Capítulo 3. Yo, Álex Patterson

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Despertar, una pesadilla en la realidad.

Techo blanco, aire acondicionado y una inquietante sala vacía. O eso pensé, pero mi impresión de soledad dentro de esa sala culminó en cuanto volteé hacia mi derecha, en donde se encontraba una hermosa chica dormida en una silla; Pelirroja, de piel blanquecina y tersa, largas pestañas y un rostro perfecto adornado con un bonito lunar bajo su ojo izquierdo.

Estaba claramente confundido y para mi desgracia, empecé a recordar ciertos eventos del día del accidente.

—¡¡Alex!!! —Fue lo último que escuché antes de despertar aquí.

—Anna... ¡Los resultados!, tengo qu... —Intenté levantarme pero al hacerlo, un profundo dolor se extendía desde mi pecho hasta la parte inferior de mi nuca. — Du-ele...

¿Cuántos días habré pasado aquí? ¿Qué sucedió luego del accidente? ¿Ya habré recibido los resultados? ¿En serio habré aprobado?

— Meh, claro que sí... — Dije en voz baja, en un intento de calmarme

Tenía muchas preguntas y hasta el momento ninguna respuesta.

Por más que lo pensase, no podía resolver ninguna de mis dudas, y estaba más que claro no lo iba a hacer si seguía postrado en la camilla.

—Ouch... —Exclamé, luego de nuevamente intentar levantar mi cabeza y acomodarme mejor.

Extrañamente, sentía una rara presión sobre mi cabeza, misma que luego de comprobar, era un vendaje que cubría gran parte de esta.

Claramente seguía en un mal estado y mi confusión no ayudaba a sentirme más calmado.

Lo siento Anna, de seguro nuevamente te hice preocupar; pensé,

¿Cuántas veces me habrás venido a visitar? ¿Cómo será tu expresión cuando me veas? ¿Qué estarás pensando en estos momentos?

—Hmmf

De repente, un corto gemido proveniente de aquella chica que yace descansando a un lado mío, interrumpe mis preguntas y me hace plantearme una nueva:

¿Y ella quién es?

Dudo que sea un familiar mío, no se me viene ninguna imagen de alguna prima lejana a la cabeza, de hecho, los únicos familiares que tengo no se encuentran en esta ciudad y dudo que hayan venido a ver cómo me encontraba, debido a que la comunicación que tengo con ellos es muy poca o nula.

Estoy seguro de que nunca he visto a esta chica en mi vida, ni en la academia ni a los alrededores de donde vivo,

¿Alguna enferma? No pienso que ese sea el caso, digo ¿Qué enfermera se queda dormida durante el trabajo? A menos que haya ocupado el turno de noche, tendría más sentido, pero tomando en cuenta cómo está vestida, definitivamente no es una enfermera. De hecho, ahora que la veo más claramente, es una chica realmente joven y hermosa, se ve simpática, y podría decirse que es masomenos de mi edad. Huh, apostaría que es muy popular en su academia o universidad, basta sólo con mirarla; Esa belleza sumada a cómo está vestida simplemente podría enamorar a cualquiera.

—No, no, no —dije mientras movía mi cabeza de lado a lado, intentando quitarme aquellos malos pensamientos. —Cualquiera, excepto a mí.

Retiré la mirada que por varios minutos estaba posada sólo en ella, ya que si despertaba podría asustarse si se encontrase con un tipo con la cabeza vendada mirándola fijamente.

Analizando la situación, puedo suponer que se ha confundido, se podría deducir que la chica ha estado esperando aquí durante toda la noche, al estar cubierta con una chaqueta y una manta cubriendo su regazo. ¿Quién se supone que es? Me asusta pensar que una chica como ella haya estado esperando a que despertara, ¿Que podría querer de mí? Por más que daba vueltas a la pregunta, no se me venía nada más a la mente, tendré que esperar a que despierte para poder hacerle la pregunta.

Perdido En Una Nueva VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora