─━IX. Mata al chico

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NUEVE

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NUEVE.
MATA AL CHICO
━━━─┉─ • 𖥸 • ─┉─━━━

TRIGGER WARNING: Escena explícita sobre un asesinato, descripciones explícitas sobre tortura, violación implícita/explícita.

—Mira nada más que tenemos aquí.

El chiste se cuenta solo porque el que habla es Ash, y él es ciego.

Aquello no le impide reír, tirar la cabeza atrás con una naturalidad hermosa y largar una carcajada. Gina resopla, cansada, y se recarga contra uno de los muros de la habitación.

O lo que queda de ella, pues.

Los pilares están caídos y el techo se desmorona, hay escombro a sus espaldas de donde se abre un agujero arriba de sus cabezas, y donde originalmente debía estar la puerta solo hay otro agujero, más grande y definitivamente más caótico. El suelo de duela de madera de roble está manchado de comida y orina y excrementos, y hay un árbol que crece por la ventana con el marco aún alrededor de una rama y pequeños cristales incrustado en la corteza. Las hojas cubren parte del agujero en el techo y dejan caer los rayos de sol entre las fisuras.

Las paredes que quedan son blancas y están llenas de hollín, con las lenguas negras subiendo hasta arriba en dónde está una chimenea en el muro contrario a ellos. La cama está destrozada y las sábanas chamuscadas, pero encima de ella está la mitad de un cuerpo femenino, con los pechos destrozados y la areola del pezón mordisqueado. Los cortes en su abdomen son de garras de monstruo, y sus piernas están abiertas, la derecha estirada y la izquierda flexionada. Tiene los brazos atados con una bolsa de basura.

Le falta la cabeza.

Gina es que la mira a su alrededor buscándola, con los ojos tan secos y fríos como un glacial y en su rostro no se refleja nada salvo asco y coraje. Ash la mira avanzar alrededor de la habitación, esquivando cuánto puede los vidrios de botellas en el suelo y las suciedades que cubren las orillas.

A sus espaldas, junto al agujero donde debería estar la puerta y en uno de los pilares de la esquina, está el perpetrador.

Escondido como una cosita desagradable, abrazando sus rodillas y mirándoles con ojos asustados.

No es una maldición, y aquello es lo que más les pesa de la situación. No es una maldición pero podría convertirse en una, y con la velocidad a la que crecieron los asesinatos y el desagradable estado en el que los cuerpos fueron encontrados, Liam no creyó oportuno dejar que esto siguiera así.

Lo hiciste antes, le había dicho el hombre sin mirar a Gina. Porque Liam Everwood es un buen hombre con un noble corazón y una gran meta, un hermoso sueño. Y él no juzgaba ni hacía menos a nadie por lo que fueron y por lo que se convirtieron. Sé que puedes hacerlo de nuevo.

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