2.Bala en el cráneo

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Pum.

Pum.

Pum.

El tercer golpe a la puerta de metal y mi cuerpo aún no reaccionaba. En mi mente seguía soñando sobre cómo sería mi vida al lado de un mafioso y quería ver a donde me llevaba mi mente; tal vez podía seducir al grandote y largarnos de aquí, ser su perra y ya.

Pum.

Otro golpe a la puerta y me negaba a despertar.

Escuche como quitaban el seguro de la puerta y alguien entraba. Me quitó mi sábana y me movió con su pie.

- Despierta.- Demandó alguien.

Gruñí un poco y recapacité. Recordé todo lo qué pasó y en donde me encontraba y no me dieron ganas de desobedecer al dueño de la voz.

- Se dice buenos días.- Dije socarrona.

- Buenos días princesa, ¿Qué querrás de desayuno? ¿Una bala en el cráneo?- Dijo el rubio agachándose a donde me encontraba yo sentada.

- Vale, me quedo claro, gruñón. - Antes de levantarme revise mi ropa. Acomode un poco la blusa de tirantes y me levante.

- Anda, camina.- Me tomo del brazo y me saco del cuarto.

Mientras caminábamos por el pasillo, vi como las paredes dejaban de estar sucias y dañadas. Al parecer, en la zona en la que me tenían era la zona más descuidada del edificio.

Reconocí la puerta de metal por la que pase hace unas horas. Aunque la luz del sol ayudaba a iluminar las cosas, seguía siendo difícil ver todo con claridad. Seguíamos caminando y mi mirada cayó sobre los azulejos del piso. Estaban manchados... y no de tierra, ni siquiera de mierda, estaban llenos de pequeñas gotas de sangre, era como si alguien hubiera recibido... "una bala en el cráneo".

Llegamos al final del pasillo. De ver puertas de metal caídas, puertas de madera rotas y destrozadas por el pasillo, pasamos a ver el final del pasillo donde había unas escaleras, lamentablemente, sin alguna protección para evitar la caída de alguien. Eso confirmaba mi teoría de que el edificio seguía en construcción o que nunca se terminó.

El chico tiro de mi y me llevo dos pisos abajo. Intentaba recordar todos los atajos que el chico tomó y todas las puertas que cruzó, para de alguna manera saber donde había algo que me ayudara a salir.

En el piso en el que me detuvo me sorprendió no ver ningún tipo de pared que dividiera el gran espacio en algunos cuartos. Solo era un gran espacio libre, lleno de escombros y porquería. Levante mi vista de una basura que llamó mucho mi atención y me encontré con 9 personas, de quienes solo recuerdo a el trío que me cargo desde un inicio, el de cabello rojizo, el que me golpeó y el de la voz atractiva, el tal "RM" aparte del rubio gentil que me traía casi arrastrando.

El rubio me acercó a ellos y me ordenó que me parara frente a ellos y me quedara quieta. Lleve todo mi peso a mi pierna derecha y coloque mis manos en la cintura esperando a que alguien se digne a hablar. El rubio se fue a un lado del montón de imbéciles y sacó algo de su saco.

- Escucha linda. Te mostraremos fotos y nos dirás si los conoces o no y el nombre de ellos. - Dijo el viejo.

- Mhm.- Dije sin interés alguno.

Y empezaban a mostrar unas fotos. Y desde la primera foto reconocí a las personas.

- Mi padre, Choi Youngje. El jefe de mi padre, el señor Ki. La esposa de un amigo de mi papá, la señora Lee. Un compañero de papá. Igual él y ella y él. Todos son amigos o conocidos de mi padre. - Conteste cada que pasaban una diferente foto.

¿Por qué tú no?// KNJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora