Otis se despierta una fría mañana sintiendo su tula dura por la excitación.
Una vez más había estado soñando con @+33 7 53 61 60 49
La mujer de su vida.
-Mierda.. tendré que pajearme antes de ir al trabajo-. Otis era empleado en un puesto de comida rápida.
Se había visto obligado a realizarle sexo oral a su jefe para obtener el puesto ya que no había terminado la escuela primaria porque sus maestras se excitaban al ver su miembro e intentaban abusar de él.
El teléfono sonó con fuerza e interrumpió sus pensamientos.
-Buenas noches tetona-. Era tomate, su novio.
Otis no sabía cómo terminar la relación que mantenía con el afroamericano que lo agobiaba día tras día.
-Llegó tarde al trabajo, no puedo hablar-. La vaca fue directa.
Su tula estaba a punto de romper sus pantalones.
-Buenas noches tetona-. Tomate se despidió molesto.
No tenía sexo con Otis desde las pascuas y eso lo había comenzado a molestar.
-¿Cuál le pinta a éste chinchulin?-. La vaca peluda suspiró y caminó hasta el baño para manosearse y prepararse para ir a trabajar.