Sólo estábamos él y yo, sentados en las gradas de la solitaria cancha de baloncesto.
— Det, no quiero que estés cerca de él. — Había estado observando mis manos hasta ese momento.
— Pitha, no puedo evitar que se acerque, no lo controlo. — Sentía muchas ganas de preguntarle a qué se debía tanta hostilidad pero me contuve.
— Lo sé pero, no lo sé... Si lo ves date la vuelta o si te habla ignóralo, algo así. — Lo que me estaba pidiendo era ridículo e infantil.
Seth no era santo de mi devoción pero tampoco había matado a alguien, al menos no frente a mí.
— A él le interesas. — Murmuró.
— ¿Qué le intereso? — Reí secamente. — Pitha, lo único que le interesa es que pierdas el control y lo logra.
— No lo logra. — Levanté ambas cejas.
— ¿No? ¿Y qué pasó hoy? — Pitha bajó la mirada a sus zapatos como si aquello le generara vergüenza. — Es que ni siquiera me dejaste hablar...
— Y lo siento. — Soltó con cierta desesperación. — Sé que fui un imbécil, pero no puedo soportar que te coquetee.
— No me coquetea. — Murmuré con exasperación.
— Sí lo hace Odet, le gustas. — Señaló el edificio escolar como si así estuviera señalándolo a él, el motivo de nuestra discusión. — Le gustas y a pesar de todo lo que ha hecho tú permites que se te acerque.
— ¿Dejo que se me acerque solo porque fue a mi casa y tuve que ir con él porque quise evitar un problema con papá? — Estaba comenzando a molestarme y él también, se notaba en su rostro levemente sonrojado. — Me llamó, dijo que si no llegaba aquí antes de lo normal iría a buscarme y como no lo hice fue a mi casa. ¿Quieres saber cómo sabe dónde vivo? — Asintió en respuesta. — No lo sé. No tengo ni la más mínima idea de cómo sabe el vecindario o la casa pero ahí estuvo, tocando la bocina del auto hasta que salí.
— Pudiste haberte negado. Yo pude haberte buscando y...— Lo interrumpí tajantemente.
— Le había dicho a papá que se trataba de un compañero que me había ido a buscar por un trabajo que se me había olvidado. — Le conté sobre mi pequeña mentira. — No conozco bien a Clark pero sé que no le importa provocar y si llegaba a decirle algo a papá...
— Tu padre terminaría en problemas. — Terminó de decir.
— Sí. — Susurré.
— Comprendo esa parte, ¿de acuerdo? Pero no entiendo por qué llegar con él. — Era algo que ya sabía, el mismísimo Seth se lo había dicho. — No tengo problema con que tengas amigos y desayunes o vayas a salir con ellos, mi problema es con Clark. A él le gustas, Odet.
— Supongamos que fuera así, ¿entonces qué? ¿No me ves capaz de alejarme o qué? — Sus ojos se abrieron con exageración al igual que su boca. — ¿Crees que voy a moverle la cola a todo el que diga que le gusto?
— ¡No! ¡Jamás insinuaría algo así! — Llevó sus manos a mi rostro y con sus pulgares comenzó a acariciar mis mejillas. — Nunca pensaría o diría algo parecido.
— Entonces no lo entiendo Pitha. Hay muchísimas chicas enamoradas de ti y yo no te he dicho nada al respecto, ni siquiera me quejo cuando te saludan frente a mí.
— Lo defiendes. — Sus ojos volvieron a abrirse con exageración, esa vez por asombro.
— No, simplemente intento que veas las cosas tal y como son. — A ese punto de la conversación ya me encontraba cansada de discutir. — Solo ignora sus provocaciones y no busques problemas porque esta vez has comenzado tú.
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Todas tus Notas© AEL #2
Romance💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe su copia o adaptación.💫 •Segundo libro de la trilogía AEL.• •Para entender lo que ocurre y saber quiénes son los personajes, debes leer Todas tus Cartas.• Odet Davis era una chica...