Ahora es usted... tú la que exageras.- Dijo corrigiéndose rápidamente provocando una carcajada en la rubia.

Tal vez un poco, pero si supiese lo que llevo en ese móvil lo comprendería.- Dijo con completa seriedad la rubia.

Es mejor que me vaya, se está haciendo tarde.- Dijo Regina sumamente nerviosa, ya no podía aguantar más y había decidido marcharse, realmente esa mujer le provocaba cosas a las que no podía poner nombre y que prefería que siguiese siendo así.

Supongo que su marido la espera.- Soltó Emma levantándose al mismo tiempo que la morena.- Le queda muy bien ese vestido, mucho mejor que el chándal.- Continuó al ver que Regina no iba a responder a su afirmación, realmente le parecía que ese vestido estaba hecho a medida para ella. Resaltaba sus curvas y sus pechos.

Supones demasiado, Emma.- Respondió con una media sonrisa al saber que la rubia también se había fijado en ella los días que se habían visto en el parque.- Estoy en proceso de divorcio.

Vaya, lo siento. Pero sabía que una mujer como usted no podía estar soltera.- Dijo sintiendo cierto alivio al saber que no era una mujer casada pero sabiendo que realmente no tenía nada que hacer con una mujer así.

No lo sienta, además deberías de dejar de hablarme de usted.- Respondió andando hacia la salida del parque y notando como la rubia caminaba a su lado.- Me engaño con otra.- Esas palabras se escaparon sin que su mente fuese capaz de retenerlas. No sabía porque le estaba contado algo tan íntimo a una desconocida, y realizo lo que ella llamaba un autodiagnóstico y se colocó en el lugar de un paciente cualquiera dándose cuenta de que era una locura.

Creó que es de ser muy estúpido dejarla escapar por cualquier otra, pero supongo que la gente tiende a perder lo que debe conservarse para siempre.- Dijo sinceramente sin darse cuenta que había comenzado a coquetear sutilmente con la morena.

Supongo que sí.- Soltó algo más seca de lo que le hubiese gustado. Realmente no sabía porque no había corregido a la rubia en su afirmación de que tenía marido, nunca había escondido su sexualidad y siempre había corregido a cualquiera que había afirmado algo similar a lo que había dicho la rubia en cambio esta vez prefirió dejar las cosas así. Le preocupaba el nerviosismo que le producía la rubia y como su cuerpo reaccionaba al estar a su lado, y no estaba preparada para eso.- ¿Piensas seguirme hasta mi casa?- Preguntó parando abruptamente y quedando frente a frente con Emma.

Si tú quieres.- Respondió sonriendo pícaramente provocando que la morena pusiese los ojos en blanco, movimiento que le encanto a la rubia. Su actitud cambió al saber que a la morena le habían sido infiel, tal vez era su oportunidad para tener algo con ella, le pareció un mujer muy atractiva desde el primer momento que la vio y aunque había estado casada con un hombre, no significaba nada. Emma había estado con varias mujeres que se definían como heterosexuales.- Es una broma, realmente lo que quería era invitarte a cenar. Creo que después de devolverme el móvil es lo menos que se merece.- Dijo sin pensar mucho su idea, ya que la idea de dejar ir a la morena así no le había parecido una buena idea.

No considero que sea adecuado.

Venga, Regina. Prometo ser una buena compañía.

¿Cómo puedes prometer eso?- Preguntó algo molesta por la prepotencia que había demostrado Emma.

Si no cenas conmigo no podrás comprobar si eso es o no mentira.- Dijo Emma sonriendo y guiñándole un ojo.

CaosWhere stories live. Discover now