremos y no entendamos nada de todo lo que ahora vemos..-cantaba Dani mientras servía el líquido en la taza-.
-Voy a quedarme con vos al lado cuando todo se nos ponga feo -cantó una voz en su oído, mientras lo abrazaba por detrás-.
-No sabía que estabas en casa, amor -dijo feliz Dani-.
-Llegué hace poquito -dejó pequeños besos en la espalda del menor-. ¿Podés seguir cantando?
-Y cuando esta vida rara y descarada se lleve puesto a algún amigo, cuando lo más común pierda sentido, siempre vas a poder venir conmigo..
Dani cantaba mientras Valen disfrutaba de lo hermosa que era la voz de su novio, más cantando esa canción, la canción que era de ellos.
-Dani, bebé, amor, chiquito, hermoso, ¿Me perdonas por robarte oxígeno?
-Dale tarado -rió, dándose vuelta de forma que quedaron frente a frente-. Tengo cafecito, ¿Querés?
-Ahí me sirvo -sonrió-. ¿Me das un abrazo primero?
Dani asintió y no tardó ni dos segundos en envolver el torso de Valentín con sus brazos. Apoyó su cabecita en el pecho del mayor y lo abrazó con fuerza.
Y si fuera por Valen, se pasaría el día entero abrazándolo, eso seguro.
-Dan..-acarició la espalda del recién nombrado-.
-¿Qué?
-¿Sabías que te amo mucho? -dejó un beso en su cabeza-. Pero realmente mucho. Nunca fui bueno para expresar emociones fuera de las canciones -suspiró-. Se me complica, pero es realmente mucho el amor que siento hacia vos, se me acelera el corazón de solo pensarte y no puedo evitar sonreír. Dani, me haces sentir cosas que nunca pensé que iba a sentir.
-Ay amor -despegó su mejilla del pecho de Oliva y se paró un poco en puntitas de pie-. Yo también te amo mucho -le dio un beso-. Y no pasa nada con lo de las emociones, los dos somos iguales -rió-.
-¡¿Lo ves?! -exclamó el ojiazul-. Haces esas pequeñas cosas y ya me tenés como un tonto enamorado, no puede ser.
-Te amo, jirafita -rió el menor. Valentín lo miró con ternura, amaba la risa de su novio-.
-Te amo, gnomo.