El Heredero Perdido [Resubiendo]

8. Azafrán

La mañana del primer día de la cacería había llegado fresca y soleada. Las doncellas preparaban el ala este para recibir a los valientes hombres, tendiendo sábanas limpias en los catres y dejando abrigadas mantas a los pies de los mismos, mientras que los guardias se encargaban de acondicionar la zona de entrenamiento en el exterior del castillo, colgando dianas a lo largo del muro del perímetro y facilitando el acceso a la armería para aquellos que no tengan o puedan traer consigo sus propias armas. Fenton y Bronson estaban en el área, sumergidos en su propio mundo y practicando técnicas de combate.

Heline se encontraba caminando junto a Sophie por el jardín, desde donde se podía observar a los hombres luchar entre sí.

—He estado hablando con tu tía estos días. —dijo la reina mirando a su hija.

—¿Cómo se encuentran la tía Linette y el tío Robert? —hacía mucho tiempo que Sophie no veía a sus parientes. La hermana mayor de su madre estaba casada con un hombre muy querido por las princesas.

—Se encuentran muy bien, de hecho he hablado con Linette sobre tu prima.

—¿Eve vendrá de visita?

Su madre asintió.

Cuando Heline contrajo matrimonio con Steve Whitewood, él aún era un príncipe y luego de la boda, los recién casados ofrecieron a Linette instalarse en el castillo junto a su esposo Robert Langreen, un honorable duque de Raiglotown. Linette se negó cortésmente a la invitación debido a que ella y su esposo esperaban con anhelo el nacimiento de su hija Evette y estaban decididos a criar a la niña en la hermosa Mansión Langreen en las afueras del pueblo. Durante los años que siguieron, la familia se visitaba a menudo y las niñas eran muy unidas entre sí. Especialmente Eve y Kaia quienes se llevaban poca diferencia de edad, siendo Eve un año mayor que la princesa. Desafortunadamente eso cambió cuando el castillo fue atacado.

Luego de los acontecimientos ocurridos aquella noche, los Langreen dejaron de concurrir al castillo creyendo que era mejor mantener un bajo perfil para así asegurar la protección de su hija. Y aunque se han visto muy pocas veces desde entonces, han mantenido su amistad intacta. Cuando Sophie cumplió catorce años, recibió un gran paquete de parte de la familia Langreen y al abrirlo encontró unos once o doce oleos de colores hermosos y muchos pinceles. Eve amaba leer así que todos los años para su cumpleaños los Whitewood le enviaban una gran cantidad de libros interesantes. Probablemente la biblioteca de su casa era mucho más grande que la del castillo.

—Tu tía cree que sería seguro para Evette instalarse aquí por un tiempo. El lugar está rodeado de guaridas, lo que significaría que ella tendría escolta permanente y además sería una buena compañía para ti y tu hermana durante la cacería. —explicó Heline.

—¡Gracias a los ángeles!—exclamó su hija alzando los brazos al aire. «Al fin traes noticias que no incluyan entregar a tu hija a un extraño». Heline puso los ojos en blanco.