𝐈𝐈𝐈

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La señora Leonor era la propietaria de aquella Biblioteca que tanto me gustaba visitar, la conocía como una señora muy agradable y risueña,  parecía tener mucho conocimiento sobre críaturas míticas y fantásticas, no eran seres en los que yo creíera mucho , pero sin duda las historias que ella contaba sobre todos esos enigmas eran más que entretenidas, emocionantes y en muchos casos terroríficas. Mis favoritas eran aquellas historias tan sangrientas sobre esos seres llamados vampiros , pues parecían tan reales sobretodo de la manera en la que ella lo narraba, no hay duda alguna, de que, ella  vivió en tiempos muy diferentes, en los que claramente esas historias reclamában más vida y las creencias sobre ellas eran aún mucho más fuertes, pues en esos tiempos las personas solían confundir cosas completamente normales con cosas muy enigmáticas, por ejemplo, las sirenas, estas criaturas fantásticas tan conocidas en la actualidad, en realidad,  sugieren cuando los pescadores salían a pescar y se encontraban con los actualmente ahora conocidos como manaties, los pescadores decían que eran mitad pez mitad humano y pues sin duda tenian una forma muy peculiar , y fue de ahí donde sacaron las sirenas, pero aun asi sigue siendo un debate social el decir que existen o no , pues ninguna de las contrapartes tiene evidencia completamente real que defienda sus creencias.

El camino a casa se torno cada vez más corto, hasta que logré llegar,  y como de costumbre entre, me dirigí a la cocina , abrí uno de los gabinetes y serví en un gran plato abundante comida de perro, salí de la casa camine unos cuantos metros hacía el bosque y coloqué el plato en la grama , me aleje un poco y tomé asiento.

Ahora solo queda esperar, espero no haber llegado tarde.
Me dije a mi mismo. 

Tras una larga espera. Ya habían pasado 15 minutos y no aparecía.

Vamos.
Me queje en vos alta. Y sin embargo no daba señal de vida. M levanté un poco desilucionado, con intenciones de volver a casa.

Hasta que escuche unas ramitas siendo aplastadas, y ahí estaba otra vez , se acercó con sigilo no sin antes dirigir su mirada hacía mí y luego empezó a comer.

Le había llamado copó, un lobo color blanco muy singular, pues era manso,  lo había encontrado cuando era apenas un cachorro, y no tenía la ni la mínima idea de que era un lobo, lo había acojido a las orillas de una carretera, con el pensamiento de que era un cachorrito abandonado según , pero a medida fue creciendo me Di cuenta que no era así, por lo que decidí dejarlo  libre y desde entonces siempre regresas a las 6 en punto para comer. Aveces, en mi camino hacia la biblioteca me lo encontraba y paraba un momento para acariciarlo, pero no era un acontecimiento que se diera con frecuencia , pues yo solo cruzaba  una pequeña parte del bosque.

Después de que copó se fuese me recoste en la grama y dirigí mi vista a aquel cielo estrellado, tenía suerte pues a pesar de que habían otras cabañas a una distancia considerable, no habían tantas luces comparado a la ciudad, por lo que era más fácil apreciar las estrellas, y esque, en este preciso momento, estaba alojado en una pequeña choza de madera, originalmente vivo en un edificio de la ciudad, pero había decidído desconectarme de todo, y venir a la ex cabaña de  mi difunto abuelo, está quedaba un poco alejada, pero bastante cerca del bosque. Me entretuve observando por un buen tiempo aquel mar de estrellas, hasta que sentí un frío viento rozar mi piel canela y decidí que ya era hora de regresar a la choza. No importaba que tan acostumbrado estuviese a entrar a aquel lugar,  siempre sentía ese sentimiento que no podía describir, ese recuerdo tan real, de que mi abuelo estaba ahí.

Mi abuelo era un hombre hecho y derecho, con gran carácter, y como era de esperar un hombre de muchas creencias sobre naturales, pues cuando estaba vivo solía contarme muchas historias sobre   brujas, vampiros, duendes  y hombres lobo, mi mamá siempre decía que todas esas historias eran cuentos de viejos que iban pasando de generación en generación para asustar a los niños, pero siempre tube mis dudas. El contaba de que cuando era niño vivía en un pueblo no lejos de acá, y que cuando la oscuridad de la noche arropaba el cielo, todos debían estar en sus camas, con la puertas bien cerradas, algunos con objetos religiosos en sus camas y otros con cuerdas de ajo en las puertas, pues se decía que a altas horas de la noche, salía la bruja a bailar desnuda, mientras se burlaba de la Santa trinidad, y que merodeaba el pueblo asomándose a los ventanales para ver quien estaba despierto y quien no, y si de casualidad escuchabas unos pasos o unos pies que se arrastraban  sabrías  que estaba  cerca y quizas de masiado cerca, pero no debías  mirar, porque la visión de esa, te arrastraría a la  demencia, y esque verle  la cara al mismísimo demonio te traería la peor de todas las suertes .  Aveces me recuesto en la cama y no puedo evitar mirar hacia la oscuridad del bosque, llena de frialdad ,  y esque en ningún lugar me habia sentido así, ese lugar, ese bosque escondia cosas.......cosas muy oscuras........cosas que el viento susurraba, pero un simple mortal no podría escuchar.

The Vampire's Wine // 𝒯𝒶ℯ𝓀ℴℴ𝓀 / 𝒱𝓀ℴℴ𝓀 // Donde viven las historias. Descúbrelo ahora