AUTOBIOGRAFIA (Niñez y PRE-Adolescencia)

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Decidida a empezar a trabajar en el texto que me entregó Mari, estaba en mi cubículo viendo al techo, pensando: -¿Será que después de empezar a recordar podré tranquilizarme?- -¿Por qué si me tocaron tan de niña, nadie lo notó?- -¿Por qué no hablé?- y luego como si no fuera suficiente también empecé a pensar en: -¿Por qué Cartón me dejó así?- -¿Y si mi mamá hizo algo para que Cartón me dejara?- ¿Por qué siento que odio más a mi mamá?- -¿Y si Cartón ya se buscó a alguien más?(Como si no supiera en el fondo que de verdad lo que en serio merecía era que me deje desde mucho antes que ese día, pero la enfermedad juega a que todo el mundo es el culpable y yo la víctima de las circunstancias.)

Al día siguiente no sabía como hacerle, ya hasta para facilitar mi proceso (como siempre buscando lo fácil) quería sólo las terapias de introspección o regresión, así que busqué a Julito, le pedí de favor que me ayude a recordar, el me dijo: -Si hago el trabajo por ti no valdrá la pena el hecho que estés encerrada, el recordar te hace formar un vínculo contigo misma y crear consciencia-. Lo interrumpí y le dije: -Por favor, por favor sólo una vez más y prometo que lo haré sola el resto del tiempo-. Al hacer eso Julito se enfadó: ¡Nayib detente! ¡No te ayudaré para que evadas tus obligaciones!, Hoy hablaré con Mari, quiero tener una terapia contigo.

En mi cabeza sólo pensaba un -baaaahhhhhh, una terapia más-; pasó el rato y me llamó Julito, salimos del área (créanme que me asusté), pregunté: -¿A dónde vamos?-; Solo sígueme -me respondió-, empecé a asustarme muchísimo, resulta que al salir de mi área <Rehab> pues llegaba al área común de las personas con trastornos mentales a los cuales en ciertas horas específicas los dejan salir a caminar al aire libre según los pabellones. Julito me llevó al parque (una de las mil áreas verdes que tiene el manicomio), me dijo sentémonos y conversemos. ¿Aquí? ¿Rodeada de ellos? -pregunté-; ¡Sí, aquí y rodeados de ellos! (Que miedo la verdad). Me senté para tratar de empezar la conversación. Vinieron a nosotros como unos 8 pacientes y empezaron a hablarnos, a preguntar cosas <la verdad no les escuchaba nada porque estaba aterrada, sentía como si eran zombies viniendo a comer mi cerebro>, empezaron a tocarme el cabello y luego uno de ellos tocó mi rostro. Cuando tocaron mi cara me levanté y empuje al primer paciente que vi, ni siquiera sabia si a quien había empujado fue el que tocó mi cara. Estaba histérica y solo grité: -MI ROSTRO NO ME LO TOCA NADIE- , los pacientes se fueron asustados. Me senté y lloré de la impotencia. Julito sólo siguió observándome, esperó un rato y me dijo -¿Ya estás mejor?-, respondí: -ODIO ESTE LUGAR, MALDITO EL DÍA EN QUE PROBÉ DROGAS, MALDITA MI SUERTE POR NO SABER VIVIR, MALDITA YO QUE HERÍ A TANTA GENTE Y AHORA ESTE ES MI MALDITO KARMA-. Julito me preguntó: ¿Ahora ya estás mejor?. Lo miré con lágrimas en los ojos y hasta sollozando como una niñita pequeña y pregunté: ¿Debería estar mejor?. No sé dímelo tú -me dijo- ¡Cuando una persona hace algo siempre es para sentirse mejor, sino, NO LO HACE! -nos quedamos en silencio por un rato-. Me tranquilicé y le hice saber que me sentía mejor dentro de lo que cabía, me dijo: ¿Alguna vez te has preguntado por qué te molesta tanto que te toquen el rostro?. Por supuesto -respondí-, mi madre en mi época de colegio le agarró una pasión a reventarme la cara a punta de cachetadas, o romperme la boca a manotones, por eso no quiero que personas cualquieras toquen mi cara, es algo mío, NI SIQUIERA DEJO QUE MI MAMÄ ME TOQUE LA CARA, permitir que me toquen el rostro para mí es una señal de confianza real de mi parte hacia la persona. ¿Y te has preguntado por qué tu mamá amaba golpearte a esa edad?, CLARO! MI MADRE ESTÁ LOCA Y ME DETESTA. ¿En serio crees que una madre puede detestar a un hijo? ¿Entonces tu detestas a tu hija?. Es diferente -respondí-. ¿Por qué es diferente?; Porque, mmm... <no supe que decir>. A ver Nayib vamos a caminar -nos paramos y caminamos-, mientras caminamos observa el cielo, respira profundo, siente el aire (justo había una brisa increíble). Caminamos y caminamos hasta llegar a otro parque donde había sentado un chico muy guapo en serio, bien vestido y de muy buen aspecto. ¿El también es terapista? -pregunté-, Julito me observó y me dijo: ¡Ve y pregúntale!, (me quedé intrigada pero si fui a preguntar) <¡Hola, Soy Nayib, disculpe ¿Es usted terapista?!>, el joven me observó, se puso de pie y me dijo: ¿Tienes un pase? Por favor ¡Dame un pase! ¡Me quieren matar! ¡Satán no me ha dejado nada debajo de mi almohada!, mientras me decía más cosas él se estaba desesperando y tornando agresivo, sujeto mis brazos y me estremeció gritándome ¡DAME UN PASE PERRA, YO SÉ QUE TÚ TIENES! -ESTABA ATERRADA-; Julito llamó a los enfermeros y lo sedaron al chico. Regresé a Julito temblando y asustada, le dije: ¿Pr, pr, por qu, por qué peerm, permitió q, que me papa, que me pase eso? -Léase con dificultad para hablar-. Adivina ¿Cuántas veces crees que él se drogó?, no lo sé, un par de años supongo. ¡NO! Nayib ese chico era surfista, no es de este país y según su historial clínico jamás en sus 24 años probó drogas, pero llegó a una competencia en la playa donde <Todo lo que pasa ahí, se queda ahí> conoció a una chica que lo cautivó, conoció al círculo de la chica (gente dañada), probó marihuana, seguido por cocaína para impresionarla porque ella lo hacia normalmente y lo hizo todo el fin de semana. El día lunes el tenía que regresar a esta ciudad y no volvió, sus familiares empezaron a buscarlo, viajaron a verlo, no lo encontraban, buscaron en su hotel y solo les comentaron a los familiares que el chico volvió el domingo de madrugada a ver todas sus cosas y hasta habían escuchado que estaba por la calle vendiendo todas sus pertenencias para tener dinero, siguieron buscándolo y lo encontraron en la zona de botes totalmente sucio, golpeado y hasta violado, totalmente perdido en tiempo y espacio, pidiendo más drogas. -QUEDÉ HELADA- 

DESCUBRIENDO MI ADICCIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora