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Laura volteó a ver a Ben rápidamente con la mirada llena de sorpresa y curiosidad, pero Ben solo veía a Lucía con el semblante serio como si aquello no hubiese causado nada en él.

—No voy, váyanse si quieren. No me importa y tampoco me preocupa Laura —respondió con la voz seria para luego agarrar su chaqueta y salir a la calle.

Laura se mostró indiferente ante esa reacción, pero aunque se sintiera algo mal ella quería que las cosas se dieran así. No debía sentirse mal por su indiferencia.

—Laura, lo siento… —empezó a hablar la de ojos esmeralda.

—No es momento, y no me importa —se dirigía la puerta—. Vamos.

Del perchero agarró dos suéteres algo gruesos y cuando ya habían salido le dio uno a su hermana. Empezaron a caminar por las calles, Lucía cargaba el bolso lleno de dinero y Laura todas las cosas necesarias para sobrevivir.

—¿Para qué es el dinero? —preguntó Laura al darse cuenta.

—Si tenemos suerte podremos irnos del país con este dinero, no quiero que… —se dio la vuelta al notar que Laura se había detenido—. ¿Laura?

—¿Irnos del país? —preguntó dudosa.

—Sí… mira, se que es muy repentino todo esto, pero entiende, si nos quedamos aquí nos encontrarán tarde o temprano, y podrían matarnos a las dos. Tienen el suficiente dinero para limpiarse las manos y culpar a un inocente —respondió.

—Lo siento, pero no me pienso ir de aquí. Aquí tengo…

—¿Qué tienes aquí? Estuviste cuatro años en coma Laura, solo por si se te olvidó, nuestra familia no te acepta y ese chico que según se llama Ben no parece tener ni un tipo de interés en ti. Y solo tienes una amiga. Lo siento Laura, pero no parece que tengas nada importante aquí.

Las duras, frías y sinceras palabras de Lucía la trajeron a la realidad. No tenía nada por lo que quedarse. Si se iba talvez tendría una vida plena con su hermana, talvez encontraría amistades, talvez tendría la vida que siempre quiso. Junto a su hermana.

Pero al pensarlo un poco más entendió que huir no era la mejor opción, si se iban, sus padres moverían, mar cielo y tierra para encontrarlas y que el “oscuro” secreto de esa familia nunca saliera a la luz.

Tenían que enfrentarlos.

—No hay que huir —dijo de repente.

—¿Y qué pasará con nosotras, ah?

—Tengo un plan.

***

Dos chicas de cabelleras rubias caminaban por la calle, tenían puestos unos lentes oscuros y de dirigían a un hotel de la zona.

—¿Estás segura de que funcionará? —preguntó Lucía acomodándose la peluca dorada.

—… no sé.

Con los nervios serpenteando en sus pieles entraron al pequeño hotel de tres estrellas, pidieron una habitación y subieron por el elevador hasta el último piso. La habitación era espaciosa, pero no tanto como lo sería una de un hotel de cinco estrellas.

Lucía le dio su teléfono a Laura y la mencionada encendió su ubicación para que las pudieran rastrear, tendrían aproximadamente cinco minutos antes de que su plan empezara.

Laura abrió la cámara del teléfono y empezó a grabar, luego lo puso detrás de una almohada del sillón dejando únicamente la cámara fuera para que grabara todo lo que sucediera.

Se alejó un poco para verificar que no se viera y justo cuando lo hubo confirmado la puerta de la habitación se abrió de una patada.

Una mujer de rostro suave y delicado de ojos esmeralda apareció por la puerta seguida de un hombre de rasgos duros e imponentes.

Sus padres.

La mujer tenía el rostro serio, pero toda la tranquilidad que parecía tener desapareció cuando tomó la peluca de una de las gemelas y la quitó dejando sus cortos cabellos caer por sus hombros.

—¡¿Qué mierda te pasa?! —gritó histérica.

Un golpe resonó en todo el lugar, la mejilla de Lucía quedó de un color rojo y su rostro se mantuvo volteado durante unos segundos.

Laura solo observaba aquella escena con miedo y enojo, era una mezcla de sentimientos tan rara que no sabía que hacer.

—Tú —el hombre se acercó a Laura a pasos rápidos y la sujetó fuertemente del brazo para jalonearla, quitarle la peluca y tirarla al suelo.

Laura empezó a temblar y segundos después a llorar, en el brazo mantenía las marcas de la grande mano de su padre y de los anillos que tenía en ella. De repente una fuerte patada le llegó a las costillas haciéndola doblar su cuerpo y escupir sangre.

—¡Déjala! —el grito de Lucía le devolvió parte de sus sentidos.

Ahora el hombre fue tras de la de ojos verdes dándole un golpe en el estómago, ya que si golpeaba su rostro se iba a ver en las cámaras.

No planeaban matar a Lucía, sería mucho problema inventar toda una historia, solo querían matar a Laura y luego ocultar el cuerpo, no tendrían que hacer nada más.

—¡¿Porqué hacen todo esto?! —gritó Laura como pudo.

—¿Porqué? ¿Es que aún no te queda claro? —preguntó el hombre.

—La familia Castillo siempre ha sido bendecida con descendientes inteligentes, talentosos… simplemente perfectos. Tú no eres absolutamente nada de eso, eres una mancha que está familia no planes aceptar. Siempre fuiste un desperdicio y una desilusión —explicó la mujer.

—O sea… que solo hacen todo esto por su adicción a la perfección —afirmó Laura.

—¡Exacto! Y Lucía… por dios, es perfecta, ¿no lo vez? Siempre ha hecho todo lo que hemos querido y siempre ha resaltado en todo lo que hace. Y tú… tú solo eres decepción tras decepción. Nos terminamos hartando, y tu pequeño cuerpo debía servir para algo ¿no?

Los ojos de ambas gemelas soltaron más lágrimas, les daba tanto asco tener la misma sangre que esas personas.

Lucía se paró con dificultad mientras golpeaban a Laura por todo el cuerpo, o bueno, el hombre la golpeaba ya que la mujer solo observaba.

Se dirigió al sillón y sostuvo el teléfono mientras aún grababa lo que le hacían a su hermana.

—¡Hey! —llamó con voz temblorosa—. Saluden a la cámara.

Su sonrisa torcida combinada con burla y dolor quedó a la vista de ambos.

***

Hola mis amores ^^ los banners del capítulo faltaron esta vez ya que Wattpad no me permitió ponerlos. Espero solucionar este problema pronto.

Ah... ¿Y les está gustando? :3

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