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A veces algunas personas están destinadas. Y cuando se encuentran, incluso si todas las cartas están en su contra... Ellas no pueden evitar querer seguir ahí, la una para la otra.

 Ellas no pueden evitar querer seguir ahí, la una para la otra

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Sirena, la Estrella de las Limpias Aguas

"..."

"..."

"........"

"..............."

Llevaban un buen rato así. Vega ya no sabía cómo sacarle a ese joven una sola palabra. Pero lejos de verse frustrado por ello, el guardián del Hoshi Tama se mantenía apacible y risueño en lo que clavaba sus ojos en el misterioso errante, que tan distinto de él se veía.

"No eres de muchas palabras"

"..."

"Y curiosamente llevamos coincidiendo caminos todo este rato" y agregó, algo espantado pero sin perder la sonrisa "por no decir que creo que me estás siguiendo..."

"..."

Suspiró otra vez.

"Supongo que no hay nada que hacer contigo"

Vega estaba dispuesto a alejarse y continuar su camino rumbo al puerto de Sirena, incluso si a estas alturas esa idea ya no le gustaba tanto pues implicaba dejar atrás a aquel cerúleo de ojos vendados. Sí. A estas alturas, esa idea definitivamente ya no le gustaba. 

Era cosa de repasar los hechos: las manzanas, el espectáculo de luces que se perdió por sentirse observado, la cantidad de presagios que escuchó en boca de bardos acerca de él y el otro extraño (que, dicho sea de paso, fueron presagios imposibles de descifrar. Jamás comprendió si auguraban cosas buenas, o catastróficas. Esperaba que no fuera lo segundo).

Aún así, en líneas generales todo apuntaba a que ese chico venía a traerle desgracias o, cuanto menos, muchas situaciones extrañas y poco claras. Y si sumado a eso ni siquiera iba a dirigirle la palabra... Ah, no tenía sentido seguir ahí.

No obstante, lo contradictorio era que cada vez que Vega se iba, él lo seguía.

"¡Voy a ponerme nervioso!" murmuró, luego aceleró el paso. Y también santiguó, por si acaso.

No se escapaba a la percepción de Vega que el cerúleo fuera un soldado de Alba. ¿Qué hacía ahí, en Sirena?  Había quedado tan atrás en lo que competía a las familias reales que ya no sabía qué pensar de todo aquello, y tristemente, el caso de Alba no era uno de los más ejemplares como para pensar lo mejor. ¿Acaso ese joven realmente estaba buscándolo a él, al guardián del Hoshi Tama? De repente pensó en Capella y sus numerosas advertencias. Aunque francamente eso no lo mortificab...

"¡Lárgate, profanas las limpias aguas de Sirena!"

"Ustedes, los de Alba, nunca supieron reconocer la belleza cuando la tuvieron delante. No queremos a su gente aquí ahora, no vas a comprar en mi negocio"

Los comerciantes del puerto, ya era sabido, podían ser mucho más despiadados que los de la periferia o la avenida principal de Sirena, el sitio donde se cruzaron por primera vez. Estos tipos no tenían problemas en linchar a quien consideraran un peligro, pues se habían bautizado a sí mismos como los guardias portuarios de las fronteras de la Estrella.

Era cuestión de tiempo para que se abalanzaran sobre el joven de Alba. Viendo sus manos, Vega presintió desde su sitio a metros de la escena que él incluso parecía estar dispuesto a empuñar su espada tan pronto como lo atacaran.

"¡A-Alto, alto!" como era de esperar, nadie lo escuchó. O más bien, nadie le hizo caso. Vega chasqueó la lengua, pensando qué podía hacer sin recurrir a alzar su voz. "¡¡¡!!!"

Así sin más. Vega corrió, apartó al gentío con todo el cuidado que pudo y, al llegar frente a él, tomó su mano. No supo si lo miró, porque cuando él quiso verlo, otra vez se encontró con esa desagradable venda cubriendo sus ojos. 

¡Pero no era momento de pensar en eso!

"Vámonos"

Huyeron de allí.

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HOSHI MEGURI DRABBLES (IDOLiSH7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora