-¡Por favor cuídalos bien, padre! -dijo Eleanor despidiéndose de el marqués. -¡Cuida de Santi y de Mary!-¡No te preocupes por los niños, Eleanor! Los voy a cuidar hasta que regreses. No olvides lo que te dije, vigila bien tu espalda porque Sabella anda libre y seguramente querrá hacerte daño. Vigila también al rey, hija, es un hombre peligroso. -Le pidió su padre, quien se moría por abrazarla pero sentía que no tenía derecho.
-No te preocupes, papá. -Cuando el marqués se disponía a marcharse Eleanor le gritó. -¡Papá! -Él volteó y se acercó nuevamente. -Has cumplido tu parte del trato, sólo poseo la espada verde, pero te conseguiré también la espada blanca, te lo prometo. -Ella se acercó más a él. -Sé lo que dicen los hombres de los ojos rasgados... Que esas espadas juntas tienen... poder. No sé para qué las quieras papá... pero las tendrás. Le dije a Andro que te la dé la espada, así que yo también habré cumplido mi parte.
-Puedes quedarte con ella, Eleanor. Quiero que sepas que cuando Honorina me dijo que te estabas muriendo yo... quise morir también y cuando llegaste tú a Vensurensi... pensé que tu madre desde el cielo te había mandado para que yo pudiera redimirme. Debes saber que nunca fué por esa espada... ¡consérvala Eleanor! Fué por tí. -Le dijo su padre abriendo su corazón.
-Te lo agradezco. De verdad... Aún así Andro te dará la espada mañana. -Sé dió la media vuelta hasta que lo pensó mejor. -Y papá, gracias. -Sé acercó hasta el y le dió un abrazo cohibido, pero el marqués se lo devolvió con amargura por haberle fallado antes de nacer.
****************
Al amanecer Eleanor se dirigió hacia los jardines de palacio, dónde intercambiaba información con Andro cuando una flecha pasó rozando su hombro.
Ella corrió a esconderse detrás de los arbustos para inspeccionar la zona y ocultarse.
-¡Lo siento!¡Lo siento mucho, Nana! Yo... Estaba aprendiendo a disparar con el arco porque... pensé que sería algo sencillo. -Melina la miró con culpabilidad y pena. Traía un arco en la mano y un puño de flechas.
-¡Hay Melina! Ya no hay que cuidarse sólo de los malos, sino también de tí. -Rió Eleanor. - No te preocupes, no me has dado... Por poco. -Continuó cuando Melina esbozó una sonrisa de alivio.
-¡Lo siento mucho, Nana!¡De verdad! -Sé disculpó de nuevo.
-Está bien, Mel. No te preocupes más... Si quieres puedo enseñarte a usar el arco, no vayas a matar a alguien.
-¿Enserio harías eso por mí? -Preguntó Melina emocionada. Anoche ya no pudimos hablar... Te desapareciste de la fiesta y...
-Sí, Mel yo te enseñaré a tirar, por lo otro no te preocupes. Solo que ahora debo reunirme con alguien. Oh míralo ya está allí. -Dijo Eleanor poniéndose de pie pues estaba sentada en el suelo.
-¿Dónde?¿Dónde? -Preguntó Melina con curiosidad escuchando nuevemente el sonido de ave.
-Entre aquellos arbustos de allá. ¡Ven! Quizá Andro te ayude a salir de palacio en la fiesta.
Las dos muchachas caminaron precavidas hacia el otro lado del sendero de piedra.
-¡Nor!¡Nor! -Gritó en voz baja Andro llamando a la loba.
-Andro. -Eleanor se reunió con el seguida de Melina y caminaron hacia debajo de un árbol grueso y viejo. -Ella es la princesa Melina, hay que ayudarla a escapar del palacio. -Eleanor la señaló, como si escapar del palacio fuera muy habitual.
-Eso significará más problemas. -Señaló Andro.
-Vale la pena correr el riesgo. -cortó la loba.
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LA LOBA VINTERI
Historical FictionEleanor Vinteri a quien algunos apodaban "El lobo" es una guerrera que no ha tenido una vida fácil, se ha convertido en una mercenaria. Busca venganza, para conocer su verdadera identidad, recuperar la herencia de su madre y por el asesinato de su m...