- 𝚂 𝙸 𝙴 𝚃 𝙴 -

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— ¿Qué haces aquí? — preguntó sorprendida.

El rubio le sonrió sin mostrar los dientes, tocó de manera juguetona la nariz de su amiga volviendo su atención a la bolsa con la que venía. La joven quedó perpleja, sonrió algo tímida bajando la mirada.

— Siempre estás aquí, es tu lugar favorito — comenzó a decir, sacó de la bolsa unos bocadillos dándole unos a su amiga — Así que vine a hacer compañía.

Ella volvió a reír algo más animada, tomó los bocadillos. Jay sacó un jugo de la bolsa, lo destapó y tomó un largo trago. Siempre había pensado en su amigo como alguien atractivo, observando nuevamente de manera detallada su perfil, avergonzada volvió su vista a la bolsita de bocadillos.

— No era necesario, estoy bien — dijo.

— No quiero que te sientas sola, así que haré todo por verte, aunque sea unos minutos.

La chica se sintió avergonzado, la mirada de Jay era penetrante, terminó por perderse en aquellos ojos oscuros, apenada rompió con aquella conexión, volviendo su vista al frente, se regaño internamente, maldiciendo a su persona una y otra vez. ¿Por qué tenía que ser tan atento, tan dulce? Su actitud solo volvía las cosas más difíciles y la culpa en su interior incrementaba.

— Hoy vi tu debut — cambio de tema — ¿Vampiros?

Jay se sonrojó un poco volviendo a beber de su jugo, lo dejó a un lado. Sabía a dónde quería ir su amiga, aquella sonrisa burlona y juguetona le era muy fácil adivinar, se llevó una mano a la nuca.

— ¡Agh! — gritó frustrado — No te atrevas a reírte.

Miró de reojo a la chica quien estaba aguantando la risa, sus pequeñas y pálidas manos estaban por encima de sus labios. Sabía que quería reír, terminó por bufar y ella finalmente soltó la carcajada. El chico se llevó una mano al rostro, ocultándose avergonzado.

Volvió a mirar por el rabillo del ojo a Haneul que seguía riendo abiertamente, no iba a mentir, siempre había gustado verla reír, en sus días de escuela, cuando en los descansos podían encontrase le gustaba hacerla reír, siempre había pensando que su sonrisa era la más bella que había visto en una mujer y por ello se esforzaba por ser él la causa de aquella sonrisa, deseó ser la causa de su felicidad.

Jay siempre había estado enamorado de su amiga. Ese era la realidad.

— Perdón, pero siempre que veía algo de vampiros o leía algo te reías de mi — comenzó a decir algo más calmada — Y todo para que terminarás siendo un vampiro en tu debut.

Volvió a reír. Jay se mantuvo serio, aunque por dentro disfrutará verla sonreír. Apretó sus puños para que ella lo notara, causando que su risa aumentará.

— Tus vampiros son ridículos — intento defenderse — Brillan con el sol, eso es absurdo.

— Aún así, tu eres ahora un vampiro, y tanto que te burlaste de mi — volvió a decir.

Jay acercó su rostro al de ella, haciendo que callara su risa de inmediato, mirándose fijamente, sintió su corazón parar.

— Te gustan los vampiros, ¿No? — susurró — Eso hace que te guste.

Habló algo coqueto. Ella colocó una mano en su pecho haciendo que volvieran a tener la misma distancia que anteriormente, sonrió de manera ladina.

— Junto a tus otros seis compañeros — contraatacó.

Jay maldijo por lo bajo echando un bocadillo en su boca para volver a mirar al frente. La chica sonrió algo conmovida por la reacción de su amigo, dejó los bocadillos a un lado, y de poco en poco fue escondiendo estos del rubio. No podía comerlos, pero no quería hacer sentir mal al rubio, no después de su esfuerzo.

— No quiero saber tu bias — dijo Jay.

Ella rió nuevamente. Aún era fácil hacerlo enojar, y le agradaba ello, suspiró cerrándose sus ojos alzando su cabeza para que la brisa acariciara su rostro, el sol caía de manera rápida. El rubio observó su rostro, sus pestañas largas, su nariz, sus labios finos. Apartó la mirada al suelo.

Desde su reencuentro por muy cerca que estuviera con ella, ni las caricias, ni las palabras lograban sacar ese rubor en sus mejillas. Ella era alguien emocional, aún recordaba la primera vez que le dió una flor por ser su amiga y lo roja que se puso en aquella ocasión. Ahora nada.

— Su canción habló si le fue dado o ustedes tomaron su debut, ¿Cierto? — el chico asintió — Los vampiros son muertos vivientes, y ellos quitan la vida a otras personas, pero a la vez también les dan vida al revivir como vampiros...

— Se nota que te gustan los vampiros.

Volvió a enderezar para ver a Jay, su vista era seria, sonrió como para aligerar aquello.

— De pequeña quería ser un vampiro — rió ante su declaración — Lo más cercano, sería está muerta en vida ¿No?

Jay lo miró un tanto confundido.

— Sigues siendo rara — se quejó volviendo su vista al atardecer que estaba desapareciendo.

La noche cayó.

— Tu eres el raro — dijo.

Ambos permanecieron en silencio. Haneul empezó a golpear la banca son sus dedos a un ritmo constante, Jay ya había acabado con sus bocadillos; el silencio no era incómodo, al contrario, lo disfrutaban, intercambiando miradas de vez en cuando. A la mente del rubio se vino los recuerdos de las burlas hacía por él pasar tiempo con su amiga, no era bueno realmente manteniendo esa clase de secretos, o ellos lo ya lo conocían bien.

— Jay.

— ¿Huh?

— Me aterra perderte — confesó — No, más bien, temo dejarte.

El chico rió.

— ¿Por qué me dejarías? — volvió a acercarse a ella, tomando su mano.

¿Por qué demonios siempre tenía que estar tan fría?

La chica tomó una bocanada de aire, sus ojos empezaron a humedecer, mientras su mirada se movía de un punto a otro evitando ver al chico que tenía enfrente.Sus labios se abrieron sin embargo no podía decir nada. Su mirada quedó fija en un grupo de chicos que parecían acercarse a ello.

— ¿Ese es Jay? — preguntó el menor del grupo.

Habían salido a caminar Niki, Sunoo y Heeseung por el río para relajarse un rato, había estado hablando cómodamente de cosas triviales así como lo que esperaban en su primer comeback, hasta que el japonés divisó a uno de sus mayores sentado en una banca a los lejos. Estaba por dirigirse hacía a él.

Pero Heeseung lo tomó del brazo antes de iniciará cualquier cosa, su vista cayó en su compañero de grupo, sintió una gran pena por él. Tomó a Sunoo con la mano que tenía libre haciendo que ambos dieran la media vuelta.

— Necesita de su espacio, no hay que invadir — fue lo único que les dijo para alejarlos de aquel lugar.





Cómo ya había dicho, ya está muy cerca del final, así que posiblemente publiqué el siguiente capítulo mañana o el domingo.

Aún no decido del todo el final, pero quiero acabarla antes de que vuelva a clases y quede algo abandonada

Gracias por leerme ^^



𝐒𝚞n𝐬e𝚝 || 𝐉a𝚢 𝐏𝚊rk ✓Where stories live. Discover now