- ¿Cómo vais a entrar si sois menores de edad? - preguntó Justin.
- Mi hermano es el Relaciones Públicas, y estamos en lista - sonrió. ¿Y ustedes? - preguntó.
Jennifer se agarró a mi brazo y empezamos a andar detrás de los chicos y Paula.
- Conocemos al dueño - se encogió de hombros.
- Vaya, gente con contactos - murmuró Jennifer.
-No sabes cuantos - dijo Cody guiñándole un ojo, y prácticamente la sentí derretirse a mi lado a pesar del frío. Entramos por una puerta diferente, y después de que el hombre de seguridad comprobara nuestros nombres, nos dejó pasar sin enseñarles el DNI.
- Creo que lo hemos conseguido - me susurró Jennifer. - Es raro que no nos pidan el DNI.
- Y tanto... - murmuré mientras entrabamos en la zona VIP. Nos sentamos en los asientos mientras que los chicos iban a por bebidas.
- ¡Que guapos! -Jennifer sonrió - Son... son... wow, perfectos - mordió su labio mirando a los chicos, que se encontraban en la barra.
- Que suerte tienes, todas queremos tener vecinos sexys - dijo Paula haciendo un puchero - Yo lo que tengo es a una familia con un bebé, y llora todo el día - dijo frustrada. Saqué la cámara de fotos y nos echamos fotos hasta que los chicos llegaron.
- Haz otra, haz otra! - dijo Ryan, y los chicos, menos Cody que estaba haciendo la foto, se pusieron.
Al rato llegaron más amigos de Justin, Chaz y Christian. Se adueñaron de mi camara y empezaron a echar fotos. Noté la mirada de Justin. Me giré y lo vi mirandome. Volví a girarme. Estaba un poco incomoda.
- No deja de mirarme - les susurré a las chicas.
- ¿Quien? - me preguntó Jennifer.
- Justin - me mordí el labio.
- Quizas quiera algo contigo esta noche.
- ¿Estas loca? ¿Por que iba él a fijarse en mi? - Estaba un poco mareada, pero aún me mantenía en pie.
- ¿Ryan no bebe? - le pregunté a Justin.
- No, hoy me toca a mi, él lleva el coche. - sonrió.
- Oh - sonreí.
- Una cosa Justin, ¿estudias o trabajas? -J ustin soltó una carcajada.
- ¿Intentas ligar conmigo?
- ¿Que? ¡NO! - reí. - Es solo una pregunta.
- Ninguna. - bebió.
- ¿Ninguna? - entrecerré los ojos. - No puede ser. ¿De que viven?
- Si te lo dijera - se acercó a mi - tendria que matarte. - Su proximidad me puso nerviosa.
- Bueno, dimelo y matame - sonreí.
- Eres un poco curiosa ¿no?
- Mucho.
- No me gustan las chicas curiosas.
- Es que no estoy aqui para gustarte - sonreí.
- ¿No quieres gustarme? - me miró seductor.
Me puse nerviosa y bebí lo que me quedaba de mi cuarta copa. - Me es indiferente - me encogí de hombros.
- Indiferente - rió entre dientes. Me mareé un poco y me sujeté a su brazo.