Parte 23: Prólogos y epílogos

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Pasaron dos noches más y el Harrowing estaba por irse... esa cuarta noche sería la última en la que ambos novelistas hablarían... pero... alguien acudió primero...

Venia escribía muy concentrada, hasta que notó cierto frío. Sabía que eso era señal de que Sarrow habría llegado.

"Sarrow, me alegro que ya estés aquí"

"........"

"Creo que he avanzado bastante en mi libro"

"........"

"Pero me preguntaba sí..."

Cuando se volteó vio a alguien completamente distinto y más aterrador.

Vestía de con una armadura negra, pero su piel azulada y fantasmal era lo que más llamaba la atención. Además de las lanzas que atravesaban su cuerpo.

"Tu... tu no eres..."

"¿Eres tú la que me ha convocado?"

"Pe... ¿perdón?"

"¿Eres la traicionada? ¿O acaso eres la traidora?"

"Quién... ¿quién eres tú?"

"El Espíritu de la Venganza... el odio de la guerra... aquella a quien llaman Kalista..."

Cada paso que daba hacia la mortal, Kalista provocaba que su luz se hiciese más intensa, como si su rabia aumentase.

"Yo no... he traicionado a nadie..."

"Puedo leerlo en tu alma... sí que has traicionado..."

"Eso no es..."

"Dejaste a tu pueblo cuando más te necesitaban..."

"Pero... pero eso no es... ellos tienen a..."

"En el fondo de tu alma crees que les has traicionado... en el fondo de tu alma eres una..."

"¡Kalista!"

La mujer fantasma se giró para ver a Sarrow en la puerta, que en cuanto a presencia palidecía frente al espectro.

"¿Qué haces por aquí? Pensé que estarías con..."

"Me enviaron a por un traidor... aunque encontré a varios por el camino..."

"Sarrow... ayuda..." - rogó Vania

"Kalista, te agradecería que no la... emm... matases..."

"¿Por qué?"

"Es una amiga mía"

"En el fondo es una traidora... dame una razón más sólida"

"Su... su majestad querrá que..."

"¡Silencio!"

"........"

"Le he encontrado..."

Y en un cegador resplandor de color azul el espíritu de la venganza desapareció. Dispuesta a seguir con su cometido.

Venia aún respiraba algo agitada segundos después de irse.

"No me puedo creer que de verdad se fuera..."

"Arf... arf..."

"El Rey debe de haberle pedido algo serio..."

"........"

"Por un momento pensé que volvería a morirme..."

"Esa... ¿de verdad era Kalista?"

"Sí, es una tipa con la que cuesta mucho razonar... algo debe de haberle pasado, porque lleva unas semanas irritada..."

"Creí... creí que era una leyenda..."

"Pues no lo es"

La mujer, algo más calmada, volvió a poner su escritorio en orden. Luego se sentó de cara al escriba del pesar.

"Gracias por la ayuda..."

"De nada"

"Cuando entró pensé que eras tu..."

"Hoy me he retrasado porque debían informarme de algo"

"Hoy... hoy es cuando te marchas, ¿verdad?"

"Así es, me toca regresar a Helia"

"Es una pena que solo puedas estar aquí durante el Harrowing..."

"Mi obra solo puede terminarse en las islas, es parte de la maldición" - explicó mientras se acercaba - "Pero me lo pasé bien contigo"

"Sí... lo mismo digo..."

"Es agradable haber hablado con otra escritora que no sea Minerva"

"Esa era... la cronista, ¿verdad?"

"Sí... no le gusta cuando olvido algún dato histórico..."

Durante el tiempo en que conoció al ente, le cogió algo de cariño y aprecio, viendo en él una amistad genuina.

"Es hora de irme..."

"¿Volverás el Harrowing que viene?"

"¿Volver?"

"........"

"Sí, ¿por qué no?" - dijo antes de desvanecerse - "Me aseguraré... de llegar primero..."

Tras eso la niebla negra abandonó Bilgewater. Venia por su parte tenía ya al menos una razón para no irse de esa ciudad.

Terrores de RuneterraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora