-05 Liberación-

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Abtule, 15 a.c

Abtule, el reino que había sufrido calamidades por almas llenas de oscuras intenciones era digno de siempre ser recordado, como aquella que se había levantado de nuevo por la fuerza y amabilidad de los más jóvenes miembros de la familia de Alfas en el trono. Por grandes uniones por diversos reinos de las calientes tierras del desierto, por el reencuentro de dos poderosas almas que fueron separadas por un frío ser y ruin. Su amor se había convertido en el gran pilar de este misterioso reino, haciendo que las bendiciones todos los ancestros dieran frutos de esperanza y fe.

La familia real había pasado a manos del joven Alfa que había sido la misma imagen del dios del Tiempo y al Omega de corazón fuerte quien era la siguiente vida del mismo dios de la Reenarnación, ambos con su poderoso poder había encerrado la reliquia del malvado Asra. El mismo ser maldito que llenó de amarguras a todo el reino, el asiático había encerrado el alma de ese hombre en un collar que solía tener el consejero real. Con la intención de que no volviera a nacer en ninguno de los tiempos. Pero cómo era de esperarse, el mal jamás suele descansar. Ambos jóvenes ocultaron aquella reliquia en un rincón del palacio, en dónde nadie absolutamente nadie, lo encontraría.

Pasaban los años y aquello se había convertido en un simple cuento para niños. Abtule volvió a sonreír con la llegada de los hijos de los dioses: Kerem y Elif. Criados con amor y cariño por parte de sus padres, ambos gemelos tenían poderes más fuertes que los mismos mayores, mientras más crecían los pequeños; el descontrol no les estaba ayudando en absoluto. Los reyes hicieron lo posible para qué ambos no tuvieran problemas en su futuro. Pero, eso no iba ser objetivo para otros seres de mal corazón, sino que ellos tenían una amplia posibilidad de liberar la oscuridad de nuevo.

-¡Kerem!- una voz femenina hizo resonar por todos los pasillos del palacio, los sirvientes solo suspiraban y sonreían entre ellos, aquella voz ya era bastante conocida por todos los que lograban percibirla.  El eco de sus pasos acelerados hacían su presencia por los amplios pasillos del reino,  una bella mujer de cabellos oscuros  y largos, piel pálida, labios pintados de un leve carmín y adornados con una lunar debajo de ellos,  caminaba con urgencia a una de las habitaciones principales. Al llegar a su destino se detuvo frente unas amplias puertas de color dorado, en ella resguardaban un par de soldados, al ver a la joven sólo asintieron y dejaron darle el paso. 

-¡Kerem! ¡Voy a entrar!

-¿Qué paso ahora, hermana? Te escuchas algo molesta- respondió una voz masculina que provenía dentro de la habitación. La chica solo hizo una pequeña mueca de molestia y abrió con fuerza aquella puerta, al abrirse mostró un gran aposento con todas las comodidades que se podría imaginar. En la ventana se encontraba un joven muy apuesto de piel morena, cabellos desordenado de color azabache en dónde su lado derecho colgaba una pequeña trenza adornada. Era alto y podías confundirlo a primera vista con deseado Alfa, sin embargo este era un Omega cómo su madre: Hiro Hamada. Era similar a él con la diferencia del color de piel y la forma de sus ojos. Su hermana quién yacía en la puerta era una Alfa como su padre: Miguel el joven descendiente del rey Enrique. Ella era similar que su padre pero también con la diferencia de piel y sus ojos que eran similares a su madre. 

-¿Cómo que, que pasó? No fuiste  la cita con el príncipe del reino de Sobach. Su primogénito quería asentar cabeza contigo, y adivina quién tuvo que responder.

-Bueno, gracias.

-¿¡Cuál gracias!?-suspiró intentando calmarse- Kerem, Kerem...¿Cuándo vas afrontar tu responsabilidad cómo príncipe? Ya no somos unos niños, pronto tendremos que buscar a alguien para seguir creciendo a nuestro reino.

-Sabes que no me va eso, odie qué volvieran a seguir las tradiciones familiares del abuelo.

-Sabes bien, qué no los estamos siguiendo al pie de la letra. Nuestros padres cambiaron que fueran con personas que amemos y nos llevemos bien. Además con el príncipe de ese reino te llevabas muy bien.

Oasís II: Memorias del Pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora