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P.O.V Número Ocho

Años atrás

La Academia Umbrella: Ocho niños adoptados por un hombre multimillonario, con habilidades diferentes y extraordinarias.

A lo largo de los años, la academia se hizo reconocida por combatir el crimen, ganándose el respeto y admiración de las personas.

Después de terminar alguna misión, nuestros "seguidores", nos esperaban afuera de la Academia detrás de unas barricadas con pancartas en sus manos.

—¿Estas lista? —me pregunto Ben en un susurro. 

Asentí y el auto se detuvo.

—Saldremos en orden —aviso Papá y salió del auto primero.

Mientras mis hermanos salían, yo esperaba mi turno junto a Ben.

—¿Qué estás haciendo? —pregunto Ben en el momento que las yemas de mis dedos tocaron su tierno rostro.

—Sólo será un segundo —respondí y acomodé la máscara de la academia que cubrían sus ojos—. Ya está, sólo estaba mal acomodada.

Ben me agradeció con sus mejillas ruborizadas y no pude evitar sonreír ampliamente.

Salimos del auto y varios gritos se hicieron presentes.

—¡THE CHANGE TE ADORAMOS! —exclamo un grupo de jóvenes.

Sólo me dedique a saludarlos.

Caminaba al lado de Ben directo a la Academia, pero me detuve en el momento que una mano me tomo de la muñeca.

—Disculpa, soy tu fan Número Uno —mi vista se dirigió a un niño de mi edad, quien vestía un uniforme Umbrella casero y una máscara.

Sonreí un poco incomoda.

Ben al verme, puso una mano sobre su hombro.

—Hey. No puedes estar aquí, amigo —le dijo.

El niño no le hizo caso y siguió manteniendo su mano en mi muñeca.

—Lo que haces es único —hablo con orgullo—. He visto tus entrenamientos, en verdad que tienes mucha energía.

<<No creo que sea así, niño extraño. Estoy tratando de sobrellevar el fallo en mi sistema>>pense.

Iba a contestar, si no fuera por Papá quien se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo.

—¡Detrás de la barricada! —exclamó fuertemente y separó al niño de mí.

Ben me llevo junto a mis demás hermanos y me dedique a escuchar lo que Papá le decía al extraño. De la boca de Reginald salían palabras dolorosas, ganándose la decepción del niño y claro, el no esperaba ese trato tan cruel.

Di un paso en el momento que Papá de una manera tan agresiva empujo al niño, ocasionando la burla de la gente y también mi enojo.

Ben me detuvo y susurro a mi oído:

—No quiero que te metas en problemas. Ignóralo.

Al igual que a mí, a Ben no le gustaba la actitud de despreció hacia las personas, pero debíamos controlarnos porque estábamos a disposición de Papá y fue algo en lo que luego me arrepentí.

Aprete mis puños y solté un bufido.

—Masca un chicle, te tranquilizara —saco la cajetilla de chicles de su bolsillo trasero del short y me lo entrego.

—Gracias —lo observe—. Por todo.

Mascando un chicle junto a él, Reginald cerro las rejas de la entrada de la Academia.

Número Cinco - Apocalypse [] Cinco & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora