74-no te grabes de noche mientras duermes

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Desde que tengo memoria he estado obsesionado con lo paranormal. Debido a mi naturaleza inquisitiva, siempre me he sentido atraído por el estudio de los fantasmas y espíritus. Cuando pienso en como fue que comenzó todo, me acuerdo de mis padres, ellos solían contarme cuentos de horror antes de irme a dormir. Incluso cuando se preocupaban porque dichas historias me provocaran pesadillas, yo insistía y amaba cada minuto de ese breve terror.

Recuerdo acampar con mi familia o tener pijamadas con amigos, en los que contábamos cuentos de fantasmas los unos a otros, en un intento por asustar a quienes nos rodeaban.

uto de ese breve terror.

Recuerdo acampar con mi familia o tener pijamadas con amigos, en los que contábamos cuentos de fantasmas los unos a otros, en un intento por asustar a quienes nos rodeaban.

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Conforme pasaron los años, mi pasión por lo sobrenatural creció y decreció. Por lo general, una vez que el otoño comenzaba mi interés alcanzaba su punto máximo. No obstante, en los meses inmediatos de invierno mi interés volvía a enfocarse en las cosas de mi vida cotidiana.

Trabajó para una compañía industrial manejando números. Pasó día tras día, hora tras hora capturando datos e imprimiendo hojas de cálculo para mis jefes. No es el mejor trabajo del mundo, pero definitivamente tampoco es el peor y la paga es decente. Lo suficientemente decente como para permitirme tener mi propio auto y una casa pequeña. Compré la propiedad el año pasado y empleé la mayoría de mi tiempo libre haciéndole reparaciones. Así fue como me las arreglé para conseguirla a un precio accesible para mi salario.

Cuando adquirí el lugar estaba bastante deteriorado. Seguro, aun era habitable, pero sí que necesitaba reformas. Diablos, ni siquiera habría invitado a nadie a visitarme durante los primeros meses por la vergüenza.

Cada uno de mis pagos lo invertí en arreglar y remodelar mi casa, hasta que, mes con mes, la necesidad de invertir mi salario fue cada vez menor. Después de cambiar el piso, pintar las paredes, arreglar la corriente eléctrica y el aire acondicionado, la casa comenzó a lucir como un sitio apropiado. Realmente extraño ese lugar.

Un par de meses atrás estaba mirando un programa de televisión sobre un grupo de investigadores paranormales, viajando por el mundo y explorando lugares tenebrosos con la esperanza de captar a algún espíritu en vídeo. Este tipo de realities, por más exagerados que puedan ser, son muy entretenidos para mí. Seguro, muchos de ellos son falsos y llevan al límite recursos sobreactuados, como hacer que un ruido cualquiera se convierta en algo aterrador: una pisada aquí y allá, el arrastre sobre algo en el suelo, una puerta cerrándose ocasionalmente, pueden llevar a la histeria. Se vuelve algo cómico después de un tiempo.

Como sea, mi parte favorita de estos programas son los FVE’s, es decir, Fenómeno de la Voz Eléctrica. Básicamente, los investigadores sacan una grabadora de voz en una habitación vacía, haciendo unas cuantas preguntas en voz alta mientras graban y cuando escuchan la grabación, voces de otro mundo pueden escucharse hablando a través de la misma.

Si bien sé que estas grabaciones son falsas hasta cierto punto, la idea de ser capaz de escuchar voces sobrenaturales me atrajo de sobremanera. Ya sabes, la posibilidad de tener una evidencia física en mis manos, de que algo más existe en el otro lado.

El programa que estaba mirando mencionaba sus redes sociales al finalizar y al indagar en ellas, descubrí que también contaba con su propio website, en el que vendían el equipo utilizado en el show. Mientras que la mayoría del equipamiento estaba fuera de mi presupuesto, y que realmente no veía la necesidad de comprar algo como una cámara de infrarrojos hipersentitiva, vi algo que llamó mi atención.

MIEDO AL FINAL DE LA LUZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora