Gryffindor

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La sala común de Gryffindor era una acogedora habitación circular lleno de rojos terciopelos. Un fuego chisporroteaba alegremente en la chimenea y había varios alumnos calentándose las manos frente a él. Fred y George colgaban algo en el tablero de anuncios al mismo tiempo que Neville le contaba a Dean de su nueva planta mientras miraba de reojo para que alguien lo salvara.

Cuando se abrió la puerta de la sala, todo el mundo se quedó en silencio y miraba hacia su dirección. Sin entender que pasaba, Alexa se levantó para tener una mejor vista de la situación y se encontré a su mejor amigo. Comprendió todo de inmediato.

Luego de que Cedric muriera en el Torneo de los Tres Magos, Harry fue considerado junto con Albus Dumbledore un chiflado, loco, conspiracionista...
Sin duda alguna la noticia de una posible resurrección de Lord Voldemort tenía alterado a todo el mundo mágico. Muchos de los presentes habían perdido a un familiar debido a él o a sus mortífagos. Nadie sabía en quien creer o en quien confiar, y los que tenían decidida su postura debían de ser muy valientes para decirla.

Además, la cordura de Harry seguía colgando de un hilo con los reportes que brindaba El Profeta, donde el mismo Ministro de Magia, Cornelius Fudge, afirmaba que era un mentiroso.

- ¿Qué sucede? - preguntó Harry desafiante.

- Le estaba comentando a Lee que no quiero compartir habitación con un loco - respondió Seamus.

- Yo ni hablé - dijo Lee por lo bajo.

- Si no quieres compartir habitación conmigo por que crees que soy un mentiroso, ve y pídele a McGonogall que te cambie - le sugirió Harry aguantándose la rabia.

- ¿Qué está pasando? - preguntó Hermione que acababa de entrar junto a Ron.

- Van a despertar a los de primero y yo no pienso hacerlos dormir - comentó este.

- ¡Este estúpido quiere cambiarse de cuarto por las tonterías que dice El Profeta! - exclamó Harry ya apretando los puños.

- Eso es un disparate, Seamus - aseguró Ron.

- Tú te crees todas las mentiras que cuenta sobre el Innombrable, ¿no?

- ¡Sí! - contestó Ron muy alterado y con las orejas ardiendo.

- ¡Entonces estás igual de loco! - afirmó Seamus con desprecio para luego subir al cuarto

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- ¡Entonces estás igual de loco! - afirmó Seamus con desprecio para luego subir al cuarto.

- ¡Huye cobarde! - le gritó George.

- Mi abuela y yo te creemos - lo animó Neville mientras acariciaba su planta.
- A ti y a Dumbledore.

- Gracias, Neville - contestó Harry sonriendo sin mostrar los dientes.

- Sabes que tienes el apoyo de los Weasley - le comentó Ginny desde la escalera que de seguro se había levantado con los gritos.

- Y somos un gran ejército - le siguió Fred.

- Quiero que sepas que yo también le creo - le susurró Dean a Alexa, acercándose a su lado.

- Gracias, en serio es importante para nosotros - le respondió con una sonrisa.

- Intentaré convencer a Seamus. - intentó animarla, a lo que ella se limitó a asentir con la cabeza.
- Que descanses - le dijo para darle una breve caricia en el brazo e irse a su dormitorio. Se puso colorada de inmediato.

Ya en el dormitorio de las chicas, se encontró con Hermione dándole de comer a Crookshanks, su gato, Parvati poniéndose el pijama y Lavander guardando su túnica en el baúl.

- ¿Y? Estabas con él, ¿no? Después de cenar.

- Sí... Creo que estaba asustado, de cómo reaccionaría al saber su apellido.

- Es lógico, después de todo lo del año pasado. Ya viste como todos se ponen con eso.

- Sí... ¿y tú que hacías con Ron? Llegaron tarde.

Se puso colorada de inmediato.
- Nada... charlábamos.

- Sólo porque estoy cansada haré como que te creo, ¿sí?

- Está bien - respondió nerviosa.

Si esperaba por su hermano para dar el primer paso, terminarían antes graduándose que ellos dándose un beso.

Mattheo Riddle y Alexa WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora