Capítulo 17

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Jungkook

El lunes es el primer día del nuevo semestre y me despierto antes que los pájaros. El cielo es una pincelada de azul marino sobre un lienzo blanco. Un pequeño destello empieza a emerger de la oscuridad mientras miro por la ventana de la cocina, esperando a que se haga el café.

Tengo ganas de empezar las clases de hoy. Solo he oído maravillas de Dirección de Fotografía para Videojuegos, y Fundamentos de la Animación 2D suena la bomba.

Curso un doble grado en Bellas Artes y Programación Informática, algo sobre lo que mi viejo nunca olvida sermonearme.
Cree que es una carga innecesaria, que solo tendría que centrarme en la programación. «Los ordenadores son el futuro del arte, Jungkook» es su argumento estrella.

Algo derazón tiene; el diseño gráfico se lleva a cabo casi por completo en una esfera digital hoy en día y la gente dibuja directamente en sus ordenadores o tabletas. Yo mismo peco de hacerlo.

Pero para mí no hay nada mejor que sentir la superficie firme de un bloc de dibujo bajo la mano, oírlos arañazos del lápiz o el raspar del carboncillo que se mueve por toda la página. Dibujar sobre papel y pintar en un lienzo está tan integrado en mi forma de ser que no puedo ni imaginar que vaya a depender únicamente de la tecnología en algún momento.

Estoy seguro de que en algún momento los museos mostrarán los cuadros solo en pantallas digitales en lugar de exhibir los lienzos y es posible que esto me convierta en un dinosaurio, pero esa idea me parece un coñazo.

Como mi primera clase no empieza hasta las diez y el entrenamiento es a las ocho, tengo mucho tiempo para supervisar el progreso de la versión beta de mi juego. Me llevo el café arriba y me instalo en el escritorio. O, como le gusta llamarlo a Hobi, la central de mando espacial.

Mi rincón de gaming es un poco exagerada para un estudiante universitario, con tres monitores de alta definición, un teclado programable, un ratón de gamer totalmente personalizable y una tarjeta gráfica que costó más de lo que me gustaría admitir. Pero vale la pena, ya lo creo que sí.

Alcanzo los cascos de color negro y verde neón que cuelgan del altavoz externo y me los coloco. Veo un par de streamings y luego revisó el panel de mensajes privado que creé para mi grupo de jugadores beta.

Solo se puede acceder al juego por invitación, así que las únicas personas que juegan al Legión 48 son aquellas a las que he elegido y autorizado yo. En el chat, hay algunas peticiones de trucos que me hacen poner los ojos en blanco.

Leo los mensajes por encima y busco información que me pueda servir. El objetivo de esta versión es arreglar los errores para que el producto final sea completamente funcional.

Nada me llama la atención. Me bebo el café mientras los comentarios y preguntas aparecen en la pantalla y el chat se actualiza automáticamente con cada mensaje. No me sorprende ver tantos jugadores conectados tan temprano. Lo más probable es que ni siquiera hayan dormido.

Cuando oigo unos pasos en el pasillo, vuelvo la cabeza con cuidado hacia la puerta. Alguien entra en el baño del pasillo y cierra la puerta. Al cabo de unos minutos se oye la ducha.

Me pregunto si es Jimin. Parte de mí espera que no para así escapar de casa e ir al entrenamiento sin cruzarme con él. Todas las interacciones que tuvimos ayer fueron más que incómodas. Y eso sin hablar de la noche anterior, cuando sepuso hasta el culo y tuve que llevarle a cuestas al piso de arriba, a lo bombero.

Ese precioso culo... Es tremendo, increíblemente firme, redondo y se te hace la boca agua solo con mirarlo.

Me gustabas.

Amor Prohibido (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora