Había una vez:
Una historia de tres chicas, la hijastra humillada, la huérfana mortal y la hija no deseada. Metidas en su propio mundo alejadas de los demás, pasan los años, pero su mundo de soledad no parece desaparecer jamás.
¿Qué puede ser peor q...
Hace 5 años, fue el final del volumen 3, y obtuvimos las primeras muertes, Penny, Roman y, la que creo que nos marco a todos, la muerte de Pyrrha, cuyo aniversario es hoy.
Es increíble como a pesar de tanto tiempo, llevamos a Pyrrha todavía en el corazón y la extrañamos cada día, ella siempre esta presente en este universo llamado RWBY.
Entonces... Pyrrha, esto es para ti.
Disclaimer: One shot cannon dentro de la línea temporal, ubicado entre el final del volumen 3 y antes de que Neo parta a buscar a Cinder.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ainia despertó por los sollozos y las voces en el piso de abajo. No sabía que hora era en ese momento, pero era muy de noche, la hora perfecta para que los monstruos negros atacaran a las personas.
Pero estaba bien, los monstruos fueron controlados, ya no lastimarían a más personas, como a esa linda chica de cabellos rosas que encontró en el suelo y ahora estaba durmiendo en uno de los cuartos de su casa. Su hermana y sus amigos eran fuertes, y hacían todo para cuidar a la gente normal como ella.
Eran héroes.
Su hermana... Pyrrha... ¿estaría ya en casa? ¿o seguiría siendo una fuerte heroína y estaría cuidando a todos esos civiles? Después de lo que pasó hace un momento en esa torre, de todo lo que había sido destruido y de esos monstruos en todos lados, era normal que no estuviera en casa todavía y también tenía que ser normal que no contestara las llamadas.
Así era su Pyrrha, siempre cuidando a los que no podían, era su modelo a seguir.
Quizás si bajaba, podría saber donde estaba su hermana mayor, no podía esperar a darle un abrazo fuerte y darle muchos mimos como premio por ser tan valiente y siempre estar viendo que los demás estuvieran bien.
Abrazó su peluche de osito con fuerza mientras se ponía pantuflas, se acercó a las escaleras y las bajó con cuidado, eran una molestia... no le gustaba no poder bajarlas tan rápido como sus compañeros.
Una vez estuvo en el piso de más abajo, vio como todo estaba a oscuras, menos la sala, que por alguna razón tenía su luz prendida, algo que era muy raro tan de noche ¿podía ser que Pyrrha hubiera llegado y hubiera prendido la luz? ¿Y por qué escuchaba un llanto? Los llantos eran malos, siempre que alguien lloraba era porque algo malo había pasado.
Cada vez más curiosa, se acercó a la entrada de la sala y la escena la asustó, su mamá estaba llorando con las manos en la cara y una señora rubia extraña le acariciaba el cabello, con una expresión de... tristeza. Eso no le gustaba ¿por qué la gente estaba triste? ¿algo malo había pasado? ¿quien era esa adulta que estaba a lado de su mamá? ¿debía conocerla?
Abrazando más fuerte su peluche, miró por el resto de la sala a tres personas que se le hicieron un poco conocidas aunque no tenía idea de donde o cuando las había visto. Había una chica con cabellos como una naranja que miraba al suelo y sostenía la mano de un chico con cabello muy negro que estaba serio, pero sus ojos estaban rojos, el último era un chico rubio con una cara de mucho dolor que no podía ser escondida por más serio que tratara de estar, sus ojos también estaban rojos.
Ainia dio un paso hacia atrás, no le gustaba ver los ojos rojos, así se le ponían a ella cuando lloraba mucho ¿qué les pasaba a esos extraños? ¿debería ver chocolate y dárselos para hacerles sentir mejor? El chocolate siempre ayudaba... no le gustaba que las personas estuvieran tristes...
¿Y dónde estaba Pyrrha?
Una mala sensación apareció en Ainia, pero no era la misma mala sensación de miedo que había tenido hace unas horas en el ataque, era algo diferente, más fuerte, como si fuera un vacío., como si algo se hubiera cortado
Decidió que era la sensación más fea jamás creada.
—¿Mami? —preguntó desde la entrada con voz tímida, todos regresaron a mirarla, sorprendidos de verla ahí. Sin saber que otra cosa hacer, bajó la mirada con pena—. Lo siento, no quería molestarlos.
Su madre la miró con su bella cara llena de lágrimas, la pequeña dio otro paso hacia atrás, su mamá estaba muy triste, algo muy malo había pasado. ¿Quien la había lastimado?
La mala sensación creció, la estaba haciendo sentir mal, no quería seguir teniéndola.
—Ainia, cariño, ven acá —dijo su mamá hablando con dificultad.
No muy segura, Ainia caminó hacia su madre tímidamente, mirando al suelo en todo momento, esos extraños la asustaban un poco, sentía que la miraban con tristeza.
¿Por qué? Ella estaba bien... un poco asustada, sí, y esa mala sensación no se iba, pero estaba bien, no tenía ninguna razón para estar triste.
Se subió en el regazo de su madre y ella la abrazó con fuerza durante unos minutos acariciando su cabello con cariño y dulzura, como pocas veces lo hacía. Cuando la soltó, Ainia alzó su mirada viendo los ojos aguamarina de su madre, tenían mucha tristeza y dolor, sentimientos malos.
Ella estiró la mano hacía la mejilla de su mamá y trato de hacer una sonrisa, quería que su mami fuera feliz, sea lo que sea que había pasado para que estuviera triste, quería que se fuera y que dejara a su mamá sonreír.
Quería que todos fueran felices.
—Mami, ¿qué pasa? —preguntó bajando la mano y abrazando a su mami con fuerza—. ¿Por qué lloras?
Su mamá no contestó, solo besó su frente y le acarició suavemente la mejilla, con mucho amor y ternura. Un poco molesta por no tener respuestas, la pequeña miró al resto de personas en la habitación, quizás ellos le podrían decir porque su mami estaba llorando y donde estaba Pyrrha.
—¿Quiénes son?
El chico rubio se acercó a ella y se arrodilló para quedar a su altura.
—¿Eres Ainia Nikos?
Ella asintió tímidamente. ¿Por qué ese extraño sabía su nombre?
—La mayor es Glynda Goodwitch, parte del personal de Beacon, la otra chica es Nora Valkyrie, el chico Lie Ren y yo soy Jaune Arc, somos parte del equipo de tu hermana, Pyrrha.
Los ojos de Ainia se iluminaron con felicidad. ¡Compañeros del equipo de Pyrrha! ¡Por eso los había visto! Su hermana le había mostrado una foto de sus queridos compañeros.
Pero los compañeros de equipo siempre estaban juntos, ella lo sabía, ¿por qué no estaban con Pyrrha? ¿que estaba pasando? No entendía nada...
—¿Parte del equipo de Pyrrha? —preguntó separándose un poco de su mamá para ver a los compañeros de su hermana—. Entonces... ¿saben donde está mi hermana mayor?