XIII: Tragedia.

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Jade estaba caminando por los pasillos de Hogwarts, de lo más tranquilo, dispuesto a encontrar a algún de sus amigos, sin embargo, cuando bajaba las escaleras hacia el vestíbulo, fue detenido por Harry Potter.

-Jade -lo llamó, el nombrado lo miró con una ceja en alto y se cruzó de brazos.

-¿Qué se te ofrece, Potter?

-Sobre lo que te dije en la Madriguera...

-Ya te dije que es una idea absurda, ridícula. Ahora, si solo vienes para hablarme de ellos, debo decirte que estoy muy ocupado y no tengo tiempo para estupideces -habló, molesto. Harry nunca creyó que eso podría molestarle tanto, además, nunca lo había visto enfadado siquiera; Jade siempre parecía evitar enojarse, por más molesto que podría ser lo que presenciar a o le dijeran-. Me parece de muy mala educación juzgar a Draco, solo porque te cae mal. Deja de ser infantil, esa es una acusación muy grave -bufó y, antes de que Harry dijera algo, se apresuró a caminar alejándose de él.

(...)

-Hola, Jadey -era la quinta vez en la tarde en que Izzie lo paraba, para preguntarle cómo es que se encontraba y qué estaba haciendo-. ¿Cómo estás?

-Igual que las últimas cuatro veces que me lo preguntaste, Izz -respondió el chico, elevando la vista de su libro para verla-. No quiero sonar grosero, pero estamos estudiando -murmuró. Arizona se encontraba con él, estaban rodeados de pergaminos y libros, en una de las mesas de la biblioteca-. Si quieres, puedes estudiar con nosotros -la rubia negó.

-Ya me sé de memoria todo lo necesario, y también lo practico, estoy descansando ahora -respondió-. Puedo ayudarte a estudiar si lo deseas.

-Te lo agradezco mucho -le dijo, y ella sonrió-. Pero estoy bien, no soy tan malo en clases, además, estoy con Ari -la sonrisa de Isobel se esfumó y miró con una mueca a la azabache.

-Claro, como digas -murmuró, se quedó un momento observando a la azabache, que tenía el ceño fruncido y a penas había oído la conversación de los chicos, puesto que estaba muy concentrada-. Tu hermana te estaba buscando, Sloan -le dijo, sin embargo, a la otra chica pareció no importarle.

-Está bien, luego la veré -la rubia bufó.

-¿Te gustaría ir a la torre de Astronomía esta noche, Jade? -le sonrió, agitando sus pestañas. Jade suspiró y se puso de pie.

-Ari, vuelvo enseguida -la chica asintió, sin mirarlo siquiera-. Ven, Izzie, tengo que hablar contigo -la chica sonrió aún más cuando él la tomó del brazo para salir de la biblioteca.

-¿De qué quieres hablar, Jadey? -le preguntó, cuando se habían adentrado a un salón cercano que estaba desocupado-. ¿O realmente quieres hablar?

Jade se rascó la nuca, en un gesto de incomodidad. Debía decirle algo para que ella se detuviera, desde que conoció a Arizona, se había puesto aún más intensa y lo seguía cada que podía y siempre miraba mal a la chica, que no tenía absolutamente nada que ver. Además de haberle estado hablando mal a Draco cuando este nombraba a Sloan, que, por cierto, había comenzado a salir con Pansy.

-Isobel, no quiero sonar cruel diciéndote esto... -la apartó, puesto que ya había vuelto a abrazarlo-. Te quiero mucho, y creo que lo sabes. Pero no más que una amiga. Y se me hace algo incómodo que trates mal a Arizona cuando está conmigo, que me tires indirectas o que te enfades con Draco cuando solo la menciona -expresó, la chica se había quedado callada, mirándolo atónita-. No quiero que te lo tomes a mal, porque, como ya te dije, quiero mantener una amistad contigo -añadió-. En cuanto a Arizona, tal vez te complazca saber que tiene pareja, y no soy yo. Sin embargo, eso no quiere decir que voy a estar contigo, Izz -le dijo, al ver cómo la expresión le cambia a, se su avisaba y comenzaba a sonreír. Pero al oír lo último, volvió a ponerse seria-. Me gusta alguien más, ¿de acuerdo?

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-Oh... -murmuró-. Es la chica Weasley, ¿no? Créeme que ella...

-Izzie -la interrumpió, colocando sus manos sobre los hombros de ella-. No importa quién sea. Solo quiero que respetes eso y dejes de hacer lo que te mencioné antes, por favor.

Isobel quitó las manos del chico y dio un paso hacia atrás, con los ojos cristalizados.

-Lo siento -susurró-. Me alejaré de ti, entonces...

-No se trata de alejarte de mí -le dijo-. Solo... Ya sabes, lo que te dije. No creo que sea tan difícil...

-Sí, claro... Bueno, yo mejor... Mejor me voy, sí...

Y esta vez, a diferencia de la última vez que habían estado hablando de aquellos temas, Jade no la detuvo. Sin más, unos minutos después de que ella se haya ido, él decidió volver a la biblioteca. Sentía un gran alivio al haberle sido franco a su amiga.

(...)

-¿Y a la rubia qué le pasa? -le había preguntado Blaise a Jade, a la hora e la cena. Estaba sentado a su lado y podía ver claramente como la chica miraba al de ojos verdes con el ceño fruncido.

-Le dije que ella no podría gustarme -respondió, suspirando-. Y que me gusta alguien más.

-¿En serio te gusta alguien? -le preguntó Draco, que estaba sentado junto a ellos, hasta ese momento, jugando con la varita y su tenedor.

-No lo sé -bufó-. Ese no es el punto. Solo se lo dije para que deje de insistir.

-Pues parece que quiere saltar hacia ti y matarte -le dijo el moreno-. O besarte, igual.

Jade iba a reprochar, pero en ese momento Dumbledore había carraspado y todos dirigieron su vista hacia él, que comenzó a hablar acerca de dos nuevos alumnos, que le iban a dar lugar a su selección en aquel momento. Eran dos chicos que provenía de Dumstrang. Jade se acomodó en el asiento para prestar más atención y mirar hacia el profesor, curioso. En ese momento, la puerta del Gran Comedor se abrió, todos voltearon a ver, pero sólo se trataba de Theodore. Que sonrió nervioso, se disculpó y se apresuró a llegar hasta su mesa, y se úbico junto a Draco. Dumbledore siguió hablando.

-Es Thomas -le susurró el castaño al otro. Jade abrió los ojos como platos.

-¿Quién es Thomas? -preguntó Draco.

-El chico de quien te hablé -murmuró el ojiverde. Malfoy lo miró con una ceja en alto-. ¿Estás seguro, Theo?

-Estaba con él ahora -le dijo-. Por eso tardé. Pero hay otro muchacho también, no tengo ni idea de quién es.

Y cuando dirigieron su vista hacia las grandes puertas de roble, que volvían a abrirse, Jade quedó desconcertado. ¿Qué hacía su primo allí? ¿Qué había pasado por la mente de sus tíos al traer a Chandler a Hogwarts? Si mal no recordaba, ellos estaban disgustados con aquel colegio, puesto a que no apoyaban ciertas políticas de Dumbledore.

-Y la verdad, el nuevo es muy guapo -agregó Theo.

-Es mi primo.

-Lo siento.

Jade le dirigió una sonrisa divertida y volvió a mirar hacia la mesa de los profesores. McGonagall ya había traído el pequeño taburete que había estado presente en su selección y, como no, el viejo sombrero seleccionador.

-No parece que esté muy contento -comentó Blaise. Todos lo habían notado, puesto a que, a diferencia de Higgs, que iba sonriente, Chandler estaba súper serio y se podría decir que hasta disgustado.

Primero, McGonagall llamó a Thomas que, tras poco tiempo, el sombrero lo envió a Slytherin, así que buscó con la mirada a Theodore y se sentó junto a él, dedicándole una sonrisa a Jade, quien simuló no haberlo notado y siguió prestando atención a la selección. El sombrero estuvo más de cinco minutos decidiendo en qué casa mandar al chico, McGonagall estaba sonriente.

-¿Por qué se ve tan feliz? -preguntó Draco. Jade le sonrió.

-Según lo que oí, McGonagall fue Hatstall -le dijo-. Y Chandler acaba de convertirse en uno, ha estado más de cinco minutos bajo el sombrero -Draco hizo asintió y le devolvió la sonrisa.

-¡Gryffindor!

-No puedo creerlo -bufó Leblanc, aunque no había sido el único. Chandler también lo había hecho, al otro lado del salón, pero había emitido una leve sonrisa-. Y él tan alegre -murmuró-. Siempre le ha gustado ser la oveja negra -comentó, encogiendose de hombros.

-Hubiera sido lindo tener a otro de los tuyos en Slytherin, Jadey -le dijo Pansy, que había estado oyendo desde un inicio, al otro lado junto a él.

-Sí, supongo.

(...)

Ahora se encontraban los seis en su sala común, charlando animadamente. Jade estaba sentado junto a Pansy y Draco, este último con un brazo sobre los hombros del muchacho.
Thomas había tratado de interactuar con Jade, sin embargo, cada que lo hablaba, Jade simulaba no escucharlo. Se sentía algo incómodo y no pensaba llevarle mucho el apunte hasta que haya hablado con él, que pensaba hacerlo a la mañana siguiente.

-Thomas estará en la habitación 8 -les dijo Pansy, cuando el muchacho había preguntado-. Con Crabbe, Goyle y otro chico más que no recuerdo el nombre -comentó.

-¿No es la misma de ustedes? -preguntó el muchacho hacia Theo, quien negó.

-Somos cuatro por habitación; la nuestra es la 4 -le dijo. Thomas había parecido algo decepcionado, sin embargo asintió.

-Bueno, yo ya me iré a la cama -comentó Jade, poniéndose de pie. Draco se sintió vacío al ya no tener el contacto del chico en él.

-También yo -se apresuró a decir para poder caminar detrás de él.

-Buenas noches.

-No hagan cochinadas antes de que nosotros lleguemos -bromeó Blaise.

Al llegar a la habitación, Jade se tiró sobre su cama, pero sintió algo bajo él. Un sobre. Frunció el entrecejo y lo tomó. Era de sus padres, ¿por qué no lo había visto antes? Supuso qué su lechuza se había demorado en el vuelo.

"Adrien,

Hijo, sé que esto va a sorprenderte y, probablemente, a desconcertarte. Sin embargo, debes saberlo. Ross y Sonya han sido asesinados...

Jade abrió los ojos como platos y emitió una especie de chillido. Draco, que se estaba cambiando allí, lo miró, preocupado.

-¿Qué ocurre? -preguntó, preocupado al ver cómo los ojos del muchacho se habían cristalizado, sentándose junto a él, sin haberse colocado la camiseta aún -. ¿Qué pasó, Jade? ¿Estás bien? -él negó y siguió leyendo la carta

... Hemos decidido que Chandler se quede con nosotros, ha venido a casa hoy. Está devastado, en dos días irá a Hogwarts. Espero que le hagas buena compañía y le presentes a tus amigos. Que trates de integrarlo y reconfortarlo.

Papá."

-Los padres de Chandler... -murmuró, las lágrimas ya caían por las mejillas del chico. Draco, desconcertado, se apresuró a abrazarlo-...murieron, Draco. No... No entiendo cómo, ellos... No lo entiendo. Ni siquiera especificaron nada. Y... Y Chandler -susurró-. Ni siquiera lo saludé hoy... Mierda. Debo ir a buscarlo -y se separó rápidamente de él y corrió escaleras abajo.

-Jade, espera -exclamó, corriendo detrás de él-. Espérame, te regañarán si vas por ahí -gruñó.

-No me importa -le dijo, sin parar su paso.

(...)

𝘽𝙤𝙮 - 𝘿𝙈. [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora