Ya tenéis un nuevo capítulo disponible.
El de hoy es un poco corto, pero intenso.....
!Espero que os guste!
El día pasó rápidamente y Camino sonrió satisfecha cuando dejo el pincel en el bote. Había conseguido retocar el lienzo y ahora el cuadro expresaba exactamente lo que ella quería. Solo le quedaba dar un par de pinceladas más, pero para eso necesitaba que la pintura secara.
Miró el reloj y vio que era tarde. Ya casi era la hora a la que había quedado con Maite, así que recogió todo cuidadosamente y se encaminó a la puerta del aula. Justo al salir, casi se chocó con Ildefonso, que iba a entrar en ese mismo momento al aula.
I: Camino – la llamó al verla salir.
C: Hola Ildefonso. Bueno, hola y adiós, ya me voy – dijo siguiendo su camino.
I: Solo un segundo – la paró y Camino lo miró suspirando – que al final lo del teatro... - dijo para obtener una respuesta por su parte.
C: Ya. Verás Ildefonso, no voy a poder, me ha surgido algo y... - no sabía porque le mentía, pero salió solo - ¿lo dejamos para otro día?
I: Claro – contestó consciente de su mentira, pero sin querer quitarle credibilidad – no pasa nada.
C: Lo siento de verdad, Ildefonso – siguió diciendo – pero no te preocupes, ya nos tomaremos algo tú y yo – sonrió – ahora perdona, pero me tengo que ir.
I: Vale... vale... otro día si eso quedamos – terminó de decir algo abatido tanto por la mentira como por su rechazo – a ver si voy a tener que secuestrarte para poder salir algún día contigo.
C: Pero que payaso que eres – dijo bromeando – mañana nos vemos por aquí.
I: Hasta mañana, Camino.
Camino vio como Ildefonso se marchaba y bajaba las escaleras y, sin embargo, no vio a Maite, que pasaba por allí de camino a la puerta de entrada de la facultad y que al oír lo que estaban hablando empezó a temblar y tuvo que volver a su despacho para calmarse.
Pasaban 10 minutos de la hora acordada y Camino estaba empezando a impacientarse. Normalmente estaba acostumbrada a que la gente llegara tarde, Cinta era una de esas personas, pero por cómo era Maite, estaba llegando a pensar que no iba a acudir y por eso estaba preocupada.
M: Lo siento – estaba preparando unas cosas para mañana y no me di cuenta de la hora – dijo disculpándose detrás de Camino, que no la vio llegar.
C: No pasa nada, solo han sido 10 minutos – contestó. Aunque notó algo apagada la voz de Maite, no dijo nada - ¿Dónde quieres ir?
M: Pues no sé, tú eres la experta en Madrid – dijo bromeando.
Salieron de la facultad rumbo a cualquier lugar donde poder tomarse unas cervecitas y charlar un rato, andaban en silencio, pensando cada una en sus cosas, sin saber muy bien que decirse, una vez en un bar cercano a la facultad se sentaron en una mesa y tras pedir al camarero dos cervezas llegó el momento de hablar.
C: Bueno, pues aquí estamos – dijo nerviosa intentando cortar el hielo.
M: Sí, aquí estamos – contestó de igual modo.
C: Te noto un poco apagada, ¿te pasa algo? – preguntó.
M: No es nada – dijo – será el cansancio.
C: ¿Seguro? – preguntó de nuevo, solo para asegurarse.
M: Sí, no me pasa nada – contestó un poco borde.
C: Igual esto no ha sido buena idea – dijo levantándose poco a poco – será mejor que nos vayamos, estás cansada y mañana tenemos que madrugar.
M: Camino, espera – dijo rápidamente – perdóname - miró a su alumna y no supo por qué, pero algo le hizo seguir hablando – hace un rato os he oído hablar a Ildefonso y a ti en el pasillo sin querer y algo que dijo me ha dejado un poco afectada– dijo intentando mantener la calma.
C: ¿Y eso? – se atrevió a preguntar, pensando en la conversación que tuvo con el chico, por si caía en que parte de la conversación podría haber afectado a Maite.
M: Bueno - dijo - una de las palabras que dijo Ildefonso me recordó algo de mi pasado, algo que fue muy doloroso...
C: ¿Que... qué pasó? – nada más hacer esa pregunta se arrepintió – perdona, tal vez no quieras hablar de ello.
M: No volví a hablar de ello la verdad – dijo levantando la mirada y clavándola en ella – fue la razón por la que dejé la docencia – comenzó a decir. Sin saber por qué, las palabras salían solas – hubo un accidente, casi no lo cuento, pasé meses en el hospital – Camino escuchaba viendo cómo contar aquella historia parecía dañarla bastante – pero eso no fue lo más grave. Los años que pasé dando clase en la facultad de París fueron los mejores de mi vida, tenía un trabajo que me encantaba, grandes alumnos y muy buenos amigos. Otra de las profesoras de la facultad era mi mejor amiga, hacíamos un montón de cosas juntas, salir a cenar, ir al cine.... – jugaba con su vaso mientras contaba aquello, sin querer que las emociones que le provocaba no salieran a la luz en demasía – sin embargo, una tarde que salimos de la facultad y habíamos quedado para ir a cenar a mi casa, cogimos el coche y tuvimos un accidente – continuó tras un silencio – yo iba conduciendo y de repente, un camión salió de la nada y chocó con nosotras – intentaba que sus lágrimas no salieran – no me di cuenta... tenía que haberme dado cuenta, pero....
C: Maite – susurró extendiendo su mano para darle ánimos.
M: Ella desapareció – dijo con un nudo en la garganta – cuando desperté en el hospital, dos días después, me dijeron que la habían secuestrado y a mí me habían dado por muerta, seguramente porque estaba inconsciente.
C: Maite, cuánto lo siento - le dijo – ¿Qué pasó después? ¿Encontraron a tu amiga?
M: No consiguieron encontrarla. Nunca se supo quién había sido, no pidieron ningún rescate. Estuve cuatro meses en el hospital, pasé por varias operaciones y cuando por fin pude salir e intenté volver a la facultad, no pude, perdí toda la pasión que tenía por la docencia. Por eso dejé de dar clase... - movió la cabeza elevando a su vez los hombros.
C: Siento haberte recordado todo esto – dijo con culpabilidad – Ildefonso es un poco bromista, pero igual ha sido un poco bruto al usar esa palabra.
M: No pasa nada, vosotros no lo sabíais, Ildefonso estaba de broma... - contestó regalándole una sonrisa –además me has pillado en un día bajo – bromeó un poco queriendo dejar el tema.
C: Bueno, al menos ha servido para abrir una puerta para poder conocerte – sonrió ella también.
M: Sí, y no sé si eso es bueno del todo – dijo medio en broma medio en serio...
Continuaron hablando de algunas cosas hasta que vieron que se les hacía tarde y decidieron que ya habían tenido suficiente. Maite llevó a Camino a su casa y se despidieron con dos besos, sensaciones extrañas en dos personas totalmente diferentes.
M: Oye Camino – dijo antes de que su alumna entrara en el portal. Ella se volvió y la miró expectante – que... prefiero el pescado a la carne – termino de decir con una sonrisa para luego meterse en su coche y salir de allí, dejando a su alumna con una sonrisa viendo como el coche doblaba la esquina y salía de su campo de visión.
----- La historia no me pertenece al 100%, es una adaptación de la versión "Amores que matan" sobre Maca y Esther de Hospital Central de Werty_1983 (@RoLuimelia). Todos los derechos reservados a dicha obra -----
ESTÁS LEYENDO
AMORES QUE MATAN (MAITINO)
FanfictionDesde que sigo la trama Maitino (la conocí mucho más tarde que cuando se emitió en Acacias 38) he querido escribir algún fanfic, pues somos muchas las que estamos enganchas a estas pequeñas historias que nos dan la vida cada vez que la autora actual...