La Caótica Vida De Fiorella |Henry Cavill|

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—¿A dónde vas?

—Haré algo...¿qué ocupas Lila?

—Unos señores te están esperando, ¿qué les digo?

—Diles que estaré de vuelta en media hora, adiós

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Manejó hasta llegar afuera de su casa
El clima aún seguía algo frío pero él estaba como si nada.

Pensó en hacerlo, ya estaba decidido, pero su vergüenza lo detuvo.

Lila tenía razón, él ya no estaba para juegos, y ella tampoco. Fiorella siempre lo había demostrado.

Henry abrió la puerta del coche y caminó hasta la puerta de la casa.
Tocó algunas veces.

Nadie abría, suspiró, quizás nadie estaba.
Él iba a dar la vuelta cuando la puerta se abrió

Henry miro a la mujer, él sabía que la mujer ya estaba grande pero no lo aparentaba.

—Buenas tardes — saludó la mujer — ¿qué se le ofrece?

—Buenas tardes — carraspeó su garganta — busco a Fiorella, ¿se encuentra?

La mujer frunció el ceño mientras se cruzaba de brazos

—¿Quién la busca?

—Henry

—¿Así que usted es...Henry? — preguntó

Él frunció el ceño.
Él pensó que quizás Fiorella le había mencionado a su madre algo sobre él

—Usted le envió ese regalo el día de su cumpleaños...¿verdad?

Él asintió

—Pues déjeme decirle que a mí hija le gustó mucho su regalo, de verdad — pausó

Esa mujer lo analizaba

—¿Qué son exactamente? ¿novios?

Henry negó

—Llegamos a salir juntos

Esa mujer abrió la boca para después asentir

—Pero tuvimos un problema... de verdad me gustaría hablar con ella

Su madre suspiró

—Salió con su hermano Finn, salieron a ver las luces en el centro

—Oh...bueno...supongo que vendré otro día — pausó Henry mientras le extendía la mano — fue un gusto conocerla

—Soy su madre — dijo mientras le correspondía el saludo — pero todavía no se vaya...¿cuánto llevabas saliendo con mi hija? ¿No te molesta que te tutie verdad?

—Un mes — se soltaron las manos — claro que no

—Ya veo...luces más grande que ella...por lo que veo...¿en qué trabajas?

—Administro una empresa, en el área de finanzas...para ser exactos

—Finanzas...mi hija estudia eso

—Lo sé, y si me permite, es muy buena para los números

Ella sonrió

—Puedes venir a buscarla más tarde...aunque bueno — pausó — eres algo grande para mi hija y es mi deber saber tus intenciones con ella, porque no quiero que salga lastimada y en éstos casos en probable que sí...tú me entiendes

—Sí, lo entiendo perfectamente — pausó — sé lo que quiere oír y es que yo de verdad quiero a su hija, si no fuera así, no se lo estuviera diciendo a usted, que es su mamá, o mucho menos venír a su casa

—La decisión que tome Fiorella al respecto...es sólo de ella, pero una cosa te digo — pausó — si algo bueno surge, cuídala, no la quiero ver sufriendo por ti, porque a fin de cuentas...la diferencia de edad de edad de ustedes es de...

—¿Le parecen muchos 11 años? — rió muuuy levemente

—11 años son 11 años...en fin, si nos volvemos a ver...tendré que hablar contigo más seriamente, mi hija es mi tesoro, espero lo entiendas